Danza nupcial

La Habana, 23 de mayo. Como todos los alacranes, el Rhopalorus junceus se reproduce a partir de una danza nupcial. Se encuentran la hembra y el macho y se reconocen, para asegurarse que son de su propia especie.

Si la hembra está receptiva, el macho la agarra con las manos (tenazas o peripalpos). Las colas se arquean y ambos comienzan a moverse, al parejo, como en una danza. Se acercan, se besan en la boca, mueven la cola de un lado hacia el otro y la entrecruzan, como si fueran espadas.

El baile puede durar de 10, 15 minutos a cuatro, cinco horas, hasta que la hembra está totalmente receptiva. Durante el paseo, el macho escoge un lugar del terreno donde fija el espermatóforo, pequeño depósito de esperma. Jala a la hembra por las manos y la lleva a ese sitio.

La hembra se sienta sobre el espermatóforo, en el cual un flagelo se activa y abre el poro genital femenino. El paquete de esperma penetra.

Después de la fecundación, hembra y macho se separan abruptamente. Cada uno sigue su camino. A veces el macho hace un segundo intento por tomar a la hembra, pero ella no está ya receptiva y lo rechaza. En algunos casos, si el macho es muy insistente, la hembra puede aguijonearlo, matarlo y comérselo.

Pero el macho demora entre 15 y 20 días para recuperarse y secretar un nuevo espermatóforo.

La hembra debe comer en abundancia para garantizar una gestación adecuada, que dura unos tres meses. Construye una cesta nupcial entre los peripalpos y los primeros pares de patas y pare a través del poro genital.

El parto tiene un promedio de unas 35 larvas. Al nacer, las crías van trepando lentamente por las extremidades de la madre hasta la espalda, donde se quedan unos 15 días. En cada camada hay dos o tres hembras por macho. La capacidad de reproducción de la especie es potencialmente alta.

Gerardo Arreola corresponsal