Usted está aquí: jueves 1 de junio de 2006 Ciencias Los enredos financieros de Google

ENTORNO TECNOLOGICO

Los enredos financieros de Google

The Economist Intelligence Unit

Los automovilistas inclinados a las matemáticas, atrapados en la acostumbrada congestión de tránsito en la carretera 101, que cruza Silicon Valley, tuvieron hace poco la oportunidad de matar el tiempo contemplando un tablero de avisos que decía: "{primer primo de 10 dígitos encontrado en dígitos consecutivos de e}.com". El número en cuestión, 7427466391, es una secuencia que comienza con el dígito número 101 de e, constante que es la base del logaritmo natural. Los escasos elegidos que desentrañaron el enigma y se dirigieron al sitio web indicado encontraron allí un acertijo aún más difícil. La respuesta los llevó a otra página web, donde por fin se les invitaba a presentar su currículum.

Si un letrero puede capturar el alma de una empresa, éste lo hizo, porque el anunciante anónimo era Google, cuyo producto principal es la máquina de búsqueda en Internet más popular del mundo. Con su humorismo presuntuoso, sus obsesiones matemáticas y su arrogante convicción de que es el hogar natural de los genios, el tablero de avisos habla de una empresa que cree haber ocupado el lugar que merece como líder de la industria tecnológica, posición que en los 15 años pasados perteneció a Microsoft.

En su tono, el aviso es googlesco, como gustan de decir los empleados de la empresa. Ese adjetivo, según una portavoz, evoca una distinción "humilde, cosmopolita, diferente y modesta". Una buena demostración de googleitud se ofreció en los discursos pronunciados en una conferencia en Las Vegas, este año. Mientras los ejecutivos de otras empresas daban la bienvenida al auditorio con juegos de luces y estruendosa música de rock, Google tocó el Concierto de Brandeburgo número 3 y tenía un acertijo mental esperando en cada asiento. El tablero de avisos era también googlesco en que, al igual que la página de inicio de Google, tenía una simplicidad visual que encubría la sofisticación de su contenido. Sin embargo, para los extraños la googleitud implica a menudo audaz ambición, un llamado misionero a cambiar el mundo y la conjunción de la nerdez con la virtud.

El síntoma principal, desplegado con prominencia en el letrero de avisos, es una deificación de las matemáticas. Google deja constantemente bromas numéricas y acertijos para quienes buscan en los lugares apropiados. Cuando presentó los documentos reglamentarios para enlistarse en la bolsa, en 2004, dijo que planeaba recaudar 2 mil 718 millones 281 mil 828 dólares, que es el e mil millones del dólar más cercano. Un año después volvió a presentar otra emisión de acciones, precisamente 14 millones 159 mil 265, que representan los primeros ocho dígitos después del punto decimal en el número pi (3.14159265).

Las matemáticas vienen de sus fundadores, Sergey Brin y Larry Page. Brin, nacido en Rusia, es hijo de un profesor de estadística y probabilidad, y su madre trabaja en la NASA; Page es hijo de dos profesores de ciencia de la computación. El hallazgo que volvió tan popular su máquina de navegación fue advertir que el caos de la Internet tenía un orden matemático implícito. Al contar, pesar y calcular las estructuras entre páginas web, Page y Brin lograron entregar resultados de búsqueda más relevantes que los de cualquier otra máquina.

Hasta ahora han mantenido esa superioridad. Danny Sullivan, director del Search Engine Watch, carta circular en línea de la industria, la clasifica como la mejor máquina de búsqueda, y pone a Yahoo en segundo lugar, a Ask (antes Ask Jeeves) en tercero, y a MSN de Microsoft en el último de los cuatro más altos. La participación de Google en las búsquedas ha subido casi mes a mes durante el año pasado. Contando las de AOL, portal de Internet que utiliza la tecnología de búsqueda de Google, ésta tuvo la mitad de todas las búsquedas de marzo. Excluyendo a AOL, la cifra fue 43 por ciento. Por eso la gente dice que googlea -en vez de, digamos, yahooear- sus orientaciones de rutas viales, fechas y recetas.

La destreza matemática está también detrás de la otra mitad del éxito de Google: su capacidad de convertir en dinero todas esas búsquedas. A diferencia de compañías de software como Microsoft, que obtienen la mayor parte de su ingreso de honorarios por licencias, Google es sobre todo una agencia de publicidad. No vende los anuncios usuales, en los cuales el anunciante pone un desplegado en una página y paga por millar de "impresiones" de visitante (veces en que se ve el anuncio): ha perfeccionado el género más eficiente de "pago por clic". Coloca pequeños anuncios de texto ("vínculos patrocinados") en una página, en un orden determinado por subasta entre los anunciantes. Pero estos anunciantes pagan sólo cada vez que un usuario en realidad hace clic en el vínculo (con lo cual expresa interés por comprar). Esto funciona mejor en las páginas de búsqueda de resultados, que representan más de la mitad de los ingresos de la firma, porque las palabras claves de los usuarios permiten a Google poner anuncios relevantes en la página. Pero también funciona en otras páginas web, como los blogs o los artículos de periódico que se afilian para formar parte de la "red" de Google.

El cerebro mundial

Estas dos "máquinas" interconectadas -los algoritmos de búsqueda pareados con los algoritmos de publicidad- son el motor que impulsa el crecimiento de ingresos de Google (6 mil 100 millones de dólares el año pasado) y de sus ganancias (mil 500 millones), así como una capitalización de mercado de 117 mil millones. Esta potencia es la razón por la cual Andy Bechtolsheim, el primer inversionista de Google (también cofundador de Sun Microsystems, gran fabricante de computadoras) conserva aún todas sus acciones de la empresa. Todo está en "pujar por las palabras claves" en las subastas de Google, dice. "Nadie sabe dónde parará esta cosa."

Sin embargo, desde su debut en el mercado, Google ha estado añadiendo productos nuevos y con frecuencia muy diferentes a esta máquina doble. Ahora es propietaria de Picasa, que fabrica software para editar fotos por computadora; de Okrut, sitio de redes sociales popular sobre todo en Brasil, y de Blogger, que permite a las personas comenzar un diario en línea. También ofrece software gratis para mensajes instantáneos y telefonía por Internet, para búsquedas en computadoras de escritorio de usuarios, para vuelos virtuales alrededor del globo, para mantener las computadoras libres de virus, para cargar y compartir videos, y para crear páginas web. Tiene un programa gratuito de e-mail y calendario.

Que éstas sean distracciones arbitrarias o no depende del punto de vista de cada quien. Para Brin y Page, tienen sentido matemático. Brin ("el tipo de la estrategia") ha calculado que los ingenieros de Google deben dedicar 70 por cento de su tiempo a los productos principales (es decir, las máquinas de búsqueda y publicidad), 20 por ciento a productos tangenciales relevantes y 10 por ciento a diversión al azar, que puede conducir a algún producto o no. El resultado es que montones de pequeños equipos trabajan en toda clase de proyectos, de los cuales los más prometedores terminan en la prestigiosa lista de "los 100 primeros" en los que Page ("el tipo de la producción") invierte gran cantidad de tiempo. La mayoría de productos en esa lista tienen en teoría algo que ver con la misión de Google, que es "organizar la información mundial". Escanear e indexar libros, por ejemplo, pone en línea información que no lo está. Cada vez más, el mundo exterior lo ve de otra manera: entre los fanáticos de Google, la compañía ha llegado a representar a la generación más madura de la Internet (es decir, después de la quiebra), que se representa con la etiqueta mercadotécnica de "Web 2.0". En este contexto, se asume que trabaja en todo a la vez, y cada anuncio de un nuevo producto, por trivial que sea, se recibe como un pequeño paso hacia una eventual transformación que cambiará al mundo.

Pero muchos que tratan con Google en su vida cotidiana se están cansando de estas grandiosas nociones. Las acciones de Google, después de casi quintuplicarse desde que comenzaron a negociarse, han caído en meses recientes. Pip Coburn, estratega de inversión, afirma: "En algún momento Google fue una historia sencilla: anuncios en línea encima del mecanismo de búsqueda más popular del planeta. Pero ahora es un enredijo y tal vez, para que las acciones se muevan de nuevo, la empresa necesita trabajar en su propia simplicidad para igualar la sencillez de su página de inicio".

Así, Google comienza a parecerse un poco a Microsoft hace una década, con una fuerza y una serie de productos mediocres.

Traducción: Jorge Anaya

 
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