Usted está aquí: sábado 20 de mayo de 2006 Estados Pobreza y escasez de empleos provoca migración de indígenas de Querétaro

Deben abandonar sus comunidades temporalmente en busca de ingresos

Pobreza y escasez de empleos provoca migración de indígenas de Querétaro

Cuando me va bien vendo hasta 4 servilletas bordadas, dice mujer otomí

MARIANA CHAVEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Indígenas que migran a las principales ciudades de Querétaro para comercializar los productos artersanales que ellos mismos elaboran como única fuente de trabajo ante la carencia del mismo en sus comunidades de origen Foto: Demian Chávez

Querétaro, Qro., 19 de mayo. Reyna Francisco Mónico es una indígena otomí, originaria de la comunidad de San Ildefonso, municipio de Amealco de Bonfil, quien con sus hijos de dos y cinco años viaja cada semana a la capital queretana a vender servilletas que ella misma borda, ante la falta de una fuente de trabajo o de alguien que sustente a su familia.

Ante la escasez de empleo bien remunerado, Reyna Francisco es una de las cinco de cada 10 personas de la zona indígena de Amealco de Bonfil, donde habitan aproximadamente 22 mil personas de origen étnico, que emigran temporalmente a otras ciudades del estado, principalmente a la capital del estado, San Juan del Río y Tequisquiapan, y a otras partes del país en busca de un ingreso económico.

Sentada en el piso del andador 5 de Mayo, a un costado de la Casa de la Corregidora, en el Centro Histórico de esta ciudad, la mujer dice que en ocasiones paga 10 pesos para dormir con sus criaturas en un albergue, o bien pernocta en los portales de una tienda departamental, junto a otros indígenas de su municipio.

Mientras borda una de las servilletas que vende en 30 pesos, explica que cuando bien le va vende hasta cuatro al día, pero que ese es el único sustento para alimentar a sus hijos.

"Más o menos sí se vende, hay veces ni se vende nada", expresa, y señala que, junto con otras personas que arriban a la capital queretana para ofrecer las artesanías que elaboran, lo que más temen son a los inspectores municipales, quienes les prohíben colocarse en algún punto del mencionado andador o plazas del centro de esta ciudad. En cuanto ven alguno, levantan sus puestos y se retiran para evitar que les sean decomisados sus productos, y posteriormente regresan al sitio para ofrecer sus artesanías.

El presidente municipal, Luis Franco Mejía, calcula que debido a la falta de empleo, 50 por ciento de la población indígena de esta demarcación viaja principalmente a las ciudades de Querétaro, San Juan del Río y Tequisquiapan, a vender sus artesanías, como bordados, tejidos, muñecas y productos de alfarería, entre otros.

Es una "tradición" que familias indígenas completas emigren para trabajar una temporada y después regresen a su comunidad para laborar en actividades agrícolas. Los hombres, dice, se emplean como albañiles o chalanes, las señoras expenden sus artesanías, mientras que los niños venden dulces, chicles o periódicos, o piden dinero en las calles. A veces se ve a las señoras y sus hijos en los cruceros.

Para contrarrestar ese flujo migratorio, relata, dependencias federales y estatales desarrollan proyectos productivos en esas comunidades. Pero aunque fue establecido en Amealco un corredor artesanal y una maquiladora que emplea a más de 2 mil personas, en su mayoría mujeres indígenas, no es suficiente para atender a los más de 22 mil indios que habitan en 37 de los 80 poblados de este municipio y que representan 39 por ciento de 58 mil 921 habitantes de esta demarcación.

La población indígena de Querétaro está integrada por otomíes, que conforman 86 por ciento de los hablantes de alguna lengua indígena en la entidad, y que se localizan principalmente en los municipios de Amealco y Tolimán, y en menor medida en Cadereyta, Ezequiel Montes, Colón y Peñamiller, aunque existen algunos núcleos de población pame o xi'ui, y huasteca o teenek, en los municipios de Jalpan y Arroyo Seco, en la sierra Gorda de la entidad.

Querétaro se ubica como la tercera entidad con mayor número de hablantes de lengua otomí en el país, cuya población vive en condiciones de pobreza extrema, producto de las "condiciones de exclusión y desventaja en que se desenvuelve".

De acuerdo con la delegación Querétaro-Guanajuato de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), que preside Mario Rodríguez Landeros, la región étnica sur de Querétaro está integrada por las comunidades de Santiago Mexquititlán, con más de 10 mil habitantes; San Ildefonso Tultepec, con 9 mil 455; San Miguel Tlaxcaltepec, con 5 mil 842; Chitejé de la Cruz, con 2 mil 540 pobladores, y San José Itho, con mil 978, todas pertenecientes al municipio de Amealco.

Esta región se caracteriza por contar con una "fuerte dependencia del ingreso externo para subsistir", pues las condiciones de pobreza y las escasas oportunidades de empleo han "estimulado la emigración, sobre todo la temporal, como sobrevivencia", principal actividad en la economía de la zona, junto con "la agricultura de subsistencia", que consiste en sembrar maíz, frijol, calabaza y chile para autoconsumo.

El rezago en infraestructura social es alto; de acuerdo con el CDI, en 2000, 31.38 por ciento de las viviendas indígenas carecían de agua potable, cifra que disminuyó a 16.16 por ciento en 2005, mientras que la carencia de energía eléctrica en casas habitación pasó de 25.27 por ciento a 10.92 por ciento en ese mismo periodo.

 
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