Usted está aquí: miércoles 31 de mayo de 2006 Opinión Juárez el republicano

Josefina Zoraida Vázquez

Juárez el republicano

En La Jornada del 21 de mayo, apareció un artículo con un título muy ofensivo para cualquier historiador, juzgando al librito publicado por la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito como ''demagogia oficial". No conozco al autor de tan atrevida acusación y estoy segura que no tiene más referencias mías que este libro y el publicado por Editorial Patria, reproducido por la Secretaría de Educación Pública para maestros hace una década. Empiezo por mencionar cómo terminé siendo autora del libro en cuestión, del que se publicaron 27 millones de ejemplares y que es bueno aclarar, no se me pagaron regalías, puesto que estaban destinados a entregarse gratuitamente a los estudiantes y maestros de educación básica.

La Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito acudió a mi institución, El Colegio de México, para solicitar que alguno de los investigadores redactara un texto sobre Juárez, para la celebración del bicentenario, en un plazo de un mes. Como me dedico a investigar el siglo XIX y me preocupa la educación, me preguntaron si podría hacerlo. A pesar de mis reticencias, terminé por aceptar por la institución, por su destino y también por mi admiración por don Benito. Por otro lado, estoy convencida que los profesionistas debemos poner nuestros conocimientos al servicio de México, no de un determinado gobierno.

Los historiadores siempre enfrentamos los retos de acercarnos a la objetividad, siempre elusiva, y de elegir la parte que vamos a comunicar de un personaje o de un acontecimiento. En este caso, el apremio del tiempo limitó mis eternos escrúpulos y utilicé el material con el que contaba. Aunque es un libro básico, acepto que los años de Chihuahua merecían una mención mayor, lo que rechazaría enfáticamente es que esto fuera por centralismo defeño. Los historiadores de la capital, en especial los nativos de la misma, siempre somos blanco de ataques de centralismo. Tengo que confesar que todavía padezco del nacionalismo que me inspiró la educación oficial de los años 40, pero éste abarca al país en su conjunto y me interesa comprender su pasado en todas sus dimensiones, producto de la orografía, la variedad étnica e histórica.

Hace más de medio siglo (1941), el historiador estadunidense Lesley Byrd Simpson trató de representar la complejidad geográfica y cultural de nuestro país y su pasado, titulando su libro, Many Mexicos. Por mi parte, la experiencia de 30 años dedicados a la investigación de las primeras décadas nacionales, terminó por convencerme de la imposibilidad de aprehender, por mí misma, todos esos aconteceres. Esa convicción derivó en el intento de hacerlo colectivamente y organicé un seminario interinstitucional, con historiadores de buena parte de los estados de la República para estudiar las primeras décadas de México (1808-1848). De ese empeño han resultado México al tiempo de su guerra con Estados Unidos (1997 y 1999) y El establecimiento del federalismo en México, 1821.1827 (2003) y este año esperamos concluir el dedicado al Primer federalismo mexicano y su fracaso, 1824-1835.

Don Jesús Vargas Valdés no advirtió la paradoja que encierra la publicación masiva de Juárez el republicano. En 2000 poco después de asumir el poder, el Presidente bajó el retrato del Benemérito y según recuerdo haber leído en los periódicos, lo remplazó por uno de Madero. Por supuesto que esto no afectó la figura de don Benito, y al acercarse el bicentenario resultó imprescindible que el gobierno lo celebrara.

Según tengo entendido, la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito se ha empeñado en no dilapidar dinero: inclusive recolecta papel para reciclarlo. Creo que no debe haber resultado tan caro ilustrar el tomito por la cantidad de material que existe en el Recinto Juárez, y celebro que, desde los años 70, la comisión haya cuidado la ilustración de los libros, pues sin duda se alienta el interés en leerlo. Por otra parte, en el caso de la historia, documentos, retratos, litografías, caricaturas y demás, no son un mero adorno, sino una forma de completar la comprensión de lo escrito.

Don Daniel Cosío Villegas consideró que Juárez era caso único en nuestra historia, por adelantarse a su época y haber tenido ''en una proporción muy finamente equilibrada el estadista y el político, es decir, el hombre de Estado capaz de concebir grandes planes de acción gubernamental y el hombre ducho en la maniobra política". Es imposible no conmoverse con la saga de don Benito, nacido en un caserío monolingüe de la sierra oaxaqueña, que a pesar de los obstáculos, la voluntad de educarse lo llevó a una destacada carrera de abogado y ascender en el servicio público hasta la Presidencia. Su entereza le permitió sortear no sólo una sangrienta guerra civil y una intervención extranjera, sino que al servicio de su país, en defensa de la soberanía, logró consolidar el Estado mexicano. Por tanto, es un ejemplo elocuente del valor de la educación, de la voluntad y del servicio, y me alegro que el señor Vargas haya tratado de llamar la atención por esos dramáticos meses que pasó don Benito en Chihuahua.

La autora de este texto es doctora en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México e investigadora y profesora emérita de El Colegio de México y Premio Nacional de Ciencias y Artes 1999

 
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