Usted está aquí: martes 2 de mayo de 2006 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Zeta

Zindicalismos, independiente y oficial

Mexicanos en lucha, acá y allá

El dogma de las encuestas

EL ROSTRO VERDADERO de la redención proletaria organizada asomó en este lapso de asueto combativo mediante el Zindicalismo Altruizta de Piedraz Negraz, membrete con el que la banda armada de narcotráfico conocida como Los Zetas (parte del corporativo denominado cártel del Golfo) hizo como que disfrazó -pues no pretendía hacerlo, sino dejar huella de sus propósitos filantrópicos- la organización de un festival del Día del Niño en la coahuilense ciudad fronteriza al que asistieron unas 3 mil personas (el gerente general de ese segmento empresarial dedicado a la exportación, el lic. Osiel Cárdenas, también llevó felicidad a niños de Reynosa el pasado viernes).

OTRO FESTIVAL DE zindicalismo altruizta se realizó ayer en la ciudad de México, éste con distinguidos miembros de la delincuencia política organizada que propiciaron marco excepcional a una especie de reivindicación de las SS laborales del gobierno federal (las iniciales corresponden a Salazar Sáenz, el secretario del Trabajo que ha permitido y propiciado las acciones de asalto en Pasta de Conchos y en Ciudad Lázaro Cárdenas). Personajes como Víctor Flores y Joaquín Gamboa Pascoe, altamente representativos de la corrupción extrema, enriquecidos criminalmente mediante el robo de cuotas sindicales y el contratismo, practicantes continuos de la represión física y jurídica de los disidentes, encabezaron la gran ovación para el yunquista secretario del Trabajo que por hacer alianza con esta facción (la de Flores y Gamboa) ha atacado a la de un pillo similar, Napoleón Gómez Urrutia, provocando reacciones como la habida en Sicartsa e incluso insólitos reagrupamientos del sindicalismo no cetemista como los vistos ayer en manifestaciones alternas.

LA ZETA CON la que suele representarse el modo de hablar de la Señora Presidenta volvió a ganar aplausos ayer, pues la señora Marta llevó de nuevo a su distinguido cónyuge (un señor alto, de bigotito, al que no le gusta que en Palacio Nacional haya tendederos de ropa) a pasear por el Centro Histórico de la Ciudad de México para demostrar cuánta tranquilidad se vive en el país a pesar de los pronósticos de violencia política que muchos hacían para el Día del Trabajo.

Zeta de zapatismo y de Zero fue la que ayer se instaló en el pizarrón capitalino. No fueron los días masivos de gloria que en otras épocas acompañaron al evangelista Marcos, pero el subcomandante viajero transitó ayer de la embajada gringa al Zócalo entre proclamas y discursos que convocan a derrocar al próximo gobernante del país y a adoptar acciones reivindicatorias, como la apropiación de los centros de trabajo por sus trabajadores.

LOS MEXICANOS A quienes la injusticia de su país les ha llevado a buscar empleo en el vecino demostraron ayer a los jefes del gran imperio la importancia de ese trabajo que los gringos pagan mal y al que pretenden mantener oculto, sin derechos. No con la fuerza y la extensión que era de esperarse, pero mucho más allá de lo que cabía suponer en un movimiento que apenas hace unas semanas ha nacido, el boicot de hispanoamericanos residentes en Estados Unidos funcionó bien y da pie a organizar con probabilidades de éxito nuevas formas de protesta y presión políticas como parte de un proceso de lucha que obviamente no depende del resultado de una sola fecha, por más simbólica y anunciada como fue la de ayer.

A LA HORA de redactar esta columna el tecleador sólo tenía percepciones muy generales (ya hasta parecía encuesta de intenciones de voto) del comportamiento de los mexicanos que viven en México respecto del movimiento organizado por nuestros paisanos del otro lado. La primera impresión parece mostrar que el colonialismo y la indolencia llevaron a un número suficiente de mexicanos a poblar acá sitios emblemáticos del poder gringo, como McDonalds, Burger King, Starbucks y Wal-Mart, por citar algunos, sin atender el llamado a solidarizarse con los hermanos que han debido irse del país a causa de la desigualdad que expulsa económicamente a unos mientras la elite de los que se quedan juega a soñarse parte de un primer mundo distante e insensible a las necesidades y luchas de esa pobredad indocumentada.

ASTILLAS: EL BLA BLA político se ha concentrado en el tema de las encuestas. En un país dominado por la corrupción, donde nada funciona como debería, hoy se rinde culto a procesos de índole privada, totalmente manipulables por los intereses económicos dominantes, que supuestamente dan luz acerca de preferencias ciudadanas en materia de voto (alguien podrá alegar que los tales encuestadores informan a las autoridades electorales de los métodos que usan para sus artes adivinatorias, pero pocos mexicanos pueden confiar en esas autoridades, ¡el IFE!, o en las normas jurídicas aplicables a esos casos). El problema central está en que ninguno de los candidatos se atreve a descalificar el dogma de la virginidad de las encuestas y que, por el contrario, incluso el que hoy resulta más dañado por esas maniobras contesta y pelea no desmontando el mito, sino arguyendo que tiene sus propios conteos, esos sí respetabilísimos y totalmente confiables. Del fraude electoral directo, primitivo, premoderno, se ha pasado al fraude electoral mediático, a través de encuestas amañadas y medios de comunicación dedicados a reforzar la percepción inducida de una realidad fabricada... Un mal paso dado en Tapalpa, pueblo mágico de Jalisco, hizo que este tecleador no pudiera cumplir con las tareas de voceador que realiza los lunes (antes, los viernes) en La mesa de los periodistas, espacio de libertad de opinión que conduce Víctor Trujillo en Televisa (a pesar del pie lesionado, es decir, a pesar de no estar en condiciones de usar a plenitud sus capacidades pedestres de escritura, el pequeño percance no afecta la confección de la presente columna)... ¡Hasta mañana, mientras Evo Morales demuestra lo que significa ser un presidente de izquierda!

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