Usted está aquí: viernes 26 de mayo de 2006 Opinión México SA

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Carlos Fernández-Vega

¿Qué celebra Fox en materia migratoria?

Se le olvidan los 6 mil efectivos autorizados para la frontera y los 600 kilómetros de muro

Ampliar la imagen El presidente Vicente Fox al ser recibido ayer por el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, en el aeropuerto de Sacramento Foto: Ap

Celebrar por adelantado y colgarse medallas ajenas, ganadas por otros en cruentas batallas, es una especialidad del gobierno del "cambio", y en especial del presidente Fox.

La decisión que ayer tomó el Senado estadunidense no podía ser la excepción, porque además de ser "un día histórico" fue motivo de azucarados autoelogios por parte del inquilino de Los Pinos, casualmente de paseo por aquel país. "Hemos trabajado durante cinco años" para "lograrlo", dijo emocionado, justo cuando en ese periodo se registra el mayor volumen de mano de obra expulsada hacia el vecino del norte.

Más allá que hizo a un lado el envió de 6 mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con México (autorizadas por el Pentágono "a portar armamento y fuerza letal para inhibir la inmigración"), la construcción de un nuevo tramo (600 kilómetros) de muro fronterizo, la permanente violación de los derechos humanos de la paisanada, el incremento a 2 mil 500 dólares de multa por ingresar ilegalmente a territorio estadunidense y tantas otras bellezas asociadas a la decisión senatorial, al inquilino de Los Pinos parece no importarle que falta el tramo definitivo: la "conciliación" de iniciativas entre ambas cámaras (Representantes y Senado).

¿Qué celebra el presidente Fox?, porque aunque parezca niño con caramelo nuevo no hay que olvidar que uno de los logros concretos de su administración, convertido en especialidad, ha sido la creciente expulsión de mano de obra (2.4 millones de mexicanos según información del Conato; 4.2 millones de acuerdo con la reveladoras cifras del segundo Conteo de Población y Vivienda 2005 del INEGI), mucha de ella, tras la decisión del Senado estadunidense, con serios riesgos de ser deportada a su país de origen por no reunir los requisitos de temporalidad establecidos por tal instancia legislativa.

Tal vez agradezca al Congreso y al gobierno estadunidense que, quiéranlo o no, le han aligerado la carga laboral. Prácticamente la mitad de los empleos prometidos por Fox en campaña, y que no pocos votos sumaron a su causa, los tuvieron los mexicanos, pero en Estados Unidos, con todos los riesgos implícitos en la aventura.

Hacia el interior, la tasa oficial de desempleo abierto se duplicó, y la calidad de las plazas laborales existentes se deteriora aún más. A pesar de ello, durante su paseo por Estados Unidos tuvo la cara dura de promover (independientemente del tema electoral) su "seguro popular" frente a un grupo de mexicanos que tuvieron que emigrar al país vecino por la falta de empleo y bienestar social en su propia tierra, la misma que Fox dice presidir. Con esa misma cara dura a ellos les dijo que "debemos continuar ampliando las oportunidades económicas y sociales, los empleos y los ingresos. De esa manera, la inmigración para las personas se convertirá en una decisión, no en una necesidad". Lo dice justo al cuarto para las doce, cuando es un hecho que ni siquiera ha empezado, por lo que es imposible "continuar".

El periódico La Opinión de Los Angeles, influyente en la comunidad hispano parlante, publicó un artículo (Una visita inoportuna, firmado por María Luisa Arredondo) en el que se subraya: la visita del presidente Vicente Fox a Estados Unidos se da en momentos por demás críticos para México, para la relación bilateral con Estados Unidos y para la gestión del primer mandatario. El mandatario enfrenta, como nunca antes en sus cinco años y medio de gobierno, serios ataques por su incapacidad política tanto dentro como fuera del país, por lo que resulta cuestionable si con este viaje logrará sacar alguna ventaja para su país.

"Los mexicanos que vivimos de este lado de la frontera nos preguntamos, sin embargo, qué influencia puede tener Fox en el tópico (de una reforma migratoria), sobre todo cuando le faltan sólo seis meses para entregar el poder y cuando es obvio que fracasó, no sólo en firmar un acuerdo migratorio con Estados Unidos, sino en generar empleos para sus gobernados. Es un hecho que la única medalla que puede colgarse el Presidente es la de que, bajo su administración, emigró hacia el norte el mayor número de mexicanos en la historia del país. Resulta altamente cuestionable, por otra parte, la actitud sumisa y ambivalente mostrada por Fox en su relación con Estados Unidos. Hace unos días, por ejemplo, no dudó en aplaudir el anuncio del envío de 6 mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera y después -al parecer por presiones del Congreso- acusó a Washington de mostrar una conducta poco amigable al darse a conocer los planes de construir un muro triple en ciertas áreas de la línea fronteriza. Lo más sorprendente es que el Presidente actúa como si la relación bilateral estuviera en sus mejores términos y como si en México todo marchara sobre ruedas".

¿Qué celebra, o a quién pretende convencer?

Las rebanadas del pastel:

Si de celebraciones se trata, el INEGI informó ayer que la tasa oficial de desempleo abierto en el país cerró en abril pasado en 3.32 por ciento de la población económicamente activa. Al inicio del gobierno del "cambio", ese indicador se ubicó en 1.5 por ciento.

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