Usted está aquí: miércoles 2 de agosto de 2006 Cultura Nube de gratitud para López Tarso por cautivarnos con sus personajes

Rindieron homenaje nacional al actor en el Palacio de Bellas Artes

Nube de gratitud para López Tarso por cautivarnos con sus personajes

CARLOS PAUL

Ampliar la imagen El actor Ignacio López Tarso la noche del lunes en Bellas Artes, recinto cultural donde, recordó, hizo sus pininos en la actuación Foto: Cristina Rodríguez

Una agradable sorpresa y un sueño cumplido fueron dos de los hechos que más emocionaron al reconocido actor Ignacio López Tarso, a quien se rindió un homenaje nacional por su fructífera trayectoria, la noche de este lunes en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.

La primera ocurrió cuando -acompañado por Sari Bermúdez, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-, Saúl Juárez, en nombre del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), distinguió al artista con la Medalla de Oro Conmemorativa, reconocimiento que se otorga a los creadores que con su trabajo han ayudado a construir ''nuestra patria cultural y han entregado a las nuevas generaciones valores fundamentales: talento, amor por el oficio y una obra sin la cual este tiempo no podría entenderse".

El funcionario, tras señalar la vocación del artista y a los diversos personajes que ha interpretado a lo largo de seis décadas de constancia creativa, destacó que al maestro López Tarso ''lo envuelve una nube de gratitud que el pueblo de México lo tiene por ser quien es, por estar donde estuvo, por atraparnos en la ficción de los personajes que interpreta y así llevarnos con él a las claves de la existencia, a la duda razonada, al abismo de la locura, a la denuncia y a la confesión".

Indeclinable vocación

Luego de agradecer, el actor recordó que fue precisamente ahí, en el Palacio de Bellas Artes, ''donde hice mis pininos". Esta medalla, dijo, ''será uno de mis más grandes recuerdos. Un hecho inigualable en mi vida personal y profesional.

''Seguiré trabajando como actor mientras piense, hable, pueda moverme y todo lo que hay por dentro funcione bien. Mi vocación de actor no la dejaré nunca."

Uno de los anhelos de López Tarso, de alguna manera, se hizo realidad esa noche. En el contexto del homenaje, mediante una lectura dramatizada, acompañado por el actor Miguel Flores, López Tarso interpretó a Apemanto, personaje de la obra Timón de Atenas, de William Shakespeare. Aunque fueron tan sólo unos fragmentos, el público asistente le brindó un cálido y largo aplauso.

En el acto la voz de la actriz Blanca Guerra encarnó las remembranzas y los aprendizajes que a lo largo de su carrera vivió y experimentó quien es hoy una de las figuras centrales de la escena mexicana.

El programa del homenaje incluyó la lectura de Nocturno Rosa y Décima muerte, por el propio López Tarso. Poemas escritos por el poeta y maestro del actor, Xavier Villaurrutia.

Asimismo, se proyectaron algunos fragmentos y fotografías del trabajo actoral que en cine, televisión y teatro ha realizado, que de acuerdo con su palabras han sido 150 obras de teatro y medio centenar de películas.

Para concluir el reconocimiento, el hijo del actor, Juan Ignacio Aranda, acompañado por el guitarrista José Manuel Alcántara, cantó a su padre el Corrido de Ignacio López Tarso, que le compuso El Charro Avitia.

 
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