Usted está aquí: sábado 8 de julio de 2006 Deportes El peso de la historia en el Olympiastadion

Hitler lo mandó construir para los JO de 1936, en los que Jesse Owen ganó cuatro oros

El peso de la historia en el Olympiastadion

AFP

Berlín, 7 de julio. La final Francia-Italia tendrá como marco a un Olympiastadion que mandó a construir el dictador Adolfo Hitler para los Juegos Olímpicos de 1936, y 70 años después los 72 mil espectadores sentirán flotar el peso de la historia en su atmósfera.

Luego de cinco partidos jugados en el Olímpico de Berlín, el inmueble reinaugurado en septiembre de 2004, con gran capacidad, un techo nuevo y un costo de 240 millones de euros, seguirá teniendo las reminiscencias del pasado durante la final.

Será uno de los eventos berlineses más importantes desde la reunificación germana, pero también mucha gente pensará en los tristes días del pasado nazi en esta cancha.

La historia del lugar se remonta al siglo XIX, cuando se organizaban carreras de caballo. Un estadio se construyó en previsión de los Juegos Olímpicos de 1916, que jamás se realizaron por el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Luego de la llegada al poder de Hitler, en enero de 1933, los planos del Olympiastadion se hicieron realidad. Se dio la orden de destruir el antiguo inmueble para que el arquitecto Werner March concibiera un estadio con nuevo estilo, con vistas a los Juegos Olímpicos de 1936.

Grandes estatuas de colosos fueron las decoraciones sobresalientes del teatro de propaganda nazi, para un periodo en el que Hitler había prohibido los ataques antisemitas durante la competición, buscando dar la imagen de una Alemania preparada para la paz, cuando en realidad se alistaba para la guerra.

El velocista negro estadunidense Jesse Owens dio un golpe a la teoría que quería instaurar Hitler, basada en una supuesta superioridad aria, con las cuatro medallas de oro que conquistó delante del Fuhrer.

Durante la Segunda Guerrra Mundial se construyó un búnker debajo de estadio para instalar la red de radio nazi.

El inmueble sobrevivió milagrosamente a los bombardeos y en 1945 se convirtió en el cuartel general de las tropas británicas. El nombre de Reichssportfeld (terreno de juego del imperio) fue transformado en Olympiastadion y lentamente se fue sacando la ropa que llevó durante muchos años la supresión de emblemas del régimen nazi.

En 1974 el estadio fue parcialmente cubierto para albergar tres partidos, cuando la RFA organizó el Mundial, aunque tuvo un papel secundario, detrás del de Munich, donde se jugó la final.

En estos días el Olympiastadion juega un papel central en los acontecimientos deportivos y culturales de Alemania, además de recibir a los partidos del Hertha Berlín, en la Bundesliga.

Justo después de la Copa del Mundo será el centro del rock de los conciertos de los Rolling Stones y de Robbie Williams.

 
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