Usted está aquí: sábado 8 de julio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Marlene Santos A.

Oliver Kahn, el apodado mono blanco, vivirá hoy un partido con honores más que merecidos en la portería de Alemania. Es un premio no exento de cierto rasgo de oprobio, debido a que a la cita por el tercer lugar los equipos llegan dolidos tras no haber alcanzado la final.

Un reconocimiento para Kahn, de 37 años, por las horas rumiando en el banquillo de suplentes a lo largo del que soñó sería su Mundial. En realidad su historia es la de años de espera, tal vez por su carácter agrio y su rostro poco amigable; no obstante, es todo un ídolo en su tierra.

En Estados Unidos 94 debió hacer fila detrás de Bodo Illgner, quien venía de ganar en Italia 90. En Francia 98 Andreas Kopke lo mantuvo entre los suplentes. La suerte le cambió cuando en 2000 fue designado mejor futbolista de Alemania y portero de Europa.

El oriundo de Karlsruhe acarició la gloria en la final de Corea del Sur-Japón, y aunque fue designado el mejor jugador del Mundial asiático, nadie puede olvidar que un error suyo abrió la puerta para que Ronaldo guiara a la verdeamarelha rumbo el penta.

En la ruta hacia Alemania 2006 todo iba viento en popa. Sin embargo, el fracaso en la Eurocopa encendió luces de alarma, echó del banquillo a Rudi Voeller y de paso al entrenador de porteros, Sep Maier, protector de Kahn.

Al llegar Klinsmann trajo como auxiliar a Kopke, quien apadrinó a Jens Lehmann, gran atajador de penales. La vida es así, habrá comprendido Kahn, quien como un indomable soldado de la Nationalmannschalft sorteará hoy su último juego en un Mundial.

No deja de causar asombro la situación de Italia. Cuando en el viejo Imperio Romano había crisis o se emprendía la guerra, todos los pueblos de alrededor temblaban ante la recluta de hombres e impuestos. Hoy la Juventus está amenazada y podría descender a la división C por irrefutables casos de corrupción, y hasta Francia tiembla.

Los galos Lilian Thuram, Patrick Vieira y David Trezeguet deberán centrar su mente no en el equipo que les paga, la Juve, sino en su selección. Los tifosi harán lo suyo para exigir el indulto, pues no les cabe en la mente la idea de ver regresar con el trofeo de campeones o subcampeones a un Alessandro del Piero, Buffon, Zambrotta y compañía, tan sólo para ser degradados.

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