Usted está aquí: sábado 22 de julio de 2006 Cultura Una impronta cultural

Una impronta cultural

En coincidencia con la presencia en México de Paquito D'Rivera, fundador con Chucho Valdés de una de las improntas culturales cubanas hace 33 años, que es la banda multidisciplinaria Irakere, en los estantes de novedades discográficas de México se aposentó una serie de grabaciones que reúne en retrospectiva la producción de ese conjunto y las nuevas grabaciones de sus integrantes, ahora como solistas.

El volumen Irakere. Bacalao con pan (Cuban Essentials) reúne 13 temas clásicos, además del que le da título al disco. Destacan el corte siete, Bailando así, por sus alucinantes sabrosuras y la furia rítmica y cadencia sexual del track 12, Rucu rucu a Santa Clara.

Junto a este volumen se hallan otras joyas, entre ellas el nuevo disco de Chucho Valdés, ese genio del teclado que ha dotado al planeta entero de nuevas ideas, nuevos ímpetus, una revolución completa en los territorios armónicos, rítmicos, melódicos y de colorida imaginería no solamente en la cultura jazz, sino en todo lo que se denomina música contemporánea.

También yace en los anaqueles de novedades el nuevo disco en México de Bebo Valdés, padre de Chucho, quien cobró celebridad con el álbum Lágrimas negras, cantado por el gitano Diego El Cigala, pero antes que los productores de este disco genial, el maestro Paquito D'Rivera ya había realizado el trabajo de zapa para traer nuevamente a la palestra al maestrísimo Bebo, un genio de la música clásica cubana.

El grupo Irakere visitó México en varias e inolvidables ocasiones, traído por los empeños del maestro Raúl de la Rosa, y encendió volcanes en distintos festivales de jazz multitudinarios.

Una manera óptima de describir el impacto de Irakere en la sociedad mexicana se puede mostrar con un instante de uno de esos conciertos, cuando en medio de la algarabía de la masa enfebrecida, el sonoro rugir de los metales, el tremar de los tambores y las cadencias en alientos, de repente se hizo un silencio increíble entre el estrépito en la Arena México y del fondo del graderío repleto surgió un grito emocionado: ''¡Nunca se muuuueeeeraaaann!'' y lo que siguió fue una nueva apoteosis en música carnal, soleada, inteligente. Prodigiosa.

También se consigue en compacto (los originales se grabaron en acetato, hace tanto tiempo), entre ellos The best of Irakere (Columbia), donde rinden homenaje a Mozart.

Pablo Espinosa

 
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