PATRAÑAS
Mientras se avecinan las más reñidas elecciones presidenciales de los últimos lustros, las televisoras, túmidas sus cuentas bancarias con la venta de espacios para la propaganda partidista, cumplen con el trámite de darnos mensajitos positivos, poner al aire algún programa más o menos crítico (en horario imperdonable, desde luego, para que no cause irritación en las alturas) y saturarnos de porquería: pésima dizque comedia que en lugar de hacer reír, (perdón por el abrupto verbo, pero "enojar" ni pálidamente pinta la consecuencia) encabrona (alguien, un alma misericordiosa, explíqueles a Jorge Ortiz de Pinedo, a Carlos Espejel, a Carlos Eduardo Rico, que comediante no significa mazacote que intenta forzar una sonrisa de su público a golpes de vulgaridad o escatología, le van a hacer un bien a sus psiques y uno mejor a la serenidad de tantos que ocasionalmente nos los topamos por culpa del control remoto); malísimas puestas en escena en sus execrables telenovelas, concursillos corrientes de pseudoartistas gastados en sus formulitas vocingleras aun antes de verdaderamente alcanzar una estrella de utilería, y fútbol, mucho fútbol, y anuncios de comidas chatarra que incorporan el fútbol a sus estrategias de mercachifle audiovisual para que efectivamente pensemos, vivamos, comamos y respiremos fútbol. Ah, y al extinto Wojtyla. Fútbol, estupidez, y Wojtyla. Y hartos anuncios de campaña de Fox (en campaña sigue), pero omisiones de lo que pasa realmente en el país; harta versión oficial de la realidad nacional y tantas otras maneras de callar la verdad, como la diaria devaluación del peso, a base de distraernos con noticias imbéciles y amarillismo. Y mentiras, montones de mentiras que arropen al priam pero que le peguen por todos lados a López Obrador. La televisión bipartidista y binopólica parece no haber perdido, sino nunca haber tenido siquiera cerca, la brújula de la coherencia y el pensamiento democráticos. Truquitos, añagazas, patrañitas que vemos todos los días en la manera en que López Dóriga o sus discípulos, o los bigotitos de Azteca sueltan noticias negativas con imágenes del perredista. Segunditos escamoteados (¡ay, se les chispotió!) al partido del sol azteca para dárselos (¡sin querer queriendo!) al priam y sus otros dos mazacotes. Y luego me preguntan por qué, si me caen tan mal los gringos, nomás veo Discovery y HBO... |