Usted está aquí: domingo 23 de abril de 2006 Espectáculos "El tango es una condición natural del hombre; no es necesario ser argentino"

El bandoneonista César Olguín presenta hoy su nuevo disco en la Casa del Lago

"El tango es una condición natural del hombre; no es necesario ser argentino"

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen El argentino César Olguín en plena ejecución del bandoneón Foto: Archivo

"El bandoneón es una mierda", dijo César Olguín, en entrevista con La Jornada. Pero en este caso la palabra mierda tiene valores positivos, pues refiere la esencia del tango, que para ser tal requiere calle, mugre, noche, desvelada, vino, cerveza, cigarro, sudor, sexo, erotismo, estiércol, olor a pescado, hambre y sed. ¿Cuánto tiempo lleva Olguín con esta música? "No sé... 20 años; tal vez toda la vida. Depende de a qué se refiera uno", expresó.

De origen argentino y radicado en México, expresó que el tango es "una condición natural del hombre. Por esto no es necesario haber nacido en Argentina", agregó con cierto sentido del humor. Hoy presentará en la Casa del Lago del Bosque de Chapultepec el disco número 11 de su carrera, titulado Tango secreto.

En la actualidad predomina, agregó, una fusión de tango con otros ritmos. "Hay tangueros de raíz y otros roqueros pop; existe el tango contemporáneo. Creo que el tango se mantiene vivo. En los años 80 surgieron espectáculos internacionales que aún dan vueltas por el mundo, pero el bastión sigue siendo Astor Piazzola, del que me gusta todo. Tuvo una visión revolucionaria".

En Tango secreto presenta "un trabajo integrado por composiciones propias, con la particularidad de que tres temas se apoyan en la literatura. Lo demás es música, pues la parte literaria no es mi fuerte.

"Sin embargo, rescato una canción con una letra de un poeta pampeano; la interpreta Oscar Chávez. Se llama Ciudad perdida. El otro poema lo recita Emilio Ebergenyi, quien falleció en noviembre pasado. Contiene otro poema de Alain Derbez, el cual da origen a Mínimo tango. Lo demás es música instrumental y solos de bandoneón. Dúos, tríos y ensamble".

Para Olguín tocar el bandoneón puede ser esclavizante, porque demanda mucho. Debe tocarse a diario y se debe cuidar la afinación. "Tiene dos lados: uno de placer y gozo, y el otro de sacrificio. Es como las relaciones de pareja. Al bandoneón se le compara con la mujer".

Hoy lo acompañarán en la presentación Alain Derbez y Francisco Galindo, así como Zbigniew Paleta, en el violín. Sobre la participación de Oscar Chávez, dijo que "cante lo que cante es Oscar Chávez".

Tocar el bandoneón, como cualquier otro instrumento, pero tocarlo realmente bien, es difícil. "Dominar la técnica requiere de un trabajo cotidiano. No hay bandoneonista famoso que no sea bueno. Iconos del bandoneón son Pedro Laurenz, Aníbal Troilo -a quien admiro-, Astor Piazzola y Saluzi. Es admirable su técnica, sensibilidad y lenguaje".

Los buenos bandoneones han sido y serán los de las marcas Doble A y los Tres Mier. "Con toda la tecnología de hoy no los han podido superar. Influye la mercadotecnia y que se han querido hacer en serie. Ha habido intentos infructuosos de construir bandoneones de plástico. Yo tengo un Doble A. Las afinaciones hay que mandarlas a hacer a Buenos Aires".

Aparte de él, en México sólo trabajan, con méritos, otros dos bandoneonistas: Coco Potenza y El Negro Escápola. "Luego de ellos hay otros jóvenes, como la familia Pérez y Gabriel Fernández. Hay poco en México, si se compara con la década de los 80, cuando había unos 20 bandoneonistas en este país. Tenían más trabajo que ahora. Se ha venido a menos.

"Se trata del cotidiano esfuerzo de vivir de esto. Como el jazz; estamos condenados a estar restringidos, a tener pocos espacios y pocos discos. Cuando se acercan jóvenes a querer aprender a tocar el bandoneón les digo que si buscan fama o dinero mejor se dediquen a otra cosa. El tango es lo menos elitista que existe, pero le pasa lo que al jazz: nunca será masivo."

César Olguín y su ensamble presentarán hoy Tango secreto, a las 12 horas, en la Casa del Lago, en el teatro Rosario Castellanos, primera sección del Bosque de Chapultepec. Entrada libre, cupo limitado.

 
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