Usted está aquí: domingo 9 de julio de 2006 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Misiles norcoreanos: grave derrota diplomática de Baby Bush

Ampliar la imagen El premier japonés Junichiro Koizumi, junto con George W. Bush, presidente de Estados Unidos, de visita en Graceland, hogar de Elvis Presley, el pasado 30 de junio Foto: Reuters

Ampliar la imagen Manifestantes en Seúl queman banderas de Corea del Norte en protesta por el lanzamiento de misiles Foto: Ap

Mientras la unanimidad de los multimedia de Estados Unidos recurre a la histeria colectiva y al exorcismo desorbitado para encubrir el grave fracaso diplomático del unilateralismo bushiano, el centro de pensamiento texano-israelí Stratfor (07/07/06) aborda con mayor serenidad los lanzamientos misilísticos norcoreanos, bajo la óptica de la seguridad en el noreste asiático y su nueva correlación de fuerzas: "el equilibrio de relaciones en el noreste asiático es fluido (sic) y todos los actores construyen sus capacidades militares".

En medio de la retórica norcoreana sobre su "fuerza disuasiva" y el rearme gradual de China, Corea del Sur y Japón imitan a sus vecinos, mientras Estados Unidos redistribuye sus fuerzas en la región. "Lo que las pruebas misilísticas ponen en relieve es la evolución de fuerzas en el noreste asiático, donde el nacionalismo (sic) a expensas de los vecinos se ha convertido en el instrumento político prevaleciente (sic)".

Diagnostica que "con o sin las pruebas de Norcorea", Japón había optado por una dirección militar "más temeraria", cuyo objetivo principal "rebasa las fronteras de Corea del Norte para centrarse en China", mientras Corea del Sur opera la reunificación pacífica con su país hermano y "reconfigura su alianza con Estados Unidos". La dinámica de las pruebas norcoreanas ha marcado nítidamente las líneas de demarcación y las tendencias de las nuevas alianzas.

Impera la desinformación anglosajona cuando no se ponen de acuerdo sobre el número de misiles lanzados (los rusos aseguran que fueron 10, y Estados Unidos alega siete), ni su fecha (no es lo mismo la simbólica afrenta del 4 de julio, festividad de la independencia de Estados Unidos, que el día 5 que maneja Stratfor, con aquello de la diferencia del huso horario transoceánico), ni los minutos (de medio a uno) que marcaron el "fracaso" del misil de largo alcance Taepodong-2, que alcanzaría Alaska y Hawai (por la redondez de la Tierra), lugares a los que los histéricos neoconservadores straussianos, los sepultureros del imperio estadunidense, agregan en forma inverosímil California, con el fin de empujar el proyecto bushiano de la Mini Guerra de las Galaxias, por cierto, un gran negocio para el complejo tecno-militar-industrial de Estados Unidos. En este sentido se pronuncia también el geoestratega Gwynne Dyer en el periódico australiano The Age (21/06/06).

Pese a las "fuertes advertencias previas a los disparos, Estados Unidos ha tomado pocos pasos después" y, "al contrario, le pasó la batuta a Japón para que emprenda la iniciativa en la arena internacional". Japón considera que es el "principal foco militar de las pruebas norcoreanas", por lo que ha reaccionado con una serie de sanciones y ha apadrinado una resolución punitiva en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el apoyo francés y anglosajón, al que difícilmente se unirán Rusia y China, a menos que sea edulcorada.

A juicio de Stratfor, la reacción de Rusia ha sido más estricta que la de China: su Ministerio del Exterior convocó al embajador norcoreano para protestar por no haber sido prevenido, y además por la caída en la costa rusa de las partes eyectadas. En contraste, "China parece (sic) menos preocupada por las pruebas, aunque las haya criticado". Más allá de los análisis superficiales que resaltan la "incapacidad de China para controlar a Norcorea", en los hechos Pekín "pareciera (sic) que tuvo notificación previa de los lanzamientos que también pudo (sic) haber incitado (...) China sigue siendo la clave. Las acciones punitivas contra Pyongyang son inefectivas sin su aquiescencia, y el camino para negociar con Norcorea pasa por Pekín". Según Stratfor, la "crisis norcoreana representa una renovada oportunidad (sic) para que China refuerce su papel central en la seguridad y la paz del noreste asiático. Pekín ha apuntalado tácitamente (sic) los reclamos de que la verdadera amenaza a la seguridad regional es el unilateralismo de Estados Unidos y su falta de voluntad para entablar el diálogo". ¿A poco no es verdad?

No pasó inadvertido que cuatro días antes (en el huso horario del Atlántico) de los lanzamientos, el saliente primer ministro nipón, el superhalconazo Junichiro Koizumi, en su despedida en el feudo de Baby Bush, su aliado en la invasión ilegal a Irak, se puso a dizque interpretar las canciones de su "ídolo infantil" (sic), el rey del rock Elvis Presley (BBC, 30/06/06), quizá, para festejar la profundización de su alianza militar con Estados Unidos con el fin de contener a China. Durante su mandato, Koizumi, un revanchista que resultó superfrívolo, se la pasó provocando a China y Corea del Sur (así como a todo el sureste asiático), con sus visitas lacerantes al santuario bélico de Yasukuni. Asia entera aún no olvida las atrocidades sin expiar de Japón durante sus guerras, y que "pareciera" (para emular la metalingüística hermeneútica de Stratfor) alentar el unilateralismo bushiano.

Stratfor afirma que "será en Japón donde ocurrirán los eventos mas significativos", en particular, después de septiembre, cuando Koizumi ceda el poder: el "giro de la 'fuerza defensiva' de Japón a una verdadera voluntad militar marcará una reconfiguración de las relaciones de seguridad en el noreste asiático. China, Norcorea y Corea del Sur pueden acercarse aún más estrechamente debido a que albergan preocupaciones sobre las intenciones (sic) de Japón. Estados Unidos conformará una alianza aún más estrecha con Japón. Una línea divisoria a través del mar del Este/mar de Japón ha empezado a tomar forma. Para Norcorea, y aun para China, exacerbar las fracturas entre Estados Unidos y Corea del Sur constituye un objetivo estratégico importante". Pues ya lo consiguieron.

Stratfor evoca que la dotación de misiles de largo alcance de Norcorea es mínima y busca ante todo "pertenecer a la comunidad de naciones lanzadoras de satélites" o, quizá, devele las "sospechas (sic) sobre sus planes de crear un misil balístico intercontinental" para disuadir a Estados Unidos de un ataque.

No hay que soslayar la gratuidad del unilateralismo bushiano de haber incrustado a Norcorea en el alucinante "eje del mal", cuando el verdadero centro del "mal global" es el unilateralismo bushiano.

El ascenso de Norcorea como potencia nuclear (ya posee seis bombas atómicas) y misilística se debe a uno de los peores errores estratégicos del unilateralismo bushiano, cuando Clinton y Carter se encontraban en la fase final de negociaciones creativas. Toda la alharaca de la propaganda bushiana tiende a ocultar su obsceno fracaso diplomático y a escamotear la magistral jugada de ajedrez de Norcorea, que devela la coyuntural vulnerabilidad geoestratégica de Estados Unidos.

A Stratfor no se le escapa que un exitoso lanzamiento satelital de Norcorea le brindaría un "aliento sicológico en su imagen internacional, que demostraría su capacidad tecnológica pese a su aislamiento", lo que le canalizaría importantes ingresos. Las "capacidades reales de Norcorea se centran en el lanzamiento de sus móviles misiles de mediano y corto alcances (la serie Nodong), un activo estratégico de primer nivel de exportación, de los que dispondría entre 200 y 300 que tienen un radio que abarca todo Japón, incluidas las bases estadunidenses de Okinawa. A Stratfor se le pasó agregar a Taiwán en el tiro al blanco.

 
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