Usted está aquí: lunes 29 de mayo de 2006 Opinión Feliz Mix 2006

Carlos Bonfil

Feliz Mix 2006

Ampliar la imagen Fotograma de la cinta El cielo dividido, de Julián Hernández

El Festival Mix de Diversidad Sexual en Cine y Video cumple 10 años. El lema conmemorativo que propone su director general, Arturo Castelán, reivindica la felicidad como un concepto transgresor, y así lo explica: "Nuestra comunidad (gay/lésbica/bisexual/transexual/transgénero/heterosexual de avanzada) está reinventando constantemente su propia identidad y generando para sí misma nuevas formas de felicidad, nuevos guiones felices para sus propias vidas. Y eso es transgresor".

No es un azar que la fecha de creación de este festival fílmico coincida con la aparición de la revolución terapéutica que supone una primera victoria sobre la epidemia (VIH/sida) que afecta con fuerza a la comunidad homosexual. Los medicamentos antirretrovirales han hecho de un padecimiento asociado a una inapelable sentencia de muerte, un padecimiento crónico, más controlable, con una mejoría notable en la calidad y esperanza de vida de las personas afectadas.

A lo largo de 10 años, numerosos documentales, películas de ficción y videos han ofrecido en el Mix la crónica mínima de estos avances, al tiempo que han señalado algunos de sus obstáculos mayores: la homofobia institucional, la intolerancia religiosa y la discriminación social de las minorías sexuales.

Paralelamente se ha dado seguimiento puntual a las realizaciones en cine y video de directores mexicanos interesados en el tema de la diversidad sexual, desde trabajos experimentales, operas primas de ficción, documentales, y a las películas recientes, en formato digital, de un director reconocido, Jaime Humberto Hermosillo, sin mayores opciones de distribución comercial.

Mix presentó ya Exxxorcismos, y este año una realización notable, Rencor, protagonizada por Julissa y Manuel Medina. De igual modo difundió los primeros cortometrajes de Julián Hernández y Roberto Fiesco, antes de promover su largometraje Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor, premiada en el Festival de Berlín, para culminar este año con su cinta más reciente, El cielo dividido.

La intención primera del Festival Mix, con material proveniente de encuentros afines en Estados Unidos y en Brasil, fue difundir trabajos arriesgados y radicales en cine y video, que incluían curadurías lésbicas, documentales históricos, como Artículo 175, de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, obras de los cineastas queer anglosajones Todd Verow, Bruce la Bruce, John Greyson, Gregg Araki, Derek Jarman y Todd Haynes, películas europeas, asiáticas y de medio oriente -un conjunto fílmico que, fuera del festival, jamás se habría visto en México.

Una limitación mayor ha sido que en estos 10 años, la mayor parte de este material se ha presentado en su versión original, no subtitulada, lo que ha impedido a buen número de sus espectadores una apreciación cabal de las propuestas. Con todo, el festival tiene ya un público cautivo, una buena red de difusión, y un apoyo continuo de la Cineteca Nacional.

El Festival Mix ha transitado en 10 años de una postura radical en materia de política sexual a una diversidad de opciones que lo mismo incluye el cine comercial que el sexo explícito y la mirada frívola. Ha disminuido el volumen de realizaciones lésbicas, privilegiándose una pasarela festiva de desnudos masculinos, orientada esencialmente al autoconsumo gay. Un público cautivo parece atento a esta vertiente comercial, vagamente provocadora, pero el fenómeno sólo es reflejo de las tendencias dominantes en un circuito internacional de festivales de cine gay, donde una creciente aceptación social (reflejada en la aprobación de bodas gay en Canadá y diversos países europeos), parecen certificar esta noción de felicidad, sustentada en no pocas victorias legales sobre la intolerancia.

El Festival Mix reúne así la mirada cáustica de Rencor, de Hermosillo, y la nueva visión idílica del ex pasoliniano Julián Hernández; el regocijo de la española Veinte centímetros, de Ramón Salazar, y los desplantes entrañables de los Muxes, de Alejandra Islas; el esperado estreno de la cinta china Lan Yu, de Stanley Kwan, y dos películas francesas, Los tiempos que cambian, de André Techiné, y Cuestión orgánica, de Bertrand Bonello.

El Festival Mix, espacio fílmico de disidencia sexual, diversidad y tolerancia, ha logrado afianzarse al fin en nuestro medio cultural, muy a contracorriente de una homofobia fatigosa y fatigada, de la doble moral oficial y de la intolerancia eclesiástica. En esta permanencia exitosa radica tal vez su más reciente nota de optimismo.

El Festival Mix se exhibe esta semana en la Cineteca Nacional.

 
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