Usted está aquí: jueves 25 de mayo de 2006 Opinión El Barça y la política

Miguel Marín Bosch*

El Barça y la política

El presidente del gobierno español está de plácemes. José Luis Rodríguez Zapatero es hincha del FC Barcelona que este año ha ganado dos importantes trofeos de futbol: la liga española y, hace una semana en París, la liga europea de campeones. Falló en la Copa de Rey, pero esa competencia es deuxième choix para muchos seguidores de la liga española.

Las victorias del Barça han tenido un efecto en la política española. Asimismo han incidido en la forma en que Cataluña se relaciona con el resto de España. Pero también tuvieron un resultado negativo cuando las celebraciones públicas degeneraron en actos de vandalismo.

Lo importante del juego del Barça esta pasada temporada es que juega bonito y entretiene. Cuando le ganó al Real Madrid en el Bernabéu el público aplaudió al Barça porque sabe apreciar la calidad independientemente de quien la tenga.

Zapatero estuvo hace ocho días en el Stade de France en París. Fue un acto insólito. Es el primer presidente del gobierno español que se atreve a hacer pública su simpatía por el Barça y ha causado un revuelo político.

Siempre les he tenido cierta alergia a los llamados clubes grandes. Los Yankees de Nueva York ven a un chamaco beisbolero prometedor y sacan la chequera. Los gastos del Barça este año han superado los 120 millones de euros, una décima parte del presupuesto anual de las Naciones Unidas. Hace poco David Beckham dijo que Ronaldinho era lo suficientemente bueno para poder jugar en el Real Madrid. Se antoja altanera la actitud de algunos de los dirigentes y jugadores de los equipos con mucho dinero.

La rivalidad entre el Barça y el Real Madrid es fuerte y viene de lejos. Empero, el buen juego del Barça ha cambiado las cosas este año. En vísperas de la final de la liga de campeones europeos, Raúl González (uno de los jugadores emblemáticos del Real Madrid) dijo que le gustaría que el Barcelona le ganara al Arsenal. Algunos lo habrán fichado de hereje, pero tenía razón y muchos españoles, aun los que ven con recelo el nacionalismo catalán, estuvieron de acuerdo con Raúl. Esto contrasta con el enorme gusto que les da a muchos culés (los seguidores del Barça) que el Real Madrid, el equipo compuesto por los llamados galácticos, se haya hundido estos últimos años.

El Barça no es solamente un equipo catalán (aunque los apellidos catalanes son pocos). Es un equipo que tiene seguidores por toda España y por todo el mundo. Ciertamente el Barça aún no tiene el caché (ni mucho menos la mercadotecnia) de un Manchester United o un Real Madrid. Pero tiene lo suyo.

Hay que destacar dos aspectos del fenómeno Barça: su importancia en Cataluña y sus seguidores en el resto de España. Para mucho catalán (catalanista o no) el equipo fue una especie de válvula de escape durante la opresión franquista. En el campo del FC Barcelona era donde uno se desquitaba políticamente.

No deja de ser una curiosa nota a pie de página el hecho de que haya sido precisamente el Barça el que se convirtiera en un símbolo de la identidad catalana. Cabe recordar la cantidad de extranjeros que han pasado por sus filas (a diferencia del Athletic de Bilbao que sólo contrata a jugadores vascos). Cabe pensar también en lo muy extranjero que les pareció el equipo cuando un suizo lo fundó en 1899. De ahí que al año siguiente naciera el Español (ahora Espanyol) para marcar una distancia entre sus jugadores (todos catalanes y españoles) y los extranjeros del Barça. Con el tiempo el Español se convirtió en un símbolo poco catalán. Quizás si lo hubieran bautizado de "Catalán" en lugar de "Español" la historia hubiera sido distinta.

Tras la victoria del Barça en la liga europea de campeones, hubo numerosas manifestaciones públicas. Aparte de Barcelona y de otros centros urbanos de Cataluña, hubo celebraciones en muchos otros puntos de España. Aún en Madrid hubo un modesto acto de apoyo en la fuente de la Cibeles, lugar donde los madridistas festejan sus victorias. En A Coruña hubo algo parecido. Los seguidores del Barça se dirigieron a la fuente de Cuatro Caminos, la misma zona donde se suelen celebrar los éxitos del Deportivo (a los seguidores de futbol en España les gusta congregarse cerca de una fuente). En Granada centenares de personas acudieron a la fuente de Batallas. Pero, y aquí viene lo triste, hubo violencia en Granada, como también la hubo en Barcelona.

El pasado jueves, un día después de su triunfo sobre el Arsenal, medio millón de personas acompañaron a los jugadores del Barça en su paseo triunfal por la ciudad. Luego hubo una concentración en Canaletes (otra fuente).

Los disturbios arrojaron un saldo de unos 50 detenidos, más de 100 heridos, escaparates destrozados y pillaje de no pocas tiendas. Los partidos de oposición aprovecharon esas escenas de vandalismo para criticar las medidas de seguridad del gobierno socialista de la ciudad. Los comerciantes de la zona han pedido que celebraciones como esa se lleven a cabo en otro lado.

¿Qué ha cambiado con los triunfos del Barça en 2006? Según algunos observadores, las expresiones de júbilo de Zapatero en París tuvieron un impacto más sicológico que político. Al acudir al Stade de France y celebrar públicamente el triunfo del Barça, quizás haya trazado un nuevo camino entre Madrid y Cataluña. Es el primer presidente de gobierno que tiende un puente emocional más que político a Cataluña. Y el momento no pudo ser más oportuno.

En estos días, con miras a un referendo, se debate en Cataluña el texto de un nuevo Estatuto (constitución). Zapatero ha tenido mucho que ver en el asunto y ahora podría haber convencido a muchos catalanes a que lo apoyen. El espectáculo de un buen futbol ha tenido un impacto político. Mi tío Juan hubiera estado contento.

* Director del Instituto Matías Romero y ex subsecretario de Relaciones Exteriores

 
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