Usted está aquí: miércoles 10 de mayo de 2006 Ciencias Escultor restaura esqueletos de dinosaurios para museos del mundo

El canadiense Kevin Krudwig elabora soportes para animales prehistóricos en Berlín

Escultor restaura esqueletos de dinosaurios para museos del mundo

No es científico ni investigador aficionado; explica que las manos y las patas son especialmente difíciles de reconstruir

Trabaja para la empresa RCI, que fabricó los de la película Jurassic Park

DPA

Ampliar la imagen Uno de los esqueletos que la empresa RCI montó en el Museo de Historia Natural Burpee, en Illinois

Berlín, 9 de mayo. Un diente, una articulación del pie, una tibia: es como un enorme rompecabezas de huesos de dinosaurio lo que Kevin Krudwig ha extendido en una antigua fábrica de Berlín. El camino que este canadiense de 30 años ha seguido hasta el esqueleto del animal de 150 millones de años de antigüedad es largo y poco corriente.

Krudwig es originario de la provincia canadiense de Ontario y no es científico ni investigador aficionado. Estudió escultura y hace obras con metales, así como los soportes precisos para los gigantes prehistóricos del Museo de Ciencias Naturales de Berlín.

Hace casi un año que se desmontaron los esqueletos (hasta de 13 metros de altura y 23 metros de longitud) del museo berlinés para ser restaurados. La tarea fue encomendada a la empresa canadiense Research Casting International (RCI), que se ha especializado en Beamsville, Ontario, en la reconstrucción de animales prehistóricos. RCI trabaja para museos en todo el mundo, pero también fabrica estos animales gigantes para películas, como Jurassic Park, de Steven Spielberg.

Cielosaurio

Los esqueletos "berlineses", que tienen entre 80 y 100 años en el Museo de Ciencias Naturales, son demasiado delicados para llevarlos a América. Por ello, un equipo canadiense de restauradores permaneció en Berlín durante un año. Kevin Krudwig tiene ante sí los huesos de dinosaurio en cajas de madera, estantes, sobre mesas, pero también sobre el suelo, previamente acolchado.

Hasta septiembre tiene que trabajar en siete de ellos y a algunos inclusive les ha puesto nombre. Kenny se llama el kentrosaurio que se encuentra en la esquina de la derecha. Un científico de Munich que contempló este panorama de huesos se sintió en el séptimo cielosaurio.

Krudwig trabaja desde hace siete años para RCI y con el tiempo también se ha vuelto experto en animales prehistóricos. Con ayuda de números minúsculos en cada uno de los huesos limpia las articulaciones del dysalotosaurio, de 150 millones de años. En vida se movía como un avestruz, en dos patas. Para Krudwig, sus torpes extremidades superiores le recuerdan "más bien a un canguro".

Hace cien años, para poder mostrar los esqueletos en el museo, los huesos se sujetaban con hilos de acero. Esta técnica no sólo daña los huesos, sino imposibilita a los palenteólogos extraer piezas por separado.
Krudwig trabaja forjando soportes de acero que se adaptan a cada hueso. En el verano de 2007, los saurios volverán a pisar el museo. "A uno le tiene que gustar este trabajo", dijo el artista. "Sin la paciencia suficiente puede ser frustrante".

Manos y patas, especialmente difíciles

Especialmente las manos y las patas de los animales exigen concentración extraordinaria. "Realmente es complicado", añadió. Algunos días, Krudwig se levanta antes del amanecer y se marcha a casa cuando ya es de noche.

Para conocer la ciudad de Berlín le queda poco tiempo. Pero es muy diferente a como Krudwig se la había imaginado con los álbumes de fotos de sus padres, de origen alemán. "Había sólo fotos de ruinas de la guerra. Me ha sorprendido cuán hermoso es Berlín y cómo se ha recuperado", comentó. "Ya no siento el Muro", añadió.

Krudwig se ha instalado con su familia en uno de los barrios con fama por sus bares, el Prenzlauer Berg. Está sorprendido por las numerosas tiendas pequeñas que hay lejos de grandes centros comerciales. Sin embargo, no ha conseguido encontrar un bar canadiense.

En Prenzlauer Berg ha descubierto una nueva afición: el futbol. Inclusive está en un club y entrena dos veces a la semana. El escultor puede que sea uno de los pocos canadienses que sigue los sábados los especiales de futbol en la televisión y apoye fervorosamente al equipo Bayer Leverkusen. "De niño visité a menudo a familiares en Alemania, en Leverkusen", apunta al respecto.

 
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