Usted está aquí: martes 5 de septiembre de 2006 Economist Intelligence Unit ¿Quién asesinó a los periódicos?

¿Quién asesinó a los periódicos?

Desaparece la pieza más útil de los medios. Hay razones para preocuparse, no para entrar en pánico

Economist Intelligence Unit /The Economist

''Supongo que un buen periódico es una nación que se habla a sí misma'', opinó Arthur Miller en 1961. Una década más tarde, dos reporteros del Washington Post escribieron una serie de artículos que derrocaron al presidente Nixon, con lo cual se elevó a los cielos el prestigio del periodismo impreso. En su mejor momento, los periódicos han cuestionado a gobiernos y empresas. Por lo general este medio de comunicación propone la agenda que seguirá el resto de los medios. Pero en el primer mundo los periódicos son ahora una especie en peligro de extinción. El negocio de vender palabras a los lectores y vender lectores a los publicistas, lo que ha mantenido su papel en la sociedad, se está viniendo abajo.

De todos los ''viejos'' medios, los periódicos son los que tienen más que perder por la Internet. Durante décadas, la circulación ha venido decayendo en Estados Unidos, América Latina, Australia y Nueva Zelanda (en otras partes las ventas se han elevado). Pero desde hace unos cuantos años la Internet ha acelerado el declive. En su libro titulado El periódico desaparece (The Vanishing Newspaper), Philip Meyer calcula que los periódicos impresos morirán en Estados Unidos durante el primer cuatrimestre de 2043, cuando el último exhausto lector arroje lejos la última arrugada edición de un periódico. Semejante extrapolación podría haber provocado un berrinche en un Beaverbrook o un Hearst, pero ni el más cínico barón de las noticias podría ignorar que cada vez más jovenes lee las noticias en la red. Jóvenes británicos de entre 15 y 24 años afirman que desde que empezaron a usar la red gastan casi 30% menos tiempo en leer los periódicos nacionales.

¿Hora de las podnoticias?

La publicidad empieza a seguir a los lectores más allá de la puerta. Tal precipitación es casi indecorosa, sobre todo porque Internet es un medio seductor que supuestamente reúne a compradores con vendedores y demuestra a los publicistas que su dinero está bien empleado. En particular, los anuncios clasificados se están mudando muy rápido a la red. Rupert Murdoch, el Beaverbrook de nuestra era, alguna vez describió estos anuncios como los ríos de oro de la industria, pero, como él mismo dijo el año pasado: ''Algunas veces los ríos se secan''. En Suiza y los Países Bajos, los periódicos han perdido la mitad de sus anuncios clasificados por culpa de Internet.

Los periódicos no han empezado a cerrar en grandes cantidades, pero es cuestión de tiempo. En las próximas décadas, la mitad de los periódicos de los países industrializados podrían cerrar. Ya empezaron a desaparecer empleos. De acuerdo con la Asociación de Periódicos de Estados Unidos, el número de empleados en la industria cayó 18% entre 1990 y 2004. La caída de las acciones de varias empresas periodísticas ha causado la furia de los inversionistas. En 2005, accionistas de Knight Ridder, grupo dueño de varios de los grandes periódicos estadunidenses, consiguió las firmas para venderlos y terminar de esta forma una historia de 114 años. Este año, Morgan Stanley, banco de inversión, atacó a la empresa New York Times, la más augusta institución periodística de todo EU, porque el precio de sus acciones cayó a casi la mitad en cuatro años.

Después de ignorar la realidad por años, los periódicos al fin están haciendo algo. Para reducir costos, ya están gastando menos en periodismo. Muchos incluso tratan de atraer a los lectores más jóvenes cambiando el giro de sus historias hacia rubros como entretenimiento, estilos de vida y temas que podrían parecer más relevantes para la vida diaria que los asuntos internacionales o la política. De la misma manera intentan crear nuevos negocios dentro y fuera de la red. Y también invierten en periódicos gratuitos, los cuales no agotan sus magros recursos editoriales en denunciar la corrupción policíaca o el fraude corporativo. Hasta ahora no parece que este frenesí de actividad vaya a salvar a muchos. Pero aun si lo logran, resultaría de mal agüero para la función pública del Cuarto Poder.

Matar y salir impune

En el futuro, conforme los periódicos declinen y cambien, ¿podrán los políticos asaltar las oficinas de sus oponentes con impunidad, y los villanos corporativos lanzarán vítores mientras atropellan a sus víctimas? Escuelas de periodismo y grupos de análisis, en especial en EU, están preocupados por el efecto de un Cuarto Poder que se desmorona. ¿Están las organizaciones noticiosas de hoy ''a la altura de la tarea de sostener a la ciudadanía informada de la cual depende la democracia''?, se preguntaba una investigación reciente sobre periódicos que realizó la Corporación Carnegie de Nueva York.

Nadie debería festejar la desaparición de los que alguna vez fueron grandes títulos. Pero el declive de los periódicos no será tan dañino para la sociedad como temen algunos. Desde la década de 1950, la democracia, hay que recordar, ha sobrevivido al enorme declive de circulación propiciado por la televisión. Ha sobrevivido aunque los lectores rehúyan los periódicos y éstos rehúyan lo que en otros tiempos se consideraban noticias serias. Y casi con seguridad sobrevivirá al declive que viene.

En parte esto se debe a que algunas publicaciones que invierten en artículos de investigación que a menudo benefician a la sociedad están en buena posición para sobrevivir, siempre y cuando sus dueños se ajusten a las circunstancias cambiantes. Publicaciones como New York Times y Wall Street Journal deberían aumentar el precio de su periodismo para compensar las ganancias de publicidad que han perdido por la Internet, sobre todo porque es cada vez mayor el número de lectores globales a los que proporcionan servicio. Como sucede con muchas industrias, las que están en el medio -ni intelectuales, ni de entretenimiento popular- son las que tienen más probabilidades de fracasar.

La utilidad de la prensa va mucho más allá de investigar abusos o incluso divulgar noticias generales: reside en llamar a cuenta a los gobiernos para juzgarlos en el tribunal de la opinión pública. La Internet ha ampliado este tribunal. Quienes buscan información nunca han estado mejor equipados. Las personas ya no tienen que confiar en un puñado de periódicos nacionales o, peor, en los de su ciudad. Los nuevos sitios de agregadores de noticias, como Google News (http://news.google.com/), compendian fuentes informativas de todo el mundo. Actualmente, el sitio web del diario inglés Guardian (www. guardian. co. uk/) tiene en EU casi la mitad de lectores de los que tiene en su país.

Además, una nueva fuerza de periodistas ''ciudadanos'' y bloggers está impaciente por llamar a cuenta a los políticos. La red ha abierto el cerrado mundo de redactores y reporteros profesionales a cualquier persona que posea un teclado y una conexión de Internet. Varias empresas han recibido correcciones de aficionados, fuego que hace erupción desde computadoras portátiles Dell o desde técnicos de cable adormilados en el sofá. Un blogger es capaz de parcialidad y difamación pero, tomados como grupo, los bloggers ofrecen al investigador que busca la verdad material ilimitado para meditar. Por supuesto, la Internet satisface a las mentes cerradas, pero también lo hace buena parte de la prensa.

Para la investigación de noticias duras -en oposición a las de opinión-, los resultados del periodismo por Internet han sido limitados. La mayoría de los bloggers operan desde sus sillones, no desde la línea de fuego, y los periodistas ciudadanos tienden a encasillarse en asuntos locales.

Pero aún estamos en los primeros días. Nuevos modelos en línea se originarán a medida que los periódicos retrocedan. Un grupo no lucrativo, NewAssignment. Net (http://newassignment.wordpress.com/), planea combinar el trabajo de aficionados y profesionales para producir periodismo de investigación en Internet. De manera muy conveniente, 10 mil dólares para el proyecto serán financiados por Craig Newmark, de Craiglist (http://sfbay.craigslist.org/). Este es un grupo de sitios web de avisos clasificados gratuitos, que probablemente ha hecho mucho por arruinar los ingresos de los periódicos.

En el futuro, señala Carnegie, a cierto periodismo de alta calidad lo apoyarán también organizaciones no lucrativas. Algunas respetadas organizaciones noticiosas se sostienen ya de esa manera, entre ellas Guardian, Christian Science Monitor y National Public Radio. Un grupo de elite de periódicos serios disponibles en línea, un periodismo independiente apoyado por organizaciones de caridad, miles de bloggers entusiastas y periodistas ciudadanos bien informados: existen todas las señales de que la conversación nacional a que se refería Arthur Miller será más ruidosa que nunca.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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