Usted está aquí: viernes 7 de julio de 2006 Política Alivio en el IFE al concluir el conteo; pasa el batidillo aritmético al TEPJF

Gordillo, mentora de Ugalde, se anticipa a éste al anunciar el triunfo de Calderón

Alivio en el IFE al concluir el conteo; pasa el batidillo aritmético al TEPJF

PRD y PT dan la nota discordante en el ensalzamiento retórico de la democracia

ARTURO CANO

Faltan diez horas para que el ex profesor de ciencias políticas, a quien ella llevó a su actual cargo, lo haga oficial. Pero a Elba Esther Gordillo se le queman las habas y se anticipa en mañanera entrevista de radio: "No tengo la menor duda de que lo que ha dicho el instituto es lo más adecuado: que ha ganado el señor Felipe Calderón".

La verdad es que el Instituto Federal Electoral (IFE) no lo ha dicho. Tal cosa ocurre pasadas las seis de la tarde, cuando al fin se reinicia la sesión del Consejo General y su consejero presidente, Luis Carlos Ugalde, llevado a ese puesto por la presidenta del sindicato magisterial, dice que el candidato que obtuvo el mayor porcentaje es el del PAN.

El balón pasa a la cancha del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), órgano facultado por la Constitución para calificar la elección, al cual la ley no provee de ningún mecanismo para anular los comicios presidenciales.

El país entero ya sabe del fin del conteo y sus resultados desde las tres de la tarde, pero el reinicio de la sesión del IFE se fija hasta las seis. La hora del balance final de la jornada y los resultados.

La nota discordante la ponen el perredista Horacio Duarte y el petista Pedro Vázquez. Los demás, representantes de partidos o consejeros, se unen, en distintos tonos, en el reconocimiento no sólo al trabajo del IFE, sino a los resultados que han dado la diferencia de 243 mil 934 sufragios de un universo de casi 42 millones de votos.

Es "la regla de oro de la democracia", declara el consejero presidente Ugalde.

"Es lamentable para la democracia y vergonzoso para ustedes", replica Duarte, después de repetir sus argumentos de los últimos días sobre el manejo de los resultados preliminares y de mostrar papeles que, según él, revelan una suerte de chanchullo hormiga en la captura y difusión de los datos.

Lo demás son porras y advertencias contra quienes pretendan sembrar el odio, el encono, la división. Claro, algunos oradores son magnánimos, porque reconocen el derecho de la coalición Por el Bien de Todos a inconformarse ante el tribunal.

Igual, como dice el representante del PAN, Germán Martínez, no hay de qué preocuparse: "Sabemos que las manos profesionales, expertas e imparciales de los magistrados pondrán fin a la controversia electoral".

Los consejeros respiran aliviados. El paquete de la elección presidencial ya no les pertenece.

Los demás, cada uno a lo suyo. La representante de Patricia Mercado anuncia que su partido reconoce proceso y resultados, y anuncia que sus diputados trabajarán para hacer "gobernable la pluralidad política". Felipe Solís Acero, el representante del PRI, nos informa: "El partido no está liquidado".

La consejera Alejandra Latapí da lectura a una larga lista de organismos, gobiernos y expertos de acá y acullá que elogian al IFE.

Por todo ello parece fuera de lugar el consejero Rodrigo Morales, quien afirma que una diferencia tan estrecha como la registrada "a cualquiera animaría a recurrir a las instancias previstas", y asegura que el IFE no va a dejar "ninguna duda sin aclarar". Eso sí, agrega que se trata de "problemas de percepción, no de votos".

Los asuntos de percepción también molestan a antiguos funcionarios del IFE. El ex consejero presidente José Woldenberg, en artículo de prensa, dice que es imposible manipular el PREP y considera un "delirio" comparar la actual situación con la ocurrida, vaya paradoja, el 6 de julio 1988, justo hace hace 18 años.

Pero este mismo día, en declaraciones antes de participar en un foro, dice que nadie debe alarmarse por la impugnación que presentará López Obrador, y sostiene que no debe colgarse a esa acción "ningún adjetivo estridente".

El actual consejero presidente no se lo cuelga, pero sí descalifica, en entrevista con Jacobo Zabludovsky: "Dudar del IFE es dudar de cientos de miles de mexicanos".

La mayoría de los consejeros se enteran de lo dicho por López Obrador en sus casas, porque las agotadoras jornadas de estos días hacen que por la mañana el IFE esté casi vacío.

En las oficinas de las representaciones partidistas sólo se mantiene, con la camisa arrugada, el panista Germán Martínez. A preguntas informales Martínez admite que la historia no ha terminado, y lamenta la falta de puentes fluidos con los magistrados del Tribunal Electoral. "Aquí, con los consejeros, me llevo de piquete de ombligo. En cambio, a varios magistrados, hasta por una cuestión generacional, les hablo de usted".

En los medios de comunicación, en la calle y aquí mismo, los resultados de la elección son carnada y materia de mil especulaciones.

Elba Esther Gordillo suena en la radio. Aunque sigue siendo priísta, habla del Partido Nueva Alianza (Panal) como lo que es: uno de sus activos, y es generosa en el autoelogio cuando presume el éxito de la estrategia de pedir "uno de tres votos" a los ciudadanos. Luego le manda la factura a Felipe Calderón: "Finalmente fueron dos de tres".

Miguel Angel Jiménez, el presidente del Panal, anda muy temprano, feliz, en los pasillos del IFE. Será diputado federal y dice que encabezará una fracción de 12 legisladores.

En la acera de enfrente también truenan las chinampinas. Lázaro Cárdenas Batel, gobernador de Michoacán, sale mal librado de una visita matutina a López Obrador. "¡Traidor, por ti perdimos!", le gritan. A su acompañante, la gobernadora Amalia García, no la tocan, quizá porque no han sacado las cuentas.

En 2004 García ganó la gubernatura con 46.4 por ciento de los votos, contra 33.41 del PRI y 14.57 del PAN. Los resultados oficiales de la elección del pasado domingo en Zacatecas muestran un vuelco: López Obrador tuvo menos de un punto de diferencia sobre Calderón. Sí, en una entidad gobernada por el PRD, y de donde proviene Ricardo Monreal, a quien los perredistas presumen como excelente operador electoral. El pasado domingo, López Obrador consiguió 44 mil 891 votos menos que los ganados por García en 2004, pese a que el PRD de la entidad había prometido 300 mil.

Los números de la elección esperan interpretaciones, mientras en un aparato radiofónico colocado en una pequeña oficina del IFE un conductor vocifera contra la manifestación convocada por López Obrador y pide mano dura:

"Lamentablemente -dice- se va a tener que imponer la ley".

Y eso que el candidato de la conciliación apenas acaba de ganar con medio punto de ventaja.

 
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