Usted está aquí: viernes 18 de agosto de 2006 Política Al PAN le gustan las tepocatas

Jaime Martínez Veloz

Al PAN le gustan las tepocatas

En política no hay sorpresas. La impericia y la ausencia de una formación política sólida son veneno puro en el ejercicio gubernamental. El presidente Fox no podía terminar su sexenio sin dejar de mostrarnos otra de sus arriesgadas chabacanerías. Chiapas es ahora el campo de su nueva cruzada personal. No pudo "arreglar la paz en Chiapas en 15 minutos", ni en seis años, pero sí apuesta a regresar al partido que llamaba de "las tepocatas y las víboras prietas". Dicen los que saben, que del odio al amor existe sólo un pasito.

Desde Los Pinos se urdió la estrategia para involucrarse en la problemática electoral chiapaneca. Sobre la vieja trampa de convertir a la víctima en culpable, Fox y la dirigencia del PAN, utilizando los recursos de la Federación, lanzan una ofensiva para acusar al gobierno estatal de realizar una "elección de estado" a favor del candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Juan Sabines.

Desde el centro táctico del panismo gobernante, se ordena cambiar en Chiapas a todos los delegados federales que no sean panistas; se encomienda a la distinguida secretaria bilingüe y yunquera, Ana Teresa Aranda, de Sedeso, para que se apronte en Chiapas y presuma del "gran apoyo federal" a la reconstrucción y confronte al gobierno estatal. Habilitan a la ofrecida maestra Elba Esther Gordillo como operadora electoral y concretan el acuerdo del PAN para sumarse al PRI. Todo bajo la lógica de la ley de Herodes. Los principios pueden esperar para cuando haya condiciones posibles.

En funciones de "vocero suplente chafa" de Fox, el dirigente nacional del PAN, ya famoso por su estilo de hablar con faltas de ortografía, difunde a través de funcionarios federales y columnistas que Salazar Mendiguchía traicionó al Presidente porque "no respondió a la candidatura de Felipe Calderón en los términos que la Presidencia esperaba". Es decir, ésta y Acción Nacional acusan al gobernador de que está llevando a cabo una "elección de estado" porque no usó al "estado" para apoyar al candidato panista a la Presidencia. Esta torcida interpretación de la lealtad política, se usa como justificación para que por primera vez en la historia de México el PAN apoye en forma pública la candidatura del PRI a un gobierno estatal. No puede haber tanto cinismo... pero lo hay. ¿Se imaginan los panistas si los viera El Maquío?

El apoyo del PAN al PRI constituye una violación severa a los propios estatutos del PAN, que en el artículo 14° señalan textualmente: "El Comité Ejecutivo Nacional y los comités directivos estatales podrán declarar la expulsión del miembro activo de su jurisdicción cuando se compruebe que participa, ingresa o acepta ser candidato de otro partido político". Es decir, de acuerdo con sus propias normas el presidente del PAN y el ex candidato a gobernador legalmente deberían estar a punto de ser expulsados de su otrora luchador partido por el apoyo que han brindado al PRI. Es obvio que el respeto a la legalidad, de lo que tanto presumen, les importa menos que un comino a los señores del PAN, sobre todo porque suponen que si pudieron robarse la elección presidencial, también lo podrán hacer con la elección estatal.

La ignorancia panista les impide entender a cabalidad que existen factores cuyo trastocamiento afecta no sólo al Estado, sino al conjunto de gobernabilidad de la nación. Ante el próximo fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (que ya presumen los panistas), eventualmente a favor del candidato de la derecha, en lugar de actuar con serenidad y mostrar una actitud de Estado, los panistas se lanzan cual pandilleros y se convierten en parte del conflicto chiapaneco, del que hace 15 días no formaban parte. Hoy aparecen como los aliados de Patrocinio, de los caciques, de las guardias blancas, de los grupos paramilitares, esto es, de lo peor de la historia de Chiapas. En sus primeras acciones de legitimación enseñan el cobre y demuestran que la imprudencia no sólo es característica presidencial, sino defecto congénito de todos los dirigentes nacionales y locales de ese partido. Inclusive el discurso prudente del candidato Juan Sabines de respaldo a la lucha nacional de AMLO por la transparencia del proceso electoral, pero con una visión apegada a la realidad chiapaneca, fue desestimado por los jerarcas panistas, quienes a través del voz-cero César Nada, con un claro desconocimiento de Chiapas y sin sustento, afirman que Sabines también "es un peligro para México". Más respeto para el pasaje.

En el contexto de la realidad chiapaneca, al margen de los resultados electorales, en cualquier caso el PAN ya perdió. Si gana Sabines será una derrota para ellos, y si llegara a ganar el candidato del PRI serán parte de quienes se han opuesto a la paz y al progreso y serán combatidos por las organizaciones sociales indígenas y campesinas más experimentadas que existen en el país porque ahora son parte del problema y no de la solución.

En su afán de cobrarle una "factura" al gobernador, compraron un pleito con medio mundo del cual quién sabe cómo salgan. Fox nunca entendió la realidad de su investidura ni de las fronteras entre la actividad republicana de cooperación institucional. Lo que Chiapas brindó a la estabilidad de su gobierno y a la gobernabilidad de la nación no lo entendió y, por ende, menos supo valorar.

Considero pertinente avisar a los señores del PAN que sin comprar boleto, se acaban de sacar un tigre en Chiapas y, por lo tanto, que Dios los agarre confesados. Después del concierto de desatinos es importante que entiendan que la única posibilidad de que no se descomponga Chiapas, se llama Juan Sabines. Cualquier otro escenario tiene riesgos inimaginables para el estado y en su cabal proporción para la nación entera.

 
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