En menos de un mes Francia sorprendió: de piernas oxidadas a gran talento

Los abuelos del Mundial están a un paso de la gloria en Alemania

Los llamaron imprecisos y lentos, pero los treintañeros comandados por Zidane se aprestan a cerrar con broche de oro sus carreras

A los 30 o 35 años aún se puede correr, afirmó Domenech

AFP

Hamelin, 6 de julio. Ya se ha dicho que estaban viejos, cansados y gastados después de una primera fase en la que fueron el hazmerreír del mundo, símbolo de un equipo decadente, pero son esos treintañeros, los veteranos, los que han llevado a Francia a la final del Mundial de Alemania.

Los abuelos del Mundial. Fue el apodo que les puso el tabloide alemán Bild a los jugadores franceses después de un dudoso estreno en la Copa, con un apagado empate sin goles ante Suiza, en Stuttgart, en el primer compromiso del equipo con edad promedio de 30.5 años.

"El futbol mágico de los franceses aparentemente es cosa del pasado", agregó Bild, en un resumen del tono general de la prensa mundial, sin perdonarle nada a magníficos viejos como Fabien Barthez (35 años), Zinedine Zidane y Lilian Thuram (ambos con 34), Claude Makelele (33) o Patrick Vieira (30).

Menos de un mes más tarde, ya en la cuenta regresiva de la final en Berlín ante Italia, las piernas que muchos consideraban oxidadas, mostraron todo su talento.

Cada vez que un galo era escogido por la FIFA como jugador del partido (algo que ocurrió cinco veces en seis partidos), siempre fue un viejo treintañero el premiado.

Fue Makelele contra Suiza, Vieira -a quien el diario español Marca definió como ex jugador- ante Togo y España, Zidane -"impreciso y lento", según el diario inglés The Guardian- ante Brasil, así como Thuram ante Portugal. Todos ellos acapararon el pequeño trofeo de plata.

Ante los lusos, por ejemplo, el mismo Thuram tuvo el desempeño propio de un gigante, en las antípodas de lo que fueron sus partidos durante la fase de preparación.

Lo anterior deja en evidencia que esta generación de Zidane, Thuram, Barthez y compañía, que se apresta a cerrar su carrera internacional, brilla exactamente en los momentos necesarios, en los grandes partidos en que los destinos se encuentran en juego.

El mejor ejemplo es el equipo de España, verdadera sorpresa de la primera fase, cuyas piernas de 20 años no resistieron a las treintañeras de los franceses.

"Son ellos (los viejos) los que aportan esta serenidad y certeza en el equipo", dijo el técnico Raymond Domenech.

Para éste, el vigor de sus veteranos es sobre todo una cuestión de preparación y confianza. "Para mí, ellos no son viejos. A los 30 o 35 años aún se puede correr, pero más allá, es la fe lo que marca la diferencia.

"El objetivo de nuestra preparación es que ellos (otra vez los viejos) crean que aquello que se les pide que hagan es útil y los hará avanzar. Si el periodo de un mes de preparación está bien realizado, no debería haber problemas para un jugador de 35 años", explicó.

Otro factor fue que el equipo se liberó del espectacular peso que cargaba después del traumático fracaso de 2002, cuando el equipo, entonces campeón mundial, fue eliminado en la primera fase sin anotar goles.

"La clasificación a octavos de final, conseguida con la victoria ante Togo, fue una liberación para el equipo. A partir del momento que salimos de la primera ronda comenzamos otra competición", dijo Thuram.

En la visión del estratega Domenech, el papel más importante de los veteranos ha sido "traducir a los más jóvenes que quien crea en la victoria es quien la conseguirá. Esta pertenece al más determinado".