Usted está aquí: martes 13 de junio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Miguel Angel Ramírez

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Mientras Japón se inclinó ante la emprendedora Australia, y la República Checa se dio un festín ante Estados Unidos, los italianos impidieron que Ghana lograra un triunfo en su debut en las Copas del mundo.

El inicio de los azzurri es más prometedor que el del España 82 -última vez que fueron campeones-, y se dio, pese a las ausencias de Gattuso y Zambrotta, y a no haberse podido vacunar por el escándalo de corrupción en el balompié italiano.

Ahora que, para consuelo de los italianos, no son los únicos que, desafortunadamente, han apelado a cualquier medio para lograr sus fines.

Ni Brasil puede tirar la primera piedra. En junio, pero de 1997, el tribunal superior de deportes de ese país sancionó de por vida a Ivens Mendes, titular del Comité de Arbitros, y a Mario Celsa Petragilia, presidente del Atlético Paranaense, acusados de arreglar resultados.

La FIFA estaba preocupada, porque, al mismo tiempo, en Inglaterra se llevaba a cabo un juicio al portero del Liverpool, Bruce Grobbelaar, y a tres acusados más, de estar involucrados en el arreglo de partidos en beneficio de una organización asiática de apuestas deportivas.

Por si fuera poco, en Francia el ex ministro socialista y magnate Bernard Tapie cumplía una sentencia de ocho meses en prisión por sobornar a futbolistas para que perdieran ante el Olympique de Marsella en 1993.

"Lamentablemente esto nos acompaña desde que nació el juego", decía el vocero de FIFA, Andreas Herren.

El futbol mexicano no se queda atrás. Sin embargo, lo más que se ha reconocido son ofrecimientos para ganar y favorecer a un tercer equipo. Cruz Azul lo hizo con Atlas para que al menos empatara con el Tampico Madero en 1989, según confesó el ex portero Félix Fernández.

En ese incentivo no había ilícito para él. "Como no lo es matar en defensa propia", argumentó.

En lo único que no estaba de acuerdo el ex defensa y hoy comentarista Guadalupe Castañeda era en que el ofrecimiento se hiciera para perder un juego. Aunque "dice mi mamá que el dinero y las nalgas no se enseñan, porque se antojan" (La Jornada, 11/04/00).

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