Usted está aquí: viernes 8 de septiembre de 2006 Espectáculos Maratón cinematográfico de Toronto

Leonardo García Tsao

Maratón cinematográfico de Toronto

Ampliar la imagen El actor Cillian Murphy, durante el estreno de la cinta The wind that shakes the barley, en la apertura del festival canadiense Foto: Reuters

Toronto. El fin oficial del verano -con la celebración del llamado labor day para los estadunidenses- anuncia también el inicio esa misma semana del abrumador Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, para los cuates). En su ya cuarta década de existencia, el festival ha aumentado la cuota de películas exhibidas en 10 días. Ahora son 352 títulos de 61 países, lo que ya es el delirio. Quiere decir que una persona normal puede pasarse casi un año completo viendo una película diaria del programa, sin repetir.

Ya se había objetado en años anteriores que la cifra era excesiva. No hay manera, ni bajo la apreciación más benigna, de que puedan reunirse más de 200 obras maestras -ni siquiera películas satisfactorias, digamos- de la producción mundial. Pero obviamente los organizadores confunden cantidad con calidad -confusión común en los festivales- y han decidido aumentar la oferta. Eso exacerbará la sensación de que uno está obligado a ver cinco o seis películas al día para cubrir apenas la séptima parte. En ese sentido, Toronto se ha vuelto más estresante que Cannes. (La urgencia disminuye bastante cuando uno recuerda que gran porcentaje de las películas estarán disponibles en video en ocho meses, o menos.)

Según se sabe, el festival está dividido en varias secciones. Cuatro dedicadas al cine canadiense -Canada First, Canadian Retrospective, Open Vault y Short Cuts Canada- y 12 para el cine internacional: las funciones de Gala, Special Presentations, Contemporary World Cinema, Discovery, Dialogues: Talking with Pictures, Masters, Mavericks, Midnight Madness, Real to Reel (documentales), Sprockets. Family Zone (películas infantiles), Vanguard, Visions y Wavelengths (videos experimentales).

Este año se ha añadido otra, la rimbombante Mozart's Visionary Cinema: New Crowned Hope, que podría traducirse como El cine visionario de Mozart: la nueva esperanza coronada. Si bien hay secciones bien definidas por el tipo de películas, hay otras que parecen ocupar el mismo territorio. ¿Alguien podría definir la diferencia entre las selecciones de Vanguard, Visions y ese supuesto cine visionario de Mozart?

En ese panorama ecléctico, los cineastas de nombre facilitan un poco la elección, pues uno se acoge a la teoría del autor para intentar ver las nuevas realizaciones de Werner Herzog, Kim Ki-duk, Patrice Leconte, Manoel de Oliveira, Volker Schlöndorff, Ridley Scott, Tsai Ming-liang y Paul Verhoeven, entre muchos otros. También existe la ventaja de que, no siendo competitivo, el de Toronto presenta cintas ya estrenadas en festivales previos, como Berlín, Cannes y Venecia, que uno conoce o tiene referencias sobre su calidad.

Por cierto, la representación de cineastas mexicanos es exactamente la misma que la de Cannes este año: ni uno más ni uno menos. Babel, de Alejandro González Iñárritu (Gala); Drama/Mex, de Gerardo Naranjo (en Vanguard); El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro (en Special Presentations), y El violín, de Francisco Vargas (en Contemporary World Cinema).

Se antoja un poco pusilánime que no se haya programado alguna otra realización, dado que han pasado cuatro meses desde Cannes y han aparecido otros títulos, por ejemplo Familia tortuga, ópera prima de Rubén Imaz (su tesis en el Centro de Capacitación Cinematográfica), aceptada para competir en la sección Nuevos directores del próximo festival de San Sebastián. Más extraña resulta la ausencia de Children of men, de Alfonso Cuarón, recién presentada en Venecia.

Otras expresiones del cine latinoamericano también han sido avaladas previamente por Cannes: Crónica de una fuga, de Israel Adrían Caetano, la imposible Hamaca paraguaya, de Paz Encina. En cambio, de la producción española sí se ofrecen novedades: Alatriste, de Agustín Diaz Yanes; AzulOscuroCasiNegro, de Daniel Sánchez Arévalo; Dies d'agosto, del catalán Marc Recha; el documental El telón de azúcar, de la chilena Camila Guzmán Urzúa, y The Abandoned, de Nacho Cerdá, película de horror, en inglés.

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