Usted está aquí: viernes 28 de abril de 2006 Opinión El debate y los energéticos

José Antonio Almazán González

El debate y los energéticos

Tiene razón Octavio Rodríguez Araujo cuando resume el debate del 25 de abril como un bla, bla, bla de promesas, descalificaciones y espots anticipados. Sin embargo, más allá de lo aburrido, resaltan las posiciones coincidentes de los cuatro candidatos sobre el tema energético, que muestran en todos los casos (con algunos matices) la intención de mantener la continuidad de la política neoliberal en cuanto a la privatización del petróleo y la electricidad. Revisemos sus intervenciones.

Roberto Campa propuso "que se mantenga la rectoría del Estado en esta materia; que Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sigan siendo empresas públicas, pero que se abra a la inversión legal, para que los particulares, de manera complementaria, puedan poner su dinero para desarrollar esta industria". "Hoy la inversión de los particulares es una realidad en la energía; hagámoslo de manera inteligente: inversión complementaria, bursatilización de esa inversión para que mucha gente pueda invertir y financiar así el desarrollo energético que es indispensable en nuestro país. "

Roberto Madrazo habló de " un nacionalismo moderno, manteniendo la rectoría de Estado, sin privatización, haciendo de Pemex, la CFE y Luz y Fuerza del Centro (LFC) empresas modernas, competitivas", criticando a Felipe Calderón y al PAN por desperdiciar "tres oportunidades de anotar penaltis": en 1992 por estar ausente cuando se aprobó la inconstitucional reforma a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, promovida por Salinas de Gortari, y en 1999 por no apoyar la inconstitucional reforma energética zedillista.

Felipe Calderón planteó "energéticos de calidad y a precios competitivos", reconociendo que le pareció "muy interesante la propuesta de Roberto Campa; la verdad es positiva". "¿Cómo hacerlo? Yo digo que si alguien puede producir electricidad más barata y de mejor calidad, lo haga con libertad, que la produzca." "Yo propongo que se produzca con libertad esa electricidad", y agregó: "que quede claro: no se privatizarán ni Pemex, ni CFE ni LFC". Sin embargo, confesó al final que "impulsamos las reformas eléctricas y energéticas, que no salieron, porque el presidente del PRI, Roberto Madrazo, no está pensando en el país. Se comprometió a impulsarlas de palabra, pero de hecho engañó".

Patricia Mercado señaló que "necesitamos una reforma (...) abriendo algunos de los procesos de estas industrias a la competencia". Y al final resumió: "cuando el presidente Zedillo presentó una reforma energética, el PAN no estuvo de acuerdo; cuando el presidente Fox quiso presentar una reforma energética, casi la misma, quizás elaborada por las mismas personas y por los mismo expertos, el PRI no estuvo de acuerdo. ¿Por qué?, porque las instituciones democráticas no están funcionando para construir acuerdos que beneficien al país, no hay capacidad de poner por delante el mérito de la propuesta, sino los intereses y el juego político de cada quien, sobre todo de estos partidos de siempre".

De la revisión de las intervenciones de los cuatro candidatos a la Presidencia destaca que en todos ellos hay una clara omisión, sea por ignorancia o de manera deliberada, de lo que establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en sus artículos 27 y 28 en materia energética. A lo sumo se habla de rectoría del Estado, término utilizado tanto por Salinas de Gortari, como por Ernesto Zedillo y Vicente Fox para eludir el concepto constitucional de "exclusividad nacional", que señala claramente la prohibición al capital privado de invertir en materia eléctrica y petrolera.

En efecto, tanto las iniciativas privatizadoras de Zedillo como de Fox guardan enorme similitud en cuanto a contenido. Ambas se proponían reformar los artículos 27 y 28 constitucionales para vaciar de contenido el concepto de "exclusividad nacional".

La propuesta de Zedillo del 2 de febrero de 1999, así como las del PVEM y el PAN, presentadas, respectivamente, en noviembre y diciembre de 2001, fueron de-sechadas en la Cámara de Senadores el 24 de abril de 2002, después de un largo debate de cara a la opinión pública y con sólidos argumentos que echaron abajo las tesis privatizadoras.

Derrotadas estas contrarreformas a la Constitución, y evidenciando una falta de respeto al Congreso de la Unión, en agosto de 2002 Vicente Fox presentó otra iniciativa de reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales, para dar certeza jurídico-constitucional al proceso de privatización eléctrica, que hoy controla 24 por ciento de la capacidad de generación nacional. A la fecha existe ya un dictamen en la Cámara de Senadores que desecha la iniciativa de Fox, que no ha sido votada debido a la oposición tanto del Revolucionario Institucional como de Acción Nacional.

Con un cinismo increíble y desde la impunidad que les brindan la mayoría de los medios de comunicación, tanto Madrazo como Calderón dicen que no privatizarán Pemex, CFE y LFC, conscientes de que encuestas de todo tipo, incluido el propio Banco Mundial, reconocen que más de 70 por ciento de los mexicanos rechazamos la privatización. Como Fox y antes Zedillo, eluden el debate de fondo e intentan esconder sus reales intenciones de reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución, hablando de reforma energética, inversiones complementarias, participación de capital privado, libertad para producir electricidad, energéticos de calidad y a precios competitivos y bla, bla, bla.

 
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