Usted está aquí: viernes 28 de abril de 2006 Ciencias Lociones de placenta, sol y mar para víctimas de Chernobyl

Cuba habilita un centro vacacional para tratar a víctimas de contaminación nuclear

Lociones de placenta, sol y mar para víctimas de Chernobyl

Casi 20 mil niños son atendidos de enfermedades en la piel o algún tipo de cáncer

Fundamental para la recuperación el yodo, el clima y recibir energía solar, afirma doctora

AFP

Ampliar la imagen Cuba continúa dando tratamiento a las víctimas del accidente de Chernobyl. Esta foto, con los primeros niños tratados, fue tomada en 1994 Foto: Arturo García

Tarara, Cuba, 27 de abril. Unas 22 mil víctimas de la catástrofe de Chernobyl, ocurrida hace 20 años -18 mil 546 de ellas niños-, fueron atendidas en el hospital de Tarará, 25 kilómetros al este de La Habana, donde muchos son tratados con una ingeniosa fórmula cubana: lociones de placenta humana, sol, arena y mar.

En lo que fue un exclusivo balneario residencial antes del triunfo de la revolución de Fidel Castro de 1959, el Hospital Pediátrico de Tarará es desde 1990 un centro especializado donde reciben atención gratuita niños de Ucrania, Bielorrusia y Rusia que padecen enfermedades producidas por la exposición a isótopos radiactivos.

Los menores, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando ocurrió el desastre, sufren cáncer de tiroides, leucemia, deformaciones, afecciones de la piel, atrofia muscular, trastornos neurológicos o alteraciones sicológicas.

En la mayor catástrofe civil nuclear de la historia, el 26 de abril de 1986 explotó el reactor número cuatro de la central de Chernobyl, en Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia -entonces integrantes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)-, propagando una inmensa nube radiactiva por buena parte de Europa.

Especialistas cubanos explicaron que el cesio 137, el isótopo que contaminó esa zona al filtrarse del reactor a la atmósfera, tiene una vida radiactiva de al menos 70 años.

Extenso banco de datos

En Cuba, el Ministerio de Salud Pública ha logrado reunir un extenso banco de datos sobre la contaminación interna, externa y en tiroides por la sustancia cesio 137.

Un total de 33 médicos trabajan en Tarará, donde los pacientes son evaluados y allí o en centros especializados de La Habana, reciben todo tipo de tratamientos, incluso trasplantes de médula.

Las víctimas son clasificadas en cuatro grupos, desde los que tienen enfermedades invalidantes, oncohematológicas o tratamientos quirúrgicos complejos, los cuales permanecen internados de seis meses a un año, hasta los menos graves, con una estadía mínima de 45 días.

Muchos padecen afecciones en la piel (vitiligo, alopecía, psoriasis), que según María Teresa Oliva, subdirectora técnica del hospital, forman un grupo muy sensible.

"Son jovencitos y esos problemas les afectan. Vienen con la cabeza tapada con un pañuelo, pero aquí van tomando confianza y luego se lo quitan", manifestó.

Cada día, la mayoría de los jóvenes reciben tratamiento contra la caída del cabello. Se exponen durante 15 minutos a una lámpara de luz infrarroja, luego de que se les aplica en la cabeza una loción producida en Cuba con base de placenta, la pilotrofina. El pelo crece de nuevo en 60 por ciento de los casos.

Quienes sufren de vitiligo, pérdida irregular de la pigmentación de la piel, son tratados con melagenina, y la psoriasis -erupciones y manchas- con coriodermina, ambas lociones también derivadas de la placenta.

Cuba descubrió esas sustancias estudiando el metabolismo de placentas mantenidas con vida en condiciones de laboratorio. La patente del investigador Carlos Miyares Cao está registrada en la isla, Japón, India, Hungría, Alemania, Inglaterra, Rusia, Estados Unidos, Francia y Suecia.

"La recompensa es verlos sanar. Los momentos más difíciles son cuando alguno fallece", dijo Oliva, quien precisó que en 16 años de programa han ocurrido 15 muertes.

Quimioterapia y trasplantes

Enfermedades más severas, como el cáncer, requieren de quimioterapia o cirugía. Seis pacientes con leucemia recibieron transplantes de médula ósea, según Oliva.

Entre los estudios realizados en Cuba está la valoración de los efectos de la radiación en el ADN, los indicadores asociados a la carcinogénesis, las alteraciones del ciclo celular y la determinación de mutaciones, explicó.

Los estudios han mostrado, por ejemplo, que 60 por ciento de los niños tratados presentan algún nivel de contaminación interna y que el aumento de ésta hace crecer la frecuencia de hiperplasias tiroideas.

Los resultados de los análisis científicos han sido comunicados a la Agencia Internacional de Energía Atómica y al Comité de la ONU para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas.

"Tenemos muy buenos resultados científicos, pero para la repigmentación, el bocio endémico, la hiperplasia tiroidea, las alteraciones sicológicas, el estrés postraumático, la ansiedad con que llegan aquí, son fundamentales el yodo, el sol y el clima", comenta Oliva.

Todos los días, por tanto, los niños de Chernobyl que son tratados en Cuba se zambullen en las aguas del mar.

 
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