Usted está aquí: martes 20 de junio de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

¿Populismo?, nomás tantito

Pan, crucifijo y monopolio

Ampliar la imagen Un opositor del candidato presidencial Felipe Calderón parodia el lema de ''manos limpias'' del panista FOTOReuters

Que siempre sí es populista, pero al 50 por ciento; que él también es "un peligro para México", aunque sólo a la mitad; que su propuesta es igual de "engañosa" que las demás, pero nomás tantito; que, en resumidas cuentas, el valium ya no le sirve para nada y por ello tiene que prometer algo que semanas atrás calificaba de "falacia", porque "compromete el futuro de los mexicanos".

Que siempre sí la caída en las encuestas lo trae tan desesperado que de plano Felipe Calderón se lanzó al ruedo, aunque con tres meses de retraso. Y este fin de semana en Veracruz no tuvo más remedio que ponerse el uniforme neopopulista y micrófono en mano prometer al electorado: "les vamos a pagar la mitad de sus recibos de luz y gas... con posibilidad de llegar a 100 por ciento en ambos casos".

Allá por marzo pasado dos candidatos (uno con apodo de pez, otro con apellido de pocos amigos) se comprometieron a reducir los precios de gasolinas, energía eléctrica y gas, siempre y cuando el voto popular los llevara a Los Pinos o a Palacio Nacional, que para el efecto es lo mismo.

Ni tardos ni perezosos, líderes empresariales, voceros gubernamentales, secretarios de Estado, jilgueros electrónicos, candidato chapelen (cortesía de Julio Hernández y su Astillero) y demás fauna del "cambio" reaccionaron airadamente en contra de tal "oferta populista", por ser "imposible", "inoperante", "peligrosa", "escandalosa", "endeudadora", "manipuladora" y otros ácidos calificativos.

Pues bien. El Felipollas cae en las encuestas, pero se sube a la "falacia", por él mismo definida como tal. Lo mejor del caso es que hasta el momento no se han escuchado las airadas reacciones de esa caterva de críticos que en marzo pasado "destrozó" la oferta de los referidos candidatos. Ahora tendrán la oportunidad de hacer lo propio con la propuesta del neopopulista blanquiazul, siempre y cuando los jugosos convenios y demás enjuagues así se los permitan.

Mientras ese hipotético momento llega, van tres cápsulas sobre lo dicho en marzo pasado por Felipe Calderón en distintos medios electrónicos, cuando dos de sus oponentes ofrecieron a los votantes reducir los precios y tarifas de gasolinas, energía eléctrica y gas.

1) "AMLO está haciendo una promesa falsa. ¿Por qué? Porque si piensa bajar las tarifas y en consecuencia aumentar el déficit que tiene la CFE, lo único que va hacer es cobrarle más dinero a los contribuyentes. Lo que no le cobren a la gente a través de tarifas en el esquema que él propone, se lo van a cobrar a través de más impuesto o a través de más inflación o a través de más deuda, que también son más impuestos a final de cuentas. La clave está en desenmascarar ese engaño".

2) "¿Entrarías en ese juego?" (reducción de precios y tarifas), le pregunta el jilguero electrónico en turno: "No. Lo que hay que hacer es denunciar la falacia y eso es lo que voy a hacer; no tiene sustento, no hay manera con qué pagar eso; es decir, él, por ejemplo, está planteando una vuelta a la política de endeudamiento del gobierno, que ya sabemos en qué termina. El endeudamiento excesivo para gastos faraónicos, para gastos sin sustento, para el rey populachero, como dijo alguna vez alguien, en lo que termina es en una crisis económica en el momento en que las finanzas no pueden sostener estos ritmos de endeudamiento y de gasto. Y esas crisis económicas en lo que terminan es en mayor empobrecimiento de la gente. Ya México, en nombre de los pobres empobreció, a través de gobernantes irresponsables, a la mitad de la población. Y eso es lo que pasaría si se llevaran adelante esas propuestas".

3) "La gente tiene que saber que la alternativa para salir adelante (...) no (es bajar los precios y tarifas) a partir de un capricho de un gobernante, que luego se lo va a cobrar a la gente a través de peores servicios o a través de más inflación; es decir, no acabar en el absurdo de que por bajar la electricidad la gente va a tener que pagar más en tortillas... No se trata de bajarlo por capricho del Presidente, porque a la gente lo que le bajen por decreto en las tarifas se lo van a cobrar en deficiencia de los servicios públicos, se lo van a cobrar en inflación; lo que le bajen de tarifa de la luz se lo pueden cobrar en alza del kilo de tortillas, y esto es una ganancia cero para la gente, puede empeorar incluso... La trampa, la salida falsa, es decir que se van a bajar los energéticos por decreto del gobierno. Lo que se baje por decreto se le va a aumentar a la gente en impuestos, ahí no hay vuelta; no se trata de sacarle a la gente de una bolsa para metérsela en la otra".

Ante la desesperación y la ineficacia del valium, congruencia y más congruencia.

Las rebanadas del pastel:

PAN y más pan: con el crucifijo en la mano, el Grupo Bimbo no sólo bendice y financia campañas blanquiazules, sino que engorda su monopolio. Ahora compró la añeja pastelería El Molino, por 42 millones de pesos. Con la complacencia gubernamental, la familia Servitje no ha dejado una sola empresa de pan industrializado fuera de sus tentáculos. ¿Y la Comisión Federal de Competencia?, preguntarían los clásicos. Pues comiendo gansitos.

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