Usted está aquí: martes 4 de julio de 2006 Deportes Reciben con insultos y silbidos a la verdeamarelha en Río de Janeiro

Queman una estatua de Ronaldinho en Chapecó, Santa Catarina

Reciben con insultos y silbidos a la verdeamarelha en Río de Janeiro

DPA, NOTIMEX Y REUTERS

Ampliar la imagen Parreira (izquierda) y Zagallo fueron blanco del enojo de aficionados Foto: Ap

Río de Janeiro, 3 de julio. Los máximos responsables de la selección brasileña fueron recibidos con insultos a su llegada a Brasil tras el fracaso en el Mundial.

El entrenador brasileño, Carlos Alberto Parreira; el coordinador técnico, Mario Zagallo; el jugador Gilberto y parte de la comisión técnica recibieron insultos y silbidos de unos 50 aficionados que los aguardaban en el aeropuerto de Río de Janeiro.

Tras arribar al Aeropuerto Internacional Tom Jobim, la delegación brasileña salió por una puerta lateral sin pasar por el área de desembarque, evitando el contacto con la prensa, que tenía todo dispuesto para hablar con ellos, y esquivó también a los aficionados, que clamaban la vuelta del técnico Luiz Felipe Scolari y gritaba "burro" y "mercenario" a Parreira.

De los integrantes de la comisión técnica sólo el asesor de prensa Rodrigo Paiva enfrentó a los irritados seguidores, e informó que Parreira dará una conferencia a más tardar el martes.

El resto de la delegación -entre ellos los titulares Ronaldinho Gaúcho, Ronaldo, Adriano y Roberto Carlos- prefirió quedarse en Europa algunos días.

El lateral del Real Madrid anunció en su página de Internet que renuncia a jugar con el Scratch pues quiere dejar espacio para una renovación. "Espero heredar la camiseta seis a alguien que siga esa victoriosa historia", dijo.

Roberto Carlos jugó 128 partidos con la selección; anotó 12 goles y fue campeón en el 2002, además de jugar en Francia 1998, donde fue subcampeón.

Aficionados irritados con la eliminación que acabó con el sueño del hexacampeonato quemaron una estatua de Ronaldinho Gaúcho en la ciudad de Chapecó, en Santa Catarina, informó la prensa local.

De la estatua de siete metros, obra de la artista plástica Kattielly Lanzini, apenas restó un pedazo de las manos, otro de la pelota y algunos alambres retorcidos.

 
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