Usted está aquí: martes 2 de mayo de 2006 Economist Intelligence Unit La rebelión de los indígenas

La rebelión de los indígenas

Tras siglos de marginación, a lo largo de la región los pobladores originarios se organizan para demandar un papel en el gobierno y parte de los recursos de la clase en el poder

Los indios americanos de hoy representan 12% de la población, pero siguen enfrentando gran discriminación y están muy a la zaga de otros sectores sociales en materia de educación, ingresos y acceso a servicios básicos, además de estar subrepresentados en cargos políticos

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Celebración de bolivianos en la Plaza Murillo, frente al palacio de gobierno, por la nacionalización de los hidrocarburos decretada ayer, primero de mayo, por el presidente Evo Morales Foto: Ap

En Perú, el mes pasado, un oficial retirado del ejército, de ascendencia indígena y europea, que hizo campaña vestido de rey guerrero inca, ganó la primera ronda presidencial. En Bolivia, donde en algunas comunidades la wiphala -estandarte con los colores del arcoiris que celebra la cultura indígena- es más común que la bandera nacional, hombres de poncho tejido y mujeres de ancha falda y negras trenzas redactan una larga lista de derechos cuyo reconocimiento esperan del primer presidente indígena del país. El mes pasado las manifestaciones indígenas paralizaron la mitad de Ecuador durante varios días en protesta por el tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Después de siglos de marginación, a lo largo de América Latina los ciudadanos indígenas se organizan en formas sin precedente para demandar -y a veces obtener- un papel en el gobierno y una parte de los recursos de la clase en el poder, dominada por la influencia europea. ''Los indígenas llegan al poder'', expresa Riordan Roett, director de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, EU. ''Las elites, que tuvieron un par de siglos para terminar con la discriminación de los indígenas y no lo hicieron, van ahora a pagar las consecuencias."

El efecto dominó

Aunque con frecuencia los movimientos tienen metas excesivas, se alimentan unos a otros a través de Internet y de foros internacionales. En diciembre tuvieron un notable impulso cuando los bolivianos eligieron a Evo Morales, aymara que pastoreaba llamas cuando era niño, como su primer presidente indígena. Morales es el tercer indígena latinoamericano elegido de manera democrática en la historia moderna de América Latina. Es también el único que ha conservado sus raíces humildes: dejó la preparatoria para ayudar a sostener a su familia. Militante político, contribuyó a liderar las protestas callejeras de los activistas indígenas que han derribado a dos presidentes desde 2003.

En Bolivia, donde 71% de los ciudadanos son indígenas, muchos espectadores lloraron de alegría en enero, durante las celebraciones de la toma de poder de Evo Morales en un templo inca y en una plaza a la que no se permitió el ingreso de indios hasta los años cincuentas. ''Al fin tenemos un presidente que terminará con las injusticias y representará a todo el pueblo, no sólo a la elite'', afirma Wilson Quinteros, vendedor de flores tocado con el tradicional sombrero puntiagudo de lana, quien viajó ocho horas en camión para atestiguar la toma de posesión.

De igual manera, los representantes indígenas de toda América Latina están jubilosos. ''La elección de Evo ha revitalizado nuestro movimiento'', sostiene Pablo Ceto, prominente activista maya de Guatemala, en una entrevista a principios de este año. ''Plantaremos la semilla de su victoria en toda la región."

Años de represión

Millones de indígenas latinoamericanos fueron asesinados en batalla, aniquilados por las enfermedades europeas, o murieron trabajando en las minas de oro y plata luego de que los españoles conquistaron el nuevo mundo en el siglo XVI. Los indios americanos de hoy, que representan 12% de la población, continúan enfrentando gran discriminación. Según estudios del Banco Mundial y el Programa de Desarrollo de la ONU, están muy a la zaga de los descendientes de europeos y de los mestizos en materia de educación, ingresos y acceso a los servicios básicos. Están subrepresentados en los cargos políticos. En Guatemala, dos terceras partes de la población son indígenas, pero sólo un tercio de los alcaldes y muy pocos políticos con altos cargos lo son.

Muchos movimientos indígenas coinciden con el denominado ''viraje a la izquierda'', por el cual, en años recientes, socialistas o socialdemócratas han ganado el poder en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Chile. Muchos de estos movimientos rechazan las políticas de libre mercado que respalda EU y que no han servido para reducir la brecha entre ricos y pobres en AL.

En Perú, el teniente retirado Ollanta Humala, quien el 9 de abril ganó cerca de un tercio de los votos en una carrera presidencial de 20 candidatos, dice que su modelo es el revolucionario presidente socialista de Venezuela, Hugo Chávez. Humala, quien se enfrentará con su más cercano rival en una segunda votación este mes o en junio, ha desencadenado controversia en virtud de su extrema retórica nacionalista y de rumores de que violó los derechos humanos en el ejército.

Falta de representación

En una nación en la que los ciudadanos indígenas representan casi la mitad de la población pero permanecen en la parte inferior de la escala social, muchos votantes ven a Humala, quien se proclama ''pro indígena'', como el candidato que corregirá los errores históricos. ''Toledo es un cholo pero no ha hecho nada por nosotros'', comenta Eulogio Taipe, de 53 años, vendedor callejero indígena de Lima, refiriéndose al presidente saliente, Alejandro Toledo. Un cholo es un peruano descendiente de indios americanos que emigra a la ciudad. ''Le dio la espalda a su herencia y entregó Perú a los extranjeros. Humala nos lo devolverá."

Como Humala este año, Toledo hizo campaña hace cinco años vestido con la túnica y el sombrero de Pachacútec, quien en el siglo XV fue el más poderoso emperador inca antes de la conquista española. Pero Toledo estudió en Harvard, trabajó en el Banco Mundial y, como presidente, ha fracasado en mejorar las condiciones de la población indígena. Los votantes indios de la región han sido cortejados por políticos no indígenas, pero hasta ahora con resultados decepcionantes.

En Ecuador, el coronel retirado Lucio Gutiérrez ganó la presidencia en 2002 gracias al apoyo de poderosos grupos indios. Designó cuatro ministros indígenas pero incumplió otras promesas que hizo a sus partidarios indígenas. ''Gutiérrez nos traicionó'', manifiesta Humberto Cholango, líder ecuatoriano indígena. ''La próxima vez seremos más cautelosos''. Gutiérrez fue destituido el año pasado, pero fueron fuerzas no indígenas, como estudiantes y las elites políticas, las que proporcionaron el empuje principal.

En marzo, los manifestantes indígenas de Ecuador lograron una victoria parcial mediante bloqueos de carreteras que paralizaron la mitad del país, al obtener promesas gubernamentales de mayor gasto social pero fracasar en detener las pláticas sobre un pacto comercial con EU que los indios americanos temen que afecte la subsistencia de los campesinos.

Hacer que Morales cumpla

En Bolivia, en cambio, los analistas políticos creen que los poderosos movimientos indígenas podrían destituir cómodamente a Morales si no da resultados. Morales ha prometido nacionalizar las vastas reservas naturales de gas del país y otras industrias claves para inyectar ingresos a los programas para las poblaciones indígenas. También ha firmado una ley que prepara el terreno para una nueva Constitución que acrecentará los derechos indígenas. Muchos indígenas bolivianos esperan que los cambios permitan que más comunidades funcionen como las ciudades que salpican el altiplano, esas tierras altas y barridas por el viento situadas arriba de la capital, La Paz.

En esas poblaciones, de acuerdo con costumbres anteriores a la conquista española, los productos básicos como el agua son distribuidos con frecuencia a través de cooperativas indígenas. Consejos comunales indígenas resuelven las disputas locales. Las calles son patrulladas por policías indígenas ataviados con ponchos a rayas y armados con adornados bastones que llevan en la punta látigos de piel.

Muchas de esas comunidades echaron a los funcionarios gubernamentales y a la policía a principios del siglo, durante los conflictos por los escasos fondos federales, y por el agua y los derechos del gas. Desde que los recursos regresaron, en 2004, los funcionarios gubernamentales y la policía permanecen en la barrera. Pero muchos dicen que sólo quieren igualdad de derechos y respeto por su modo de vida. ''Queremos que la discriminación termine'', asevera Eugenio Rojas, uno de los alcaldes indígenas del altiplano. Si Evo Morales no hace que esto suceda, advirtió Rojas, ''estaremos de regreso en la calle''.

FUENTE: EIU/INFO-E

 
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