Usted está aquí: jueves 31 de agosto de 2006 Ciencias Estudia la UNAM nuevas formas de tratar el mal de Parkinson

Incluye llevar células madre hasta el área lesionada del cerebro, explica Drucker

Estudia la UNAM nuevas formas de tratar el mal de Parkinson

Incrementar la calidad de vida de las personas con el padecimiento, el propósito, explica el coordinador de Investigación Científica

Ofreció conferencia magistral en la FES Iztacala

JOSE GALAN

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encabezados por René Drucker Colín, analizan nuevos tratamientos para enfermos del mal de Parkinson, incluyendo llevar células madre, o troncales, desde la zona subventricular hasta el área lesionada del cerebro, introduciendo en dichas células nanopartículas ferromagnéticas, y colocando en la zona lesionada un nanomagneto, con el objeto de que allí se produzca dopamina.

Así lo informó Drucker Colín al participar en el 25 Coloquio de Investigación de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, quien además funge como coordinador de la Investigación Científica de la UNAM. Agregó que la intención de esta línea de investigación es incrementar la calidad de vida de quienes sufren el mal de Parkinson. Se trata de un padecimiento que surge, en general, a partir de la sexta década de la vida (aunque 10 por ciento padece Parkinson juvenil), y el número de casos crece debido al aumento en la expectativa de vida de la población.

En el coloquio, el investigador reveló que, a corto plazo, es decir, en dos o tres años, habrá alrededor de 40 millones de afectados en el mundo con ese trastorno. De ahí, agregó, la importancia de avanzar en las investigaciones sobre su tratamiento.

Rigidez muscular, en la parte incapacitante

El investigador y funcionario de la UNAM dictó la conferencia magistral Estrategias Futuras para Enfrentar la Enfermedad de Parkinson, recordó que este mal es neurodegenerativo y progresivo, relacionado con desórdenes del movimiento. Sus características clínicas son el temblor en reposo, la dificultad para iniciar movimiento y, en su parte incapacitante, la rigidez muscular.

Explicó que hace 18 años, en México fuimos los primeros en el mundo en hacer transplantes en pacientes con la misma idea de colocar células dopaminérgicas en la zona de los ganglios basales, en particular en el área del núcleo caudado. Así se encontró que en algunos pacientes, si ocurría mejoría (tres o cuatro de cada 10) y aunque por un tiempo se registraba una reducción de los síntomas. No obstante, no se resuelve el problema, aclaró.

Por ello, continuó, debíamos averiguar el mejor tipo de célula que sustituyera a las dopaminérgicas degeneradas. Se trabajó entonces con las de la médula suprarrenal, llamadas cromafines, que son de tipo hormonal, las cuales tienen la propiedad de diferenciarse en otras de tipo neuronal. Además se observó que con ayuda de campos magnéticos se puede lograr esa diferenciación, especificó.

De un donador se obtuvo la médula suprarrenal; se cultivaron las células y se aplicaron campos magnéticos. Al cabo de 10 días se habían transformado. Entonces fueron transplantadas en dos sitios diferentes del núcleo caudado de una paciente que tomaba la dosis más alta de medicamento, apuntó.

Gracias al procedimiento se redujo en 70 por ciento la dosis del fármaco y se tuvo una mejoría clara en la enferma. También se le hizo una tomografía por emisión de positrones (PET), con la que se midió la cantidad de receptores dopaminérgicos en el núcleo caudado; se observó que después del transplante aumentaba de forma significativa; es decir, se incrementó el metabolismo celular en la zona de los ganglios, indicó.

Después de ocho meses de la inyección de alrededor de un millón de células cromafines diferenciadas en células dopaminérgicas tipo neuronal, se notó que la paciente estaba más erguida y se movía con más facilidad. Todavía padece Parkinson, pero con este procedimiento (efectuado con anestesia local), mejoró su calidad de vida.

Campos magnéticos transcraneales

Recientemente, René Drucker y su equipo decidieron aplicar los campos magnéticos transcraneales para diferenciar las células cromafines in situ, y se ha visto que mejora la sintomatología. También llevar las células troncales o madre electrofisiológicamente activas que aparecen en la pared del ventrículo lateral, como resultado de la lesión de la sustancia nigra y los transplantes, a donde se necesitan para que ahí se diferencien en dopaminérgicas.

El problema, destacó el científico, es que no hay caminos de migración. Eso es lo que se requiere, subrayó: generarlos. Para lograrlo se pensó introducir en esas células las nanopartículas ferromagnéticas y colocar en la zona lesionada el nanomagneto para tratar de atraerlas, como un imán, hacia donde son requeridas y renovar así la zona lesionada.

Con eso quizás podríamos resolver el mal, expuso el coordinador de la Investigación Científica, aunque pasarán varios años antes de que ese procedimiento se haga en humanos. Hasta ahora "ninguna solución es perfecta, porque el Parkinson es una enfermedad progresiva y degenerativa", finalizó.

 
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