Usted está aquí: jueves 13 de julio de 2006 Capital Enfrentan floricultores de Xochimilco competencia desigual del extranjero

Por falta de recursos y tecnología se ven obligados a importar insumos, señalan

Enfrentan floricultores de Xochimilco competencia desigual del extranjero

Lamentan la apropiación de la nochebuena por productores europeos y de EU

ERIKA DUARTE

Ampliar la imagen Exhibición y venta de plantas de ornato en la Feria de las Flores de San Angel, que se realiza en el parque de La Bombilla, ubicado en avenida de la Paz e Insurgentes Sur, colonia Chimalistac Foto: María Luisa Severiano

El ingreso de flores y plantas extranjeras, principalmente provenientes de Holanda y Estados Unidos, no sólo afecta económicamente a los floricultores nacionales, y en particular a los del Distrito Federal, ante la desigualdad de recursos y tecnología, sino también repercute en el ámbito cultural. Especies de flores que son originarias de nuestro país, como la nochebuena, ahora se reproducen mediante semillas que productores nacionales compran a extranjeros. Además, desde hace por lo menos 20 años esa especie está patentada por Francia, Estados Unidos y Alemania.

"La capacidad de producción de los empresarios extranjeros es superior a la de la mayoría de los floricultores mexicanos, y en cuanto al precio, simplemente no tenemos manera de competir con ellos", señaló Josefina López Cortés, integrante de la Red de Productores Florícolas de la Ciudad de México.

Por su parte, Jaime García, presidente de dicha red, señaló que pese a las desventajas, la producción extranjera "es un mal necesario, porque los esquejes (tallos) y bulbos que nos venden son de gran calidad, ya que cuentan con los recursos, tecnología y personal capacitado, que nosotros no tenemos", reconoce.

"Es triste que aunque en México gozamos de un clima propicio para el desarrollo de muchos cultivos, por más que nos esforzamos no contamos con los recursos ni la tecnología de los productores extranjeros; en eso nos superan y definitivamente estamos en desventaja", se lamentó Josefina López.

Explicó que en el vivero Sagitario, que ella y su familia tienen en Xochimilco -donde también emplean a otros trabajadores-, "llevamos varios años produciendo flores amariles y hemos creado diversas cruzas con el fin de tener más variedades y colores que sean atractivas para la gente. Para lograrlo se requiere de mucho tiempo e inversión. Sin embargo, los empresarios extranjeros, con toda la tecnología que tienen, pueden producir las variedades que quieren, en cantidades superiores y en periodos muy cortos".

-¿Los productores nacionales no pueden producir sus propios esquejes?

-Sí, de hecho la mayoría los creamos en el vivero por medio de la semilla, pero necesitamos comprar las nuevas variedades, que son muy caras. Por ejemplo, un bulbo de amariles cuesta unos cien pesos, pero si nosotros lo produjéramos requeriríamos una inversión de entre cinco y diez mil pesos.

-¿Qué se necesita para competir en este aspecto?

-Por ejemplo, cuartos fríos en los que pudiéramos producir bulbos de todos los tipos de plantas todo el año y no sólo en temporadas. De alcatraz amarillo y amariles, por citar dos casos, como ya se terminó su floración, no voy a tener sino hasta el próximo año.

Subrayó que una de las prioridades es tener sus propios cuartos fríos; sin embargo, uno de los impedimentos ha sido la falta de recursos, pues como pequeños empresarios, el monto de cada inversión para la siembra los deja sin dinero para la adquisición de tecnología.

Además, "otra de las desventajas ante los productores extranjeros son los precios. Ellos no sólo tienen la capacidad de producir bulbos y esquejes a gran escala, sino de venderlos a precios mucho más bajos que los que nosotros podemos ofrecer. Es ahí donde nos afecta mucho esa competencia, porque han abarcado parte del mercado que nosotros teníamos antes como productores locales".

Desplazamiento cultural

Tanto Josefina López como Jaime García señalan que al país ingresan todo tipo de plantas: alcatraces blancos, amarillos, rojos y rosas, así como amariles, lilis, dalias, tulipanes e incluso la nochebuena, que es una flor originaria de México, cuyo esqueje actualmente se trae de Francia y desde hace por lo menos 20 años está patentada por ese país, así como por Estados Unidos y Alemania.

La nochebuena, que se ha convertido en uno de los principales símbolos navideños a escala internacional, fue cultivada por los aztecas, quienes la utilizaban no sólo como planta de ornato, sino también con fines medicinales y religiosos, pues representaba la nueva vida, alcanzada por los guerreros muertos en batalla.

Cuetlaxóchitl, que en náhuatl significa flor de pétalos resistentes como el cuero, recibió más tarde el nombre de Nochebuena, debido a que normalmente florece en diciembre.

Se dice que cuando los españoles llegaron a esta tierra se maravillaron al ver los jardines botánicos, entre ellos los de Chapultepec y Oaxtepec. Sin embargo, las flores de Nochebuena que compramos hoy en México provienen de los esquejes que los productores importan de Francia para poderlas cultivar en sus campos y viveros. Así, el desplazamiento "no sólo es económico, también cultural", señalan los floricultores, quienes exhiben sus productos en ferias y exposiciones realizadas en diversos puntos de la ciudad y de manera permanente en los mercados de Cuemanco y Xochimilco.

 
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