Usted está aquí: viernes 18 de agosto de 2006 Política De educación sexual, represión y censura

Gabriela Rodríguez

De educación sexual, represión y censura

No es ninguna novedad que el fundamentalismo cristiano cautivó a la nueva derecha republicana desde tiempos de Reagan y a su parodia local, el Partido Acción Nacional. La idea mesiánico-religiosa de la nueva derecha estadunidense, con la que pretende justificar la invasión a Medio Oriente, tiene su resonancia, a lo pobre, entre los actores de la derecha mexicana, quienes recurren hoy (humildemente, en comparación con el ejército de USA) al uso ilegítimo de la fuerza pública frente a quienes se expresan pacíficamente en resistencia al agravio del derecho a elegir a sus gobernantes.

La fuerza bruta sobre los cuerpos no es la única forma de agresión de los neoconservadores. Al mismo tiempo que Fox se prepara para estrenar sus flamantes equipos antimotines el día de su último informe presidencial, los gobernadores que invirtieron su presupuesto y pagaron los votos para Calderón (Sonora, Guanajuato, Yucatán, Querétaro, Puebla) ya están cobrándole la factura antes de imponerlo como presidente. ¿Cómo?: empujando su agenda cultural: decomisan y prohíben la distribución de los nuevos libros de texto de Ciencias de primer grado de secundaria.

Instigados por la ya conocida Unión Nacional de Padres de Familia -que representa a una minoría de escuelas católicas privadas del país y que se fundó en 1917 en contra del artículo 3º constitucional (que regula la educación laica y gratuita), unidos con Provida, Red Familia, Ancifem, entre otras organizaciones de ultraderecha financiadas por las administraciones panistas-, han logrado colocar sus argumentaciones en la boca de los gobernadores, quienes consideran que los libros "promueven la experiencia y actividad sexual a una edad más temprana, exhortando al autoerotismo... (...) y la legitimación de anomalías sociales". Les preocupa que se hable directa y científicamente del erotismo y del placer, del autoerotismo y la masturbación, así como de la diversidad de las orientaciones sexuales. También se escandalizan de que se afirme que "los condones se venden en cualquier farmacia o supermercado e incluso en muchas misceláneas".

Las impugnaciones a los libros son tan anticuadas y ridículas que rayan en la comicidad; sin embargo, habría que aguantarse las ganas de reír porque la censura y la promoción de la ignorancia en esas entidades va en serio. Se trata de violentar el derecho a la información y a la no discriminación hacia los menores de edad, de que las niñas y adolescentes de esas comunidades no conozcan su cuerpo ni cómo pueden expresar su sexualidad, que desconozcan cómo hacer respetar el propio cuerpo y la orientación sexual de los otros; no quieren enterarles de las formas en que pueden ser abusadas o violadas, ni que sepan los avances científicos que les pueden permitir evitar un embarazo no deseado o contagiarse del VIH/sida.

Como artífices de la censura, los gobernadores revelan gran desconocimiento de los éxitos de la Política de Población de México y los beneficios redituados del programa de educación sexual en las familias mexicanas. En 30 años de educación sexual se ha favorecido la conversación en casa y se ha mejorado la comunicación familiar, sobre todo entre hermanos y madres de familia; el número de hijos por mujer ha bajado de 6 a 2.1; la mortalidad materna, así como la tasa de embarazos adolescente y de aborto se han reducido a la mitad entre las mujeres mexicanas. En la ultima década cerca de 80 por ciento de los jóvenes han utilizado el condón alguna vez y la curva de la epidemia del VIH/sida ha pasado de acelerada a amortiguada, al menos en las principales ciudades del país.

La actual reforma educativa retoma los cambios curriculares de 1998, anteriores a la actual administración panista, que ha intentado echar atrás durante todo el sexenio. Se trata de un programa que supera la visión bioligicista y demografista de los anteriores planes, incorporando la perspectiva de género y la sexualidad como parte de la formación ciudadana en la asignatura de formación cívica y ética. Se basa, asimismo, en una visión integral que busca profundizar la afectividad en las relaciones personales y promover los valores constitucionales tales como el respeto, la responsabilidad, la diversidad, la solidaridad, la igualdad, la justicia, la equidad y la libertad. Promueve, asimismo, el pensamiento crítico y autónomo, y el conocimiento de los derechos humanos y de los tratados internacionales que protegen los derechos de la niñez, de las mujeres, de adolescentes y de las minorías sexuales. Después de los escándalos de pederastia que aún traen en jaque a la periodista Lydia Cacho, después de que el Vaticano tuvo que reconocer las múltiples violaciones del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, en cuyas instituciones se formó la actual familia de Fox y de los yunqueros de su partido, no podemos permitir que las niñas y niños de México sean sometidos a la censura y a la ignorancia.

Tal como explica el politólogo Pierre Manent "los ciudadanos de una democracia en la apertura del nuevo milenio reconocemos la autoridad de la ciencia en el campo de lo teórico, y la de la libertad en el campo de la practica (...) Y aunque algunos reconocen también la autoridad de la ley religiosa, y esto acarrea conflictos de autoridad, la que inspira las leyes y que, más allá de las leyes, le da un tono a nuestra sociedad es sin duda la doble autoridad de la ciencia y de la libertad".

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