Usted está aquí: martes 20 de junio de 2006 Opinión VPH y diversidad sexual

Javier Flores

VPH y diversidad sexual

La relación entre el virus del papiloma humano (VPH) y la diversidad sexual no ha recibido suficiente atención. La disponibilidad reciente de una vacuna contra el cáncer cérvico-uterino, que en la totalidad de los casos es provocado por este agente, justifica precisar las formas en las que se contrae la infección con el fin de identificar los grupos a los que debería dirigirse el nuevo tratamiento.

Los sistemas de salud en el mundo parten de la suposición de que buena parte de las enfermedades de transmisión sexual, en particular el papiloma, se originan en relaciones heterosexuales. Como la atención principal se ha enfocado (y con razón) al cáncer cérvico-uterino, la pregunta principal ha sido cómo adquieren este virus las mujeres. La respuesta casi automática es que ocurre por el contacto sexual con hombres. De acuerdo con esto los varones serían la fuente principal de contagio. ¿Pero esto es cierto?

Vayamos al principio: la infección produce lesiones en la piel y en ocasiones excrecencias o verrugas. Su frecuencia es muy alta y afecta no sólo al cuello del útero, sino otras estructuras como la región genitoanal, el pene, la boca y la laringe. En todos estos sitios puede darse origen al cáncer, aunque su frecuencia es baja en comparación con el cérvico-uterino. No obstante, la primera conclusión es que la enfermedad y su evolución hacia la formación de tumores malignos afecta tanto a mujeres como a varones. El cáncer de pene, por ejemplo, es igualmente grave que su contraparte femenina y requiere también de la máxima atención.

La vacuna recientemente creada se ha desarrollado pensando principalmente en el cáncer cérvico-uterino. Es por eso que se ha establecido que por ahora debe administrase solamente en mujeres. Si se piensa que la fuente principal de contagio en ellas son las relaciones sexuales con hombres, y considerando que éstos también pueden verse afectados, ¿no sería razonable extender este tratamiento preventivo a los varones? Habría que añadir también que una vía de transmisión es la relación sexual entre hombres, como ha quedado claro en el caso del VIH-sida. De todos modos queda la idea de que el virus del papiloma es transmitido por varones, sean éstos homosexuales o bisexuales.

Las variedades del virus son cerca de 100, de las cuales 15 pueden dar lugar al cáncer. Si como se piensa éstas son trasmitidas por hombres, podrían prevenirse en ellos, lo que haría eventualmente innecesaria la vacunación femenina. Claro que no es tan sencillo, ya que se requieren estudios enfocados en esta dirección, pues hay vacunas, como la del herpes, que no funcionan de la misma manera en mujeres que en hombres, pero para el caso del VPH no existen hasta ahora pruebas de que no sea efectiva en ambos.

Mas, ¿son los hombres la fuente de la infección en las mujeres? Para responder esta pregunta es necesaria otra: ¿cómo adquieren el virus los hombres? Lo primero que habría que reconocer es que la investigación ha concedido muy poca atención al tema. Hay, sin embargo, algunos trabajos, como el publicado el año pasado por Sussane Krüger y su equipo, en el que se estudia la adquisición del VPH en un grupo de 374 hombres jóvenes (18 a 29 años). La especialista del Instituto de Epidemiología del Cáncer, de Copenhagen, Dinamarca, y sus colegas encuentran que se adquiere mediante las relaciones sexuales ¡con mujeres!

Resulta desconcertante: ellas adquieren el virus por contacto sexual con los hombres y éstos por tener sexo con mujeres. Al margen del eterno dilema entre el huevo y la gallina, lo anterior resulta lógico, pues una persona puede adquirir esta enfermedad al tener contacto con otra que posee al agente infeccioso, independientemente de su sexo.

Esto queda claro en investigaciones que muestran que el VPH se transmite también en mujeres que tienen sexo con otras mujeres. Investigadoras como Jeanne Marrazzo, Laura Koutzky, Nancy Kiviat, Jane Kuypers y Kathleen Stine, de la Universidad de Washington, encuentran que el virus es detectable en lesbianas, incluidas aquellas que no tienen una historia previa de relaciones sexuales con hombres. (American Journal of Public Health 91(6): 947-52, 2001).

Esto ha llevado a otras investigadoras a indagar las modalidades del contacto sexual entre mujeres con el fin de establecer cuáles representan riesgo. Julia Bailey, del King's College de Londres, y sus colegas encuentran que el sexo oral y la masturbación mutua son las prácticas más comunes. Todas ellas pueden ser fuentes de transmisión del VPH. En el estudio de Marrazzo ya citado, se establece también que el empleo de objetos como juguetes sexuales puede ser una vía de contagio.

Puede concluirse que es un mito que la transmisión del VPH en mujeres sea exclusivamente por el contacto sexual con hombres. Debe ponerse atención a la diversidad sexual y emprender proyectos de investigación que incluyan a todos los grupos. Finalmente, ante la existencia de una vacuna contra este virus debe pensarse desde ahora en un esquema de protección universal.

 
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