Usted está aquí: lunes 29 de mayo de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Es hora de que Calderón pague el costo político del Fobaproa

Especuladores sin escrúpulos financian campañas de los que dicen tener las manos limpias

Que el estallido de la bronca bancaria fue un problema del gobierno tricolor y que él no tiene nada que ver en el asunto, grita un cada vez más nervioso Felipe Calderón por los certeros señalamientos sobre sus manos sucias en el Fobaproa.

Que el Fobaproa "fue la crisis económica que provocó el Partido Revolucionario Institucional, pero no fue cosa de Acción Nacional y mucho menos" del actual candidato blanquiazul a la Presidencia de la República.

Que, en resumidas cuentas, fueron ellos y nadie más los que hicieron estallar al país, y que quienes le endilgan responsabilidad en el "rescate" bancario de plano "mienten", suplica el cada vez más angustiado Felipillo.

Mala memoria la del michoacano, porque si en algo tiene metidas las manos el Partido Acción Nacional -junto con las tricolores- es en la reprivatización, "rescate" y extranjerización de la banca otrora nacional.

De las iniciativas que sobre el particular presentaron los gobiernos salinista y zedillista, el Partido Acción Nacional votó favorablemente por todas: desde la privatización, hasta la extranjerización de la banca, sin olvidar al Fobaproa-IPAB. Por acción u omisión, ni una sola fue rechazada por los blanquiazules, y en el proceso por allí estuvo presente y actuante el Felipillo, como comprometido militante, legislador o líder del partido.

Cuando Carlos Salinas de Gortari decidió privatizar la banca estatizada por José López Portillo, el Partido Acción Nacional aplaudió y avaló la iniciativa.

Su actual militante lo explica así: "los votos del PAN, indispensables;... hablé con el dirigente nacional del Partido Acción Nacional. Necesitábamos los votos de los representantes de su partido. Luego de la elección de 1988, el número de miembros del PRI en la Cámara de Diputados había alcanzado 260 diputados entre 500, una mayoría simple que podía esfumarse con la pérdida de 10 votos. Además, para la reforma constitucional no bastaba la mayoría simple del PRI: se requería la aprobación de las dos terceras partes de los legisladores.

"Sólo si contábamos con los votos del PAN podíamos llegar a la proporción requerida. Su dirigente, Luis H. Alvarez, mostró muchas reservas: si bien su partido estaba de acuerdo con la medida, iba a ser difícil convencer a todos sus diputados de que participaran en una votación al lado del PRI. Sin embargo, se sumó al propósito; más tarde también se incorporó a la iniciativa Diego Fernández de Cevallos, uno de los dirigentes panistas más lúcidos y de convicciones más firmes....

"La iniciativa fue aprobada el 12 de mayo de 1990 con la mayoría ordenada por la Constitución. Un diputado del PRI votó en contra: la facción de izquierda lo ovacionó. Uno de la izquierda votó a favor: los priístas lo aplaudieron. El apoyo de los diputados priístas fue excepcional. El dictamen fue avalado por 339 votos a favor, obtenidos entre diputados del PRI, el PAN y el PFCRN..." (Carlos Salinas de Gortari, México un paso difícil a la modernidad, octubre 2000).

Que fue el tricolor, que el PAN no tuvo nada que ver y que, en serio, se los prometo, no firmó el Fobaproa, asegura el Felipillo y las aves canoras que los acompañan, entre ellas Diego Fernández de Cevallos y Fauzi Hamdam, quienes también juran sobre la Biblia que no tienen responsabilidad alguna en el "rescate" bancario y en otros enjuagues. Pobre Felipillo: como dirigente de Acción Nacional avaló el saqueo, a menos que esté dispuesto a reconocer que fue un líder partidista de pacotilla, que nunca tuvo control e influencia sobre sus bancadas en las Cámaras de Diputados y Senadores, y que, de plano, la "legalización" del Fobaproa-IPAB pasó sin su consentimiento.

El asunto es que con el Fobaproa les pegaron -al candidato y a su partido- en medio de las "manos limpias", y ya no saben ni por dónde salir de la barranca, porque en aquellos felices tiempos de la aprobación, junto con los tricolores (los únicos causantes del estercolero, según Calderón), de la reprivatización, "rescate" bancario, Fobaproa-IPAB y extranjerización de las instituciones financieras, los panistas a coro gritaban: "estamos dispuestos a pagar el costo político de estas decisiones".

Y ahora que llega el momento de pagar el costo político por el salvaje saqueo autorizado, la simple idea de cubrir la factura provoca terror en Felipillo y asociados, mientras los mexicanos llevan 12 años pagando -quiéranlo o no, por las decisiones de panistas y priístas- el atraco de un grupo de especuladores que hoy sin pudor alguno financian las campañas de los que -también sin pudor- juran que tienen "las manos limpias".

Las rebanadas del pastel:

A escasos 36 días, los banqueros también están nerviosos, y como no ha sido suficiente el respaldo propagandístico que, con recursos públicos (una vez más), les han otorgado la Secretaría de Hacienda y el IPAB ("el Fobaproa, la octava maravilla más limpia del mundo"), a punto están de difundir una campaña publicitaria para, dicen, "limpiarle la imagen a la banca", algo por demás imposible.

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