Usted está aquí: lunes 22 de mayo de 2006 Deportes Cosas del Futbol

Cosas del Futbol

Josexto Zaldúa

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Terminó el suplicio, para quienes gustan del futbol, del torneo mexicano. Más allá de que en las últimas jornadas buena parte de los equipos se vieron privados de los llamados por Ricardo La Volpe, el nivel mostrado deja mucho que desear.

Los dos partidos de la final fueron una fábrica de bostezos. Al margen de los alaridos que profirieron los locutores -para eso les pagan-, la emoción se esfumó porque el futbol ya se había ido de vacaciones antes de empezar la competición. No importa que haya ganado Pachuca. Pudo haberlo hecho cualquiera. Puro equipo mediocre.

Con razón las ligas brasileña y argentina exportan sin cesar. Los niveles de exigencia, y hasta de conciencia, hacen que los futbolistas de aquellas latitudes salgan a la cancha como si del último juego se tratara. Se juegan la vida.

El futbol nacional, como dijo el luego arrepentido futbolista argentino Walter Gaitán, provoca güeva. El hecho de que lo dijera él, extranjero al fin, provocó severas críticas. Controversias aparte, el deporte de las patadas, en México, es soporífero. Pero si Gaitán fuera consecuente debería irse a jugar a una liga más competitiva. El asunto es que aquí se paga tanto como en Arabia Saudita.

Ahí está el caso contrario de Guillermo Franco, argentino de nacimiento y naturalizado mexicano. Este jugador brilla en Europa y aquí a punto estuvieron de crucificarlo por naturalizarse y quitarle el puesto en la selección a un mexicano de verdad. No hay peor enfermedad que la ignorancia y en nuestro futbol, por desgracia, es ya epidemia.

Curiosamente la mediocridad del campeonato no parece afectar al equipo nacional. Contra no pocos vientos y mareas, La Volpe, un tipo que será crucificado después del Mundial de Alemania, ha armado un grupo capaz de ir al matadero por él. Los jugadores creen en su técnico, por esa razón Cuauhtémoc Blanco quedó fuera. Nadie discute su calidad; está probada. Pero Blanco no está para la alta competición y su temporada habla elocuentemente.

Las declaraciones de Pável Pardo, además de mostrar su honestidad, pusieron sobre el tapete cuestiones que la mayoría calla. Blanco juega para el América, para Televisa. Hay que tener valor para decir lo que dijo Pardo. Que siga o no en el América es lo de menos. Ya mostró el camino.

Penoso también el devenir de Pumas. Se perdió el rumbo y hasta las buenas maneras. Cuando la nave iba viento en popa el palco principal no daba abasto. Eran días de vino y rosas. Hoy se asemeja a un desierto. Ni quien se pare por ahí.

Da tristeza el asunto. Pumas es el orgullo deportivo de nuestra gran Universidad Nacional Autónoma. Hay que sacudir los cimientos de su estructura deportiva. Se dice fácil, pero el rector tiene la obligación, también para eso le pagan, de ponerse las pilas, o lo que es lo mismo, de poner orden y concierto.

Más allá de las miserias del torneo, igual da si es de Apertura o de Clausura, el Mundial de Alemania se acerca para suerte del aficionado. Más allá de Brasil, cuyos jugadores deslumbran aunque no quieran, el resto de los equipos es una incógnita. Sabemos de la capacidad agónica de Alemania y Argentina, de la peleona Inglaterra, de la exquisita Francia, de las promesas eternas de Holanda y de las sorpresas africanas.

 
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