Minería y agricultura, sectores con mayor explotación

Los trabajadores mineros y los jornaleros agrícolas tienen las condiciones laborales "más precarias" de toda la escala laboral, no sólo por la falta de seguridad y acceso a un sistema de protección social, sino por el un franco desinterés de autoridades y el sector patronal.

Especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) indicaron que tanto autoridades laborales como los patrones saben de la sobrexplotación en ambos sectores, pero eso "permite mantener un alto nivel de ganancias".

Aseguraron que la lucha de los mineros "no sólo se reduce a la defensa de un líder gremial, sino al derecho a la autonomía sindical y el rechazo a cualquier maniobra legaloide con que el gobierno federal pretenda imponer una dirigencia espuria".

Abelardo Mariñas Flores, investigador de la UAM y especialista en economía laboral, aseguro que la decisión de desalojar la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas el pasado jueves, responde a un "berrinche" del presidente Vicente Fox frente a uno de los sindicatos más fuertes y de amplia trayectoria de lucha combativa.

"En Michoacán no están peleando para respaldar a un líder corrupto, sino por el derecho al paro y a la no injerencia del Estado en un sindicato", señaló.

Julio Goicoechea, catedrático de la unidad Iztapalapa, indicó que la mayoría de sectores económicos -construcción, comercio y manufacturas- cuenta con información estadística sobre ingresos y condiciones laborales; sin embargo, en el rubro minero "es donde menos información se proporciona sobre la situación laboral y salarial. Tampoco se sabe si están integrados a un sistema de protección social o si hay un contrato colectivo".

Por separado, Eduardo Torres Maldonado, de la unidad Azcapotzalco y especialista en derecho constitucional, afirmó que la "prepotencia fascista y la ignorancia histórica" pueden explicar por qué el gobierno federal, "en contubernio con los industriales mineros", reprimieron a una de las secciones sindicales más combativas del país.

Esta violencia "nos está llevando a una nueva Cananea, pues la agresión a los mineros es un escarmiento, un alarde de poder y una lección política que el gobierno federal pretende aplicar a quienes se niegan a aceptar su estrategia laboral".

Laura Poy Solano