Pese a que se legisla para evitarlo, va en aumento: investigadora Scheper-Hughes
El comercio ilegal de órganos para trasplantes, "negocio multimillonario"
Esta práctica, "hecho médico aceptado y defendido con argumentos pragmáticos", denuncia
La especialista, fundadora de la organización Organs Watch, visitó 50 escenarios de compra ilícita
Ampliar la imagen La donación por medios regulados aumentó sólo 10 por ciento en una década, en cambio el número de pacientes en lista de espera para un trasplante creció 236 por ciento. Imagen de archivo de la exposición El cuerpo humano Real+Fascinante Foto: Guillermo Sologuren
Oakland, EU, 2 de mayo. Aunque las historias sobre comercio ilegal de órganos pueden parecer más adecuadas para la pantalla grande, las series de televisión o las novelas de ciencia ficción, ocurren en el mundo real con perturbadora frecuencia.
Nancy Scheper-Hughes, profesora de antropología médica en la Universidad de California, conoce estos casos muy bien. Es cofundadora y directora de Organs Watch, proyecto creado en respuesta a los difundidos rumores de secuestro de cadáveres y robo de órganos en los barrios pobres de Brasil a mediados de los años 80.
En un nuevo ensayo publicado en la más reciente edición del Informe sobre las Américas del no gubernamental Congreso Norteamericano sobre América Latina, titulado Biopiratería y búsqueda global de órganos humanos, Scheper-Hughes señala que "médicos estadunidenses o japoneses que trabajan para grandes hospitales del exterior secuestraron cuerpos".
Extrajeron las partes que querían, especialmente ojos, riñones, corazones e hígados, y luego arrojaron los restos "a los lados de carreteras del país o en contenedores de hospitales".
Aunque esta versión es negada por profesionales de la medicina, Scheper-Hughes comenzó en 1997 a seguir el rastro de rumores sobre esta lúgubre práctica comercial.
Escenarios de compra ilícita
A lo largo de los años, la experta viajó a 12 países y visitó más de 50 escenarios de compra ilícita de órganos y tejidos.
Varias naciones aprobaron leyes para tomar medidas enérgicas contra este comercio, pero Scheper-Hughes dijo a IPS que "las cosas todavía son bastante inestables.
"China está preparando una nueva ley para proscribir el turismo de trasplantes. No habrá ningún pago por órganos, ni pacientes extranjeros que se realicen trasplantes", informó.
"Es demasiado temprano para decir si eso frenará o aumentará una oscura economía de trasplantes. En Israel se aprobó una nueva ley que prohíbe que a los pacientes israelíes sometidos a estas operaciones sus agentes de seguros de salud les efectúen rembolsos por trasplantes ilegales", señaló.
"Pese a toda esta actividad legislativa, el turismo de trasplantes crece a hurtadillas en los márgenes, mientras los pacientes luchan por resolver sus problemas. Finalmente veo que la donación de paga de riñones se vuelve (un asunto de) rutina y hasta legal, para que el comercio se produzca a escala nacional más que trasnacional", indicó.
"Ese sería un triste resultado, pero tal vez es inevitable ahora" que estos hechos están expuestos, concluyó.
Una de las cosas más estremecedoras para ella fue darse cuenta de que la industria ilegal de órganos pasó de ser algo que "evocaba conmoción y repulsión, lindando con las náuseas", a ser "un hecho médico aceptado y defendido con argumentos pragmáticos".
Scheper-Hughes integró el panel sobre Etica, acceso y seguridad en trasplantes de tejidos y órganos en una reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrada en 2003, y estuvo presente cuando un funcionario de un banco privado de ojos "defendió la 'necesaria' comercialización de bancos de tejidos en el mundo en desarrollo".
Bancos de tejidos
Sin apoyo del gobierno para una "banca de tejidos subsidiada", señaló el funcionario, los países pobres tienen que recurrir a una compraventa internacional de órganos que no son usados en su país de origen y que podrían ser transportados mediante acuerdos informales al mundo industrializado, donde existe gran demanda para cirugías ortopédicas y otras que requieren alta tecnología.
En lo que en la superficie parece ser una situación de ganancia neta, "a cambio, las instituciones de donantes podrían recibir un suministro constante de córneas, (que son) escasas".
Organs Watch descubrió un "negocio multimillonario, grande y no regulado de tejidos humanos, tomados sin consentimiento u obtenidos (gracias a) ingenuos familiares de donantes con muerte cerebral que creen que sus 'obsequios' serán usados de forma altruista para salvar vidas y reducir el sufrimiento humano".
En realidad, estos "presentes" se convirtieron en materias primas vendidas y compradas, procesadas y transportadas, ganando un valor adicional a medida que se mueven dentro del mercado.
Organs Watch descubrió que huesos e injertos de piel fueron vendidos y procesados por firmas privadas de biotecnología en Estados Unidos, y convertidos en caros productos comerciales para dentistas y cirugías ortopédicas y plásticas.
En Sudáfrica, documentación oficial reveló que "válvulas de corazón humanas fueron tomadas sin consentimiento de los cuerpos de negros pobres en depósitos de cadáveres de la policía y embarcados a centros médicos en Alemania y Austria", señaló el grupo.
En 2002, Scheper-Hughes informó al Ministerio de Salud de Sudáfrica sobre un plan originado en un banco nacional de tejidos para "transferir cientos de tendones de Aquiles sacados sin consentimiento de los cuerpos de víctimas de la violencia y enviados por el director del banco a un empresario corrupto de Estados Unidos que pagó 200 dólares por cada uno".
Llegados por barco a Estados Unidos vía Corea del Sur, fueron empacados y vendidos dentro y fuera del país a firmas médicas y biotecnológicas privadas a mil 200 dólares cada uno.
Turismo de trasplantes
El crecimiento del "turismo de trasplantes" -término acuñado por Scheper-Hughes- "es motivado por una insaciable demanda de órganos para trasplantes, que se incrementa en forma exponencial contra una muy escasa oferta de órganos donada por medios tradicionales y regulados".
Mientras las donaciones siguen siendo escasas -aumentaron sólo 33 por ciento en la pasada década-, el número de pacientes en listas de espera se incrementó 236 por ciento.
Ante la necesidad, personas pobres ceden o son engañadas para donar partes de su cuerpo y así satisfacer la demanda de pacientes ricos, que están dispuestos a violar las leyes nacionales y regulaciones internacionales para obtener órganos, señaló Scheper-Hughes.
La experta dijo a IPS que continúa activa en Organs Watch y ahora trabaja con la OMS en las "manchas negras" del turismo de trasplantes: China y Pakistán, así como con las autoridades de Brasil y Sudáfrica, para detener a los responsables de estos delitos.