Ya están aislados y reciben tratamiento médico, afirma el director de Seguridad Pública
Epidemia de hepatitis en penales de Coahuila; hay 238 presos enfermos
La mayoría de los internos estaban contagiados desde antes de ingresar a las prisiones, asegura
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Imagen de archivo del Centro de Readaptación Social de Monclova, Coahuila, donde el 9 de junio de 2005 se amotinaron los internos por falta de agua y aún hay 138 reos infectados con el virus de la hepatitis
Foto: Leopoldo Ramos
Saltillo, Coah., 6 de junio. En el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Monclova se detectó que 138 internos de un total de 683 reclusos padecen hepatitis.
Esta situación se suma a la epidemia de hepatitis reportada el año pasado en el penal de San Pedro de las Colonias, donde poco más de la mitad de los reos siguen infectados.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), Fausto Destenave Kuri, informó que 132 de los 138 reos infectados en el Cereso de Monclova -ubicado en el centro del estado- son portadores del virus de la hepatitis C y los otros seis del tipo B.
Destenave Kuri señaló que esta cifra se suma a los casos detectados en los primeros meses de 2005 en el penal de San Pedro de las Colonias, donde hay 88 internos afectados con ese padecimiento, lo que resulta ''delicado'' si se toma en cuenta que la población penitenciaria es de 144 reos, es decir, 56 por ciento de los reclusos de ese penal, ubicado en el municipio del mismo nombre, estarían infectados con hepatitis; sin embargo, el funcionario estatal no informó sobre el avance de estos casos.
Indicó que en los nueve penales de la entidad hay 238 reos infectados, pues ''tenemos nueve en el penal de Saltillo, siete en el de Torreón y tres en el de Piedras Negras''. No obstante, aseguró que la mayoría de los afectados ingresaron con el virus.
Según el Centro Epidemiológico de la Secretaría de Salud del estado, una persona infectada con el virus de la hepatitis C puede padecer anorexia, malestar abdominal, náuseas, vómito, fiebre y cirrosis, e incluso morir si no recibe una adecuada atención médica.
Un documento de la dependencia informa que el virus de la hepatitis B ocasiona síntomas similares, pero el primero es más agresivo. El virus es contagioso y se puede transmitir a través de transfusiones de sangre, relaciones sexuales y contacto de una herida de una persona sana con sangre de otra infectada.
Sin embargo, el reporte del Centro Epidemiológico de la Secretaría de Salud indica que los principales vehículos de transmisión del virus de la hepatitis son las jeringas que se intercambian o se usan sin medidas sanitarias apropiadas.
Al respecto, el secretario de Seguridad Pública dijo: ''La gran mayoría de los internos portadores del virus quedaron infectados al intercambiar agujas mientras se drogaban, particularmente con heroína''.
Aseguró que ''en todos los casos'' los reclusos infectados se encuentran bajo tratamiento médico especializado y aislados del resto de los internos. ''También tienen una dieta especial asignada por los médicos que los están revisando'', señaló.
Dijo que en el Cereso de Monclava los enfermos fueron detectados con ayuda de la Secretaría de Salud, ''pues la mayoría de los internos con este problema ingresaron al reclusorio ya infectados y pudimos evitar una contingencia mayor''.
A finales del año pasado la Comisión Estatal de los Derechos Humanos emitió una recomendación para que las condiciones sanitarias y de atención médica de los reclusos mejoraran sustancialmente.
Durante los recorridos de los visitadores del organismo por los penales, una de las principales quejas de los reos es que carecen de buena atención médica para atender sus enfermedades.
El 9 de junio de 2005 unos 300 internos del Cereso de Monclova incendiaron las instalaciones de la penitenciaría y se amotinaron en protesta por la carencia de alimentos y servicios de salud especializados.