Usted está aquí: sábado 10 de junio de 2006 Política Hechos tergiversados en las matanzas de estudiantes de 1968 y 1971: activista

Sobreviviente del halconazo, Héctor Arturo González recuerda los sucesos en un libro

Hechos tergiversados en las matanzas de estudiantes de 1968 y 1971: activista

Asegura que el espíritu que animó esa lucha aún se puede encontrar en otros lugares

FERNANDO CAMACHO SERVIN

Ampliar la imagen Aspecto de la presentación del documental de canalseisdejulio sobre los hechos del 10 de junio de 1971 Foto: Guillermo Sologuren

A más de 30 años, muchos aspectos del movimiento estudiantil de 1968 han sido olvidados o tergiversados. Esto ha creado mitos y oculta hechos sustanciales, entre ellos que los activistas no tenían vocación de mártires y, más aún, que era un fenómeno con ideales vigentes, imposible de reducir a la matanza de Tlatelolco.

Por tal motivo el profesor Héctor Arturo González Hernández, sobreviviente del halconazo del 10 de junio de 1971, escribió una crónica novelada bajo el título Si porque me ves con botas. 1968-1971. La lucha callejera en la protesta, que rescata fragmentos de lo ocurrido aquel día, con un trabajo de memoria e investigación documental ilustrado con fotos inéditas obtenidas por sus compañeros de lucha.

Héctor González, abogado de profesión y padre de tres hijas, era en ese entonces estudiante de la Preparatoria Popular, y junto con otros compañeros siguió fomentando la organización política, pese a los riesgos existentes. "En ese momento, hacer una pinta en la calle era jugarse la vida".

Después de lo ocurrido en 1968, cuenta, hubo varias manifestaciones de protesta contra el gobierno. En dichas movilizaciones, incluida la del jueves de Corpus, los estudiantes ya habían entendido el peligro de una nueva represión y tomaron medidas para evitarla en la medida de lo posible. Ese es uno de los hechos que han quedado olvidados.

"Lo primero (que hacíamos) era correr, pero ya no estábamos dispuestos a dejarnos masacrar. Algunos utilizábamos los palos de las pancartas para defendernos. Otros llevaban piedras y bombas molotov", explica.

Las estrategias de autodefensa dieron resultado. Inclusive en una manifestación realizada el 4 de noviembre de 1970 en apoyo al gobierno de Salvador Allende en Chile, los halcones fueron repelidos por los manifestantes. "La sorpresa no la olvidaron en mucho tiempo con la golpiza que se llevaron", cuenta el profesor en el libro.

Ahí está presente su propia experiencia el 10 de junio de 1971, cuando fue golpeado con un tolete en la rodilla y recibió un balazo en el costado izquierdo, que lo traspasó sin provocarle heridas graves.

Las fotos que ilustran el volumen fueron captadas "desde adentro", no por fotógrafos de prensa, y muestran con crudeza las imágenes de las retaguardias de defensa estudiantil y de los jóvenes que ese día murieron a golpes.

En su libro, aún en espera de una editorial que lo apoye, González resalta que los jóvenes ya tenían una visión diferente de la política después de Tlatelolco. "Seguimos cuestionando el proceso democrático y las elecciones. Nuestra lucha es actual, no estamos anclados en el pasado, como se dice".

Aunque dice respetar los trabajos que se han escrito sobre la guerra sucia, Héctor González, considera que muchas veces el tema se ha abordado de manera poco rigurosa por autores que no conocen realmente lo que pasó, pero ven una oportunidad segura de hacer negocio con sus libros.

Lamenta que a pesar de haber suficientes elementos para juzgar a los autores de la represión, la desmemoria histórica y la falta de organización han llevado a un punto muerto los esfuerzos legales por lograr justicia.

La parte más grave de la falta de conciencia, apunta, es no darse cuenta de que la represión política sigue existiendo en el país, y cita los casos de Pável González, Digna Ochoa y los hermanos Cerezo.

"Al hacer este libro no busco hacerme famoso ni ganar dinero, incluso tengo miedo todavía. Pero creo que dar a conocer otra parte de la historia es una forma de evitar que se olvide y se repita."

 
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