Usted está aquí: jueves 29 de junio de 2006 Deportes Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Miguel A. Ramírez

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Aunque el portero Harald Schumacher confesó ayer no entender por qué el mundo era tan injusto con él, tras recibir el tiro de gracia de Burruchaga en México 86, realmente eso no fue nada a lo que le sucedió después, cuando escribió sus memorias.

El libro se tituló Der anpfiff (Pitazo inicial) y como denunció, entre otras cosas, el dopaje en el futbol alemán, pronto lo borraron de la selección y de su equipo, el Colonia. No le quedó más remedio que refugiarse en Turquía.

Toni, como él mismo se nombró, afirmó que muchos jugadores se dopaban con captagon y otros medicamentos, y que uno de sus colegas del Bayern Munich era "una farmacia ambulante".

Del día de la final, confiesa que se preguntaba: "¿soy uno de los gladiadores o una de las bestias?" en este "pan y circo".

Hablaba de su sufrimiento: "Tengo la garganta seca. La hierba está como la mierda seca: dura, extraña, hostil. El sol cae a plomo sobre el estadio. Estalla encima de nuestras cabezas. No proyectamos sombras. Dicen que esto es bueno para la grabación televisiva".

Apunta: "A pesar del calor, tiemblo de frío", y que al fallar en ser "una máquina perfecta", se odia "hasta las entrañas".

La estrategia en la Copa Mundial de México, les falló a los alemanes. "Es sencilla hasta la estupidez", aseguró Schumacher, porque se resumía a "hacer jaque mate al argentino, al genio del balón".

Cuatro años después , en la revancha de Italia 90, Alemania sí logró detener a Diego Armando Maradona y se llevó el título. Aunque hasta 1999 se supo que el partido estaba sentenciado antes de jugarse, y que el árbitro Edgardo Codesal cumplió su tarea al marcar un penal dudoso en los últimos minutos.

Para pitar la final, le pusieron como condición a Codesal que no ganara Argentina. La denuncia la hizo Jorge Humberto Rojano, ex presidente de los árbitros mexicanos, y al enterarse, Maradona reaccionó así:

"Al final yo tenía razón. Me jode que se den cuenta después de diez años. Cuando dije que nos robaron, no me creyeron, pero un día antes de la final vino un dirigente a decirme que ya no se podía hacer nada".

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