Usted está aquí: viernes 5 de mayo de 2006 Política Ordena alguacil de Phoenix encarcelar a indocumentados

Grupos antimigrantes buscan minar el movimiento de resistencia latina en Estados Unidos

Ordena alguacil de Phoenix encarcelar a indocumentados

Los pragmáticos se niegan a aceptar el poder de los extranjeros que sólo reclaman sus derechos

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Agentes de la Patrulla Fronteriza conducen a un grupo de indocumentados mexicanos hacia Nuevo Laredo Foto: Reuters

Nueva York, 4 de mayo. Los ecos del primero de mayo continúan retumbando en este país, y aunque analistas, expertos, medios y políticos intentan evaluar, cuantificar, calificar y, sí, controlar lo ocurrido, aún no logran entenderlo bien, pero en las esquinas y las calles todos saben que algo inédito acaba de ocurrir.

De pronto, lo que dicen o no políticos pragmáticos, dirigentes de grandes instituciones y organizaciones establecidas, fundaciones, presidentes y cancilleres (hasta ex cancilleres) de ambos lados de la frontera, es secundario. Millones no sólo no les hicieron caso, sino que decidieron educarlos. Ahora, los hechos hablan por sí solos, tanto los de grandes dimensiones -como el cierre del puerto más grande de Estados Unidos- como miles de pequeños ejemplos que muestran algo potencialmente enorme.

"Uníos, pero con estilo"

Un cartel a la entrada del famoso bistró francés Florent en Nueva York anunciaba que el restaurante permanecería cerrado entre las 6 y 20 horas del primero de mayo en honor al Día Internacional del Trabajo, y con una imagen del Che proclamaba: "trabajadores del mundo, uníos (pero háganlo con estilo)".

Florent Morellet, dueño del lugar, ubicado en medio de uno de los barrios más de moda en Manhattan, no descansó ese día, jamás festejado en este país, sino que junto con el personal de su cocina -casi todos mexicanos- se fue a la marcha de los migrantes. Así, poco antes del 5 de mayo, en Nueva York marcharon juntos y del mismo lado franceses y mexicanos.

El restaurante Noho Star, a unas 20 cuadras de ahí, al lado este de Greenwich Village, también cerró sus puertas en "solidaridad" con los migrantes. Varios lo hicieron, pero éstos son notables por no ser comercios de latinos, pero sí dependen del trabajo de ellos.

En El Barrio, 90 por ciento de los comercios mexicanos cerró sus puertas ese día. Muchos también lo hicieron en Brooklyn, Queens y el Bronx.

Pero el hecho de que un migrante francés estuviera entre los participantes marcaba un hecho poco usual durante el gran festival de resistencia que se realizó en este país el pasado primero de mayo en defensa de los derechos humanos de los indocumentados: la creciente participación de otros sectores en este naciente movimiento.

Así, chinos y mexicanos negociaban el lunes pasado una procesión conjunta de la Pequeña China a la concentración central del acto; árabes, mexicanos, centroamericanos, caribeños, africanos, irlandeses, hindúes, filipinos y algunos polacos marcharon juntos en Detroit. Aunque la mayoría de los participantes fueron latinoamericanos, por primera vez se han abierto nuevas relaciones internacionales, pero dentro de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, en Lumberton, Carolina del Norte, entre 5 y 10 mil migrantes y sus aliados marcharon en una zona conocida por su clima hostil contra trabajadores y donde nunca, en la memoria reciente, se sabía de manifestaciones de esta dimensión. Gene Bruskin, un organizador con el sindicato nacional de la rama de alimentos (UFCW) dijo a La Jornada: "logramos cerrar entre tres y cuatro plantas de procesamiento de carne y miles salieron a marchar -sólo puedo decir que fue histórico". No sólo eso, sino la planta de procesamiento de carne más grande del mundo -de la empresa Smithfield- fue obligada a suspender sus operaciones todo ese día.

McDonald's reportó que mu-chas de sus tiendas operaron con equipos de personal muy reducidos. La cadena nacional Chipotle Mexican Grill informó que tuvo que cerrar 29 de sus restaurantes en varios puntos del país.

"Estaban las ligas de futbol, la Iglesia, el locutor de radio latina, los sindicatos, todos juntos. De hecho, después de la misa del domingo, el padre Carlos se despidió de todos sus fieles en la puerta diciendo: 'nos vemos en la marcha mañana'. Le respondían 'si Dios quiere', y su réplica fue: 'Dios quiere'".

Al otro extremo del país, 90 por ciento de los choferes de camiones que cargan y descargan en Los Angeles los productos del mundo no acudieron al trabajo, informó Los Angeles Times. Con ello, el puerto más grande del país suspendió operaciones el primero de mayo.

Los estudiantes, corriente vital de este nuevo movimiento, no sólo ayudaron a llenar las calles, sino que decidieron no acudir a clases a pesar de que alcaldes, legisladores y obispos "pragmáticos" les rogaron no hacerlo. En Los Angeles y en Nueva York, miles de adolescentes abandonaron las aulas para nutrir y celebrar el movimiento de resistencia, y para solidarizarse con sus amigos, padres, tíos, abuelos y primos. Algunos que se quedaron en la escuela vistieron playeras blancas, símbolo de no violencia del movimiento de resistencia migrante, para expresar su solidaridad.

En decenas de lugares se repetían informes sobre cuáles comercios cerraron porque sus empleados no se presentaron, cuántos estudiantes faltaron a clases y sin fin debates en las calles sobre el tema.

Varios políticos nacionales se escondieron de estas acciones, y algunos salieron después para criticar las movilizaciones, "por haber polarizado la discusión sobre migración". El senador Trent Lott dijo que ver tantos "ilegales" solo provocaba reacciones negativas, y sugirió que deberían haberse llevado a todos, "ya que estaban en bola".

Grupos antimigrantes siguen tratando de nutrir estos sentimientos. Hoy se anunció que el sheriff del condado de Maricopa, en los alrededores de Phoenix, ha ordenado el arresto y encarcelamiento de indocumentados. "Vamos a arrestar a cualquier ilegal que viole esta nueva ley", afirmó.

Pero el problema para los políticos, ex cancilleres, analistas y expertos es que siguen pensando que el debate sobre migración está en sus manos y que sólo existe en un eje entre Washington y México. Pero afuera hay una nueva realidad -los migrantes y sus aliados en casi todos los puntos de Estados Unidos, y los trabajadores en sus países de origen han surgido como interlocutores en las relaciones internacionales-, tanto dentro de Estados Unidos como más allá de estas fronteras. De hecho, esas fronteras que los Minuteman y el sheriff desean defender ya no existen.

 
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