Usted está aquí: viernes 2 de junio de 2006 Economía Economia Moral

Economia Moral

julio boltvinik

Los fracasos de Fox/ II

Aumentó la pobreza, a pesar de que se insista en lo contrario

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

El discurso más elaborado del gobierno de Fox para sostener el éxito de su gestión es el asociado con la evolución de la pobreza. Las acciones iniciales de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) estuvieron revestidas de aparente neutralidad: convocó al Simposio Internacional para la Medición de la Pobreza (marzo de 2001); con académicos integró el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP) y ayudó a financiar la primera Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH2002) del sexenio. Del simposio, que fue plural y crítico, nunca se publicaron las memorias. En la integración del CTMP se dio un primer paso sospechoso: se me excluyó explícitamente, a pesar de haber ayudado a la Sedeso a organizar el simposio y de mi reputación como uno de los más destacados y conocidos expertos en el tema. Así se logró un CTMP menos crítico e independiente. A raíz del financiamiento (parcial) de la ENIGH 2002 por parte de la Sedeso empezó una larga serie de cambios en la misma que habrían de terminar en la muy dudosa comparabilidad entre las encuestas de 2002 y 2004 con las anteriores. En efecto, la Sedeso solicitó que la muestra fuese representativa de los cinco niveles de marginación que ha venido manejando el Consejo Nacional de Población (Conapo), lo que al parecer fue uno de los factores que determinó el aumento del tamaño de la muestra (y el cambio en su diseño).

El CTMP adoptó un método de medición no sólo unidimensional (basado exclusivamente en los ingresos de los hogares), sino con muchas deficiencias derivadas de las "innovaciones metodológicas" que introdujo. Aun así, la línea de pobreza 3 (LP3) propuesta por el CTMP arrojó un nivel de 64.6 por ciento de personas pobres en 2000. La escasa beligerancia lograda en la integración del CTMP se manifestó con toda claridad cuando éste aceptó la eliminación de la LP3 y la conversión de la LP2 (que había definido como nivel intermedio), en el umbral que separa los pobres de los no pobres. También aceptó la inclusión de otra línea de pobreza, definida por la Sedeso, entre sus LP1 y LP2, así como el bautizo, insostenible lógicamente, de las tres líneas como alimentaria, de capacidades y patrimonial. Llamémosle al método modificado por la Sedeso el método truncado del CTMP. En la práctica, esto significó la reducción de la pobreza no sólo de 64.6 por ciento de la LP3 a 53.7 por ciento de la LP2, ahora llamada patrimonial, sino que permitió a la Sedeso olvidarse (salvo, de palabra, en el programa Hábitat) de la pobreza patrimonial y dirigir sus esfuerzos, y su discurso, a las (mal llamadas) pobrezas alimentaria y de capacidades, que comprendían en 2000 a 31.9 por ciento y 24.2 por ciento. Se logró así reducir la población objetivo de los programas focalizados desde las dos terceras partes de la población (64.6 por ciento de la LP3 del CTMP) a menos de un tercio o a la cuarta parte de la población.

En una economía estancada, la opinión pública recibió el siguiente anuncio de la Sedeso sobre el tema con incredulidad total: con base en la ENIGH2002 y usando el método truncado del CTMP, las tres pobrezas definidas habían bajado entre 2000 y 2002, no sólo en porcentajes, sino incluso en número de personas. Se había producido otro milagro: el ingreso per cápita de los deciles (décimas partes ordenadas de menor a mayor valor) I a IX aumentaron mientras sufría una fuerte baja el ingreso del decil X, disminuyendo la desigualdad en la distribución del ingreso. El primer milagro se volvió a repetir entre 2002 y 2004, y aunque la desigualdad permaneció casi igual, el milagro 2000-2004 es doble: disminuyen tanto la desigualdad como la pobreza. La "de patrimonio" de 52.5 a 49 millones (de 53.7 por ciento a 47 por ciento de la población) y disminuciones aún más rápidas en la pobreza alimentaria (24.2 por ciento a 17.3 por ciento) y en la de capacidades (31.9 por ciento a 24.6 por ciento). Pero el milagro anunciado es casi sólo rural: en las ciudades los pobres de patrimonio aumentan en 400 mil, aunque bajan un poco en términos porcentuales.

En innumerables artículos míos, de la doctora Araceli Damián, de El Colegio de México, y de ambos, así como en el Panorama social para América Latina de la CEPAL se han expresado múltiples razones por las cuales las ENIGH de 2002 y 2004 no son comparables con la de 2000, lo que, de ser cierto, nulifica la afirmación de que la pobreza y la desigualdad bajaron. Hoy no puedo sino listar algunos de los argumentos y evidencias de los problemas de comparabilidad y de sesgos de las encuestas: 1) Cambios fuertes en el tamaño y diseño de la muestra. 2) Cambios importantes en el cuestionario, sobre todo adición de preguntas de ingresos (de 12 a 36 rubros) que aumentan la captación del ingreso. Por ejemplo, en los deciles I y II del medio rural los nuevos rubros captaron 12.3 por ciento y 10.1 por ciento del ingreso de los hogares, por lo que por sí sólo este efecto pudo hacer que algunos hogares dejaran de ser pobres. 3) La Cepal ha expresado sus dudas sobre el sorprendente aumento del ingreso por trabajo en los deciles de menores ingresos del medio rural entre 2000 y 2002. 4) Hay un aumento inusitado en la renta imputada de la vivienda propia (que es un ingreso virtual, cuya evolución depende de las percepciones de los entrevistados) en los primeros deciles (por ejemplo, de 18.3 por ciento en el decil II, 16.8 por ciento en el IV, 15.6 por ciento en el V, y 26.6 por ciento en el decil VI, provocando bajas (virtuales y subjetivas) en las diversas pobrezas, en algunos casos porque los ladrillos que comen se han encarecido.1 5) Hay una baja desproporcionada en el tamaño de los hogares más pobres del medio rural, por ejemplo, de 6.1 a 4.6 personas en el decil 3 rural entre 2000 y 2002 (dado que tanto la LP como el ingreso de los hogares se calcula por persona, la baja del tamaño hace subir el ingreso por persona); esto ha llevado a la Cepal a decir que si el tamaño de los hogares rurales se hubiese comportado de acuerdo con lo esperado (entre 2000 y 2002) la pobreza alimentaria no hubiese bajado de 15.2 por ciento a 12.6 por ciento del total de hogares, sino que hubiese aumentado a 18.6 por ciento. 7) Los ocupados entre 2000 y 2002 aumentan anualmente en 1.3 millones, es decir, la promesa de generación de empleos de Fox se habría cumplido (sin embargo, la encuesta especializada en el tema, la Encuesta Nacional de Empleo, arrojó un crecimiento anual de sólo 500 mil ocupados). 8) El evidente sesgo en las muestras rurales de 2002 y 2004 (que explicaría el sorprendente aumento del ingreso por trabajo en este medio, la caída del tamaño de los hogares y la baja de la pobreza rural que es causa central de la caída nacional) se evidencia al considerar indicadores no usados en la medición oficial de la pobreza que muestran el milagro rural (localidades de menos de 2 mil 500 habitantes) construido en la ENIGH: la proporción de viviendas con agua entubada dentro de la vivienda pasa de 18.2 por ciento logrado en toda la historia previa del país a 40.3 por ciento, más del doble, en sólo cuatro años; un milagro similar se identifica en las viviendas que cuentan con excusado con conexión de agua, pero ambos palidecen con el alcanzado en viviendas con conexión de drenaje, que más que se triplicaron: del 9 por ciento al 30.6 por ciento.

Obviamente, si se sobrestima tan gruesamente el número de ocupados, se sobrestima en similar medida el ingreso derivado del trabajo. Si además cae -más allá de las tendencias- el tamaño del hogar, se subestima doblemente el número de los miembros dependientes y se sobrestima doblemente el ingreso por persona, del que depende la medición de la pobreza. Si además el ingreso se capta ahora mejor porque se desglosaron adicionalmente los rubros de ingresos, pero además se incluyen en la medición rubros de ingresos virtuales que no están disponibles para las necesidades recortadas que se incluyen en las líneas de pobreza, la pobreza se hace bajar aún más como resultado de las modificaciones del cuestionario y los errores del método.

Nunca conoceremos la verdadera evolución de la pobreza por los múltiples problemas de las ENIGH. Todos ellos llevan a sobrestimar los aumentos (subestimar las reducciones) de los ingresos por persona de los hogares y, por tanto, a inducir cálculos que reducen la pobreza. Aplicando el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), que desarrollé hace 15 años, resulta una visión contraria a la oficial. El MMIP es un método multidimensional que tiene tres componentes básicos: ingresos, tiempo y necesidades básicas insatisfechas (NBI). Este último componente, a su vez, está conformado por las dimensiones de salud y seguridad social, educación, vivienda (materiales y espacios), energía (eléctrica y para cocinar), agua y drenaje, disposición de basura, bienes durables y teléfono doméstico.

Los umbrales en cada dimensión están en consonancia con la legislación nacional, las declaraciones internacionales de derechos humanos y las normas de los organismos sectoriales de la ONU. Esta lógica de los umbrales y la ampliación a todas las necesidades de la población resultan en niveles de pobreza más altos que los oficiales, pero no muy lejanos a los derivados de la LP3 del CTMP. Dada la tendencia de la ENIGH 2004 a sobrestimar el cambio positivo en los ingresos y a sobrestimar en el medio rural la evolución positiva de múltiples indicadores incluidos en el MMIP, debe considerarse que los resultados de pobreza para 2004 que se presentan en el Cuadro están muy subestimados. Aun así, como se aprecia, la pobreza creció entre 2000 y 2004 en 6.35 millones y la indigencia en 800 mil personas. También se aprecia que mientras pobreza e indigencia aumentan en los dos tipos urbanos identificados (de 100 mil y más y de 2 mil 500 a 99 mil 999), ambas disminuyen en el medio rural, pero lo hace mucho más rápido la indigencia. El sesgo de la ENIGH se manifiesta claramente aquí, pero no alcanza a compensar el desastre urbano.

1 Uno de los errores de lógica elemental tanto del método del CTMP como del truncado es que al recortar el universo de lo necesario (quitando necesidades a satisfacer) para obtener las líneas inferiores a la LP3 (o sea, todas las utilizadas) no hacen lo mismo del lado del ingreso de los hogares. Así, por ejemplo, usan el mismo ingreso corriente total para compararlo con sus tres líneas de pobreza; pero la alimentaria y de capacidades no incluyen la vivienda entre las necesidades a satisfacer. Es decir, se les olvidó restar del ingreso corriente total de los hogares la renta imputada de la vivienda propia (y en los hogares que pagan renta, quitar el monto pagado) para mantener la igualdad o desigualdad en ambos lados de la ecuación. Lo que se puede comparar contra un universo acotado de necesidades no es el ingreso total de los hogares, sino sólo el disponible para esas necesidades. Al encarecerse subjetivamente los ladrillos, los hogares "comen mejor" y dejan de ser pobres alimentarios

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