Usted está aquí: jueves 3 de agosto de 2006 Ciencias La codicia petrolera amenaza de muerte a la ballena gris en Rusia

La construcción de una nueva plataforma en Sakhalin, enorme riesgo para el cetáceo

La codicia petrolera amenaza de muerte a la ballena gris en Rusia

Una embarcación vigilará que las obras se realicen conforme a lo estipulado por los ambientalistas

RICHARD COOKSON THE INDEPENDENT

Sakhalin, Rusia. El viejo faro soviético a orillas de la laguna Pitlun es el mejor sitio para admirar una de las ballenas más raras del mundo. Desde el herrumbroso balcón de metal de la punta se tiene una buena vista de la única área de alimentación que se conoce de las ballenas grises del noroeste del Pacífico, gravemente amenazadas, y en esta época del año es fácil divisarlas mientras se alimentan en aguas que bullen de vida marina.

Tantas se congregan aquí en los meses de verano, que es fácil olvidar que esta especie se encuentra al borde de la extinción. Quedan únicamente unas cien ballenas grises vivas, y bastaría la muerte de una sola hembra al año durante los siguientes tres para que la población entrara en un declive catastrófico.

Desde la punta del faro no sólo se ven ballenas; más allá, en el mar, una gran plataforma perforadora extrae petróleo, hay otra en construcción y algunos de los barcos más grandes del mundo tienden cientos de kilómetros de nuevos ductos. El área de alimentación de las ballenas se sitúa exactamente sobre una enorme reserva de gas y petróleo que algunas de las compañías más grandes del mundo están decididas a explotar.

Este pequeño estrecho frente a la isla de Sakhalin, en el lejano oriente de Rusia, se ha convertido en campo de batalla entre ambientalistas resueltos a salvar a esas ballenas de la extinción y petroleros igualmente decididos a presionar para desarrollar lo que uno de ellos llama "la madre de todos los proyectos".

Lo que sucede aquí sentará precedentes para otros proyectos petroleros en áreas silvestres, hará surgir conflictos y planteará interrogantes sobre la manera de conciliar nuestra sed de energéticos con el irreversible impacto que ello tiene en el ambiente. En Sakhalin esa disyuntiva es particularmente cruda: ¿extracción o extinción?

Las grises del oeste son las más profusamente marcadas de todas las especies de ballenas: percebes, parásitos, manchas e inclusive cicatrices de ataques de orcas -su único depredador conocido- forman diversos patrones en su áspera piel.

El viaje hasta aquí es largo y difícil: un vuelo de 13 horas desde Londres, 15 horas en tren y luego seis de zarandeo en la caja de una pick-up, único vehículo suficientemente robusto para lidiar con los abruptos caminos de la isla y los hondos cruces de los ríos. Geográficamente estamos más cerca de Washington que de Moscú, y Japón se encuentra a sólo 40 kilómetros del extremo sur de la isla.

Hace 200 años no era necesario recorrer el arduo camino de 900 kilómetros hasta el norte de la isla para ver a las ballenas. Cuando, en 1805, el explorador ruso Adam Johann von Krusenstern llegó a la bahía Aniva, en el sur de Sakhalin, dudó en enviar sus botes a la costa "por miedo a que pudieran ser volcados por hordas de ballenas que agitaban las aguas". A mediados del siglo XIX el Mar de Okhotsk era la región preferida de los barcos balleneros de Japón, Corea y Estados Unidos. La cacería intensiva tuvo un efecto inevitable: la población se redujo dramática y constantemente hacia finales de ese siglo, y para cuando comenzó la Primera Guerra Mundial se pensaba que la ballena se había extinguido.

Descubrimiento de crudo

En tiempos de la Unión Soviética se descubrió petróleo en estas costas, y ha sido explotado desde la década de los 20 del siglo pasado. Pero las enormes reservas submarinas fueron halladas en la década de los 80, casi al mismo tiempo que biólogos marinos rusos "redescubrieron" las ballenas cerca del faro de Pitlun.

Es difícil comprender la magnitud del proyecto. Sakhalin es una provincia petrolera "de primer nivel", de acuerdo con el consorcio más grande de los que trabajan aquí, Sakhalin Energy (SE), en el cual el gigante petrolero británico Shell tiene una participación de 55 por ciento, junto con los grupos japoneses Mitsubishi y Mitsui.

Se invierten 20 mil millones de dólares en nuevas instalaciones. Su programa de construcción, concluido en cerca de tres cuartas partes, comprende una nueva plataforma de perforación y más plantas de procesamiento, entre ellas la mayor planta de gas natural licuado del mundo y el tendido de mil 800 kilómetros de ductos terrestres y submarinos para llevar gas y crudo a una nueva terminal de exportación en el sur. Cuando alcance su máxima producción, llenará un tanquero de gas natural licuado cada dos días y un petrolero cada cuatro, lo que representará un ingreso de más de dos mil millones de dólares al año para el gobierno ruso.

Los ambientalistas están muy preocupados por la amenaza que esta actividad implica para las ballenas, y 60 organizaciones no gubernamentales locales e internacionales, encabezadas por el Fondo Internacional para la Conservación Animal (IFAW, por sus siglas en inglés), han unido fuerzas para protegerlas. Su principal temor es que el ruido de las perforaciones, el tendido de los ductos y la construcción asustarán a las ballenas grises del oeste y las alejarán de sus áreas de alimentación. Puesto que estas ballenas se alimentan sólo durante cuatro o cinco meses y el resto del año sobreviven gracias a sus reservas de grasa, cualquier cosa que les impida alimentarse supone una amenaza inmediata a su supervivencia.

El peligro de que los barcos embistan a las ballenas, el efecto de los derrames petroleros, la alteración de los mil 100 ríos y arroyos que cruzan los ductos y el impacto de los desarrollos para los pobladores -algunos de los cuales crían renos- se han incrementado.

En los próximos días un barco de observación de IFAW con equipo acústico avanzado llegará a la laguna Pitlun para monitorear el ruido que ocasionan las operaciones petroleras. El barco Nadezhda permanecerá dos meses en estas aguas.

Sakhalin Energy ha respondido ya a algunas preocupaciones. Originalmente planeaba construir ductos para llevar petróleo y gas a tierra directamente a través del área de alimentación de las ballenas, pero en marzo de 2005 anunció que los reorientaría 20 kilómetros al sur. También ha establecido límites de ruido para sus actividades de construcción; esto es lo que Nadezhda evaluará mientras se construye la segunda plataforma de perforación y los barcos tienden ductos subacuáticos.

Advertencias

Las advertencias que hizo en febrero de 2005 un panel científico de evaluación conformado bajo los auspicios de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) no podían ser más claras: la ballena gris del oeste "está en el límite de supervivencia", y "las actividades petroleras en gran escala presentes y futuras suponen amenazas potencialmente catastróficas para la población".

Robbie Marsland, del IFAW, señala: "Hemos hecho cabildeo en el EBRD para asegurarnos de que si deciden que el proyecto se ajusta a sus propósitos, estén absolutamente convencidos de que la ballena gris del oeste sobrevivirá. Mientras tanto, si nuestro monitoreo acústico halla que SE ha estado rompiendo consistentemente sus límites de ruido, les pediremos que suspendan todo lo que estén haciendo".

En cinco horas a bordo de la balsa hemos visto 12 ballenas muy de cerca y un número similar resoplando y mostrando las aletas de la cola a lo lejos. Todos los monitoreos, mediciones, investigaciones científicas y declaraciones públicas de la SE no pueden ocultar una simple verdad: que al extraer petróleo y gas de la isla de Sakhalin, ha decidido correr el riesgo de que estas ballenas sean empujadas a la extinción.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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