Usted está aquí: martes 4 de julio de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Magros resultados de la extranjerización de la banca

El crédito productivo que otorga se ubica en niveles similares a los de Togo y Nigeria

México ocupa un honroso cuarto lugar a escala mundial en lo que a extranjerización de la banca se refiere, y a pesar de ello (digo a pesar porque la masiva presencia de capital foráneo en el sistema financiero se presume como la octava maravilla) el crédito productivo que otorga se ubica en niveles similares a los registrados por dos países africanos (Togo y Nigeria) y uno americano (Haití)

Una década de extranjerización del sistema financiero (con el acelerador a fondo en el último quinquenio) no se ha traducido (como se prometió) en mayores índices de crecimiento y desarrollo nacionales, aunque sí en el registro de utilidades netas de las trasnacionales que operan en el país. En este contexto, 90 por ciento de la banca que funciona en México (así como una creciente proporción de otros sectores del sistema financiero) es propiedad de capital extranjero, ergo, el sistema nacional de pagos responde a intereses y manejos foráneos.

Con 90 por ciento del sistema bancario bajo control de capital extranjero, México ocupa el cuarto lugar internacional, sólo después de Nueva Zelanda (99 ciento), Botswana (98) y Luxemburgo (95), aunque campeón de campeones entre los países con ingreso medio alto, e indiscutible líder en América Latina, región en la que su más cercano competidor, Argentina, registra 49 por ciento, para el mismo indicador.

Estados Unidos es el paladín de la globalización y de la apertura económica, pero en terceros países, porque hacia el interior es más cerrado que Bush. En este país -adalid de la apertura de la globalización-, los activos bancarios en manos del capital extranjero sólo representan 4.7 por ciento del total, y en el otro gran socio mexicano, Canadá, 6.1 por ciento. España no ha ido más allá del 11 por ciento, aunque en México controla una gruesa y dulce rebanada del pastel bancario.

Datos frescos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, aderezados con un análisis sobre algunos aspectos de la banca en México: el sector ha tendido hacia una concentración producto de fusiones entre intermediarios financieros, destacando la compra de instituciones nacionales por parte de extranjeros. Sin embargo, el país no ha gozado de los beneficios que normalmente trae una eficiente intermediación financiera. Por una parte, los márgenes de intermediación, si bien se han visto reducidos recientemente, permanecen todavía con niveles relativamente altos comparados con estándares internacionales. Por otra, persiste una escasa penetración del sector como proporción del producto interno bruto, la más baja entre los países de la OCDE. Cabe señalar la débil intermediación de los fondos en favor de actividades productivas.

México, señala el organismo, ha fortalecido su sistema bancario, pero su capitalización se ha dado por medio de las trasnacionales financieras. Sin embargo, ello no ha sido suficiente, porque urge reactivar el crédito a las actividades productivas, que ha sido deficiente probablemente debido a factores de competitividad.

La proporción de crédito vigente ha sufrido una caída, mientras que el porcentaje de inversión en valores (gubernamentales) ha aumentado. Ello sugiere que la intermediación financiera sigue estancada en el país y que los bancos obtienen una cantidad significativa de sus ingresos de la inversión en valores. Desde el año 2000 el principal renglón de ingresos para la banca privada como proporción de ingresos totales son los generados por las inversiones en valores. La cartera de crédito productivo, en cambio, se ha reducido como proporción de ingresos totales de la banca.

El crédito al consumo, por el contrario, ha presentado un repunte muy fuerte y sostenido. Esto puede reflejar, por una parte, una reactivación del crédito en este rubro producto de una mayor competencia, pero también podría ser el resultado de altos márgenes de intermediación, dado que el principal componente de este renglón es el de las tarjetas de crédito.

El sistema financiero mexicano se encuentra dominado por los grandes grupos financieros que poseen bancos, casas de bolsa, aseguradoras y "administradoras" de pensiones. Por ello, la regulación en ocasiones se complica por las intersecciones que se presentan en las actividades que realiza cada entidad, con la existencia de subsidios cruzados, los cuales no se registran debidamente en la contabilidad.

En la actualidad podría incluso existir falta de coordinación entre las distintas comisiones de supervisión prudencial. Por esto, debe estudiarse la pertinencia de que se fusionen estas comisiones en una gran comisión de supervisón prudencial del sistema financiero. Ello podría solucionar los problemas de coordinación y de cruce de información para detectar anomalías. Uno de los grandes problemas es que, si bien se ha modernizado el marco legal, ello no ha ido acompañado de un cambio y modernización en el aparato de aplicación y ejecución de la ley, especialmente el sistema judicial.

Eso sí, cuarto lugar en el mundo.

Las rebanadas del pastel:

No cabe duda: Kafka era mexicano.

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