Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Opinión Glorioso aniversario

Angeles González Gamio

Glorioso aniversario

Famosa por su bondad y espíritu caritativo era la orden de San Juan de Dios, que llegó a la capital de la Nueva España a atender a los enfermos más desposeídos, para lo cual edificó un hospital con su templo adjunto, en la plaza conocida como de la Santa Veracruz, por el templo que ya existía en el extremo opuesto. El nosocomio original fue rehecho en el siglo XVIII, cuando la orden alcanzó gran renombre, especialmente durante las epidemias que asolaron a la ciudad, de 1736 a 1738, cuando los juaninos llegaron a recibir hasta 885 apestados diariamente, sobrepasando con creces el cupo del bello inmueble, lo que llevó a los monjes a ceder sus propias celdas. Al abandonar los religiosos el hospital, en el siglo XIX, pasó a manos del gobierno, que lo convirtió en el Hospital de la Mujer.

Hace 20 años, el inmueble, en el abandono, se restauró y adaptó para albergar el Museo de Artes Aplicadas Franz Mayer, al que el empresario de origen alemán Franz Mayer cedió sus extraordinarias colecciones de artes decorativas, escultura y pintura de México, Europa y Oriente, de los siglos XVI al XIX, cuyos principales géneros son: mobiliario, cerámica, plata, textiles, pintura y escultura.

El notable anticuario vivió en nuestro país desde 1905 hasta su muerte, en 1975; amó a México profundamente y adquirió la nacionalidad, declarando con gran nobleza: "hice mi fortuna en México y aquí la dejaré, para beneficio de todos".

El museo es grandioso en todos los sentidos, comenzando por el inmueble con sus dos patios; el principal, enorme y bellísimo, conserva en el centro una fuente original, rodeada de jardines, y a un costado del generoso pasillo hay mesitas que invitan a tomar un buen café, deleitándose con la vista de la soberbia arquitectura, donde asoma la torre del antiguo templo. El segundo patio fue techado para servir de sala de exposiciones temporales, hay un auditorio e innumerables salas en ambos pisos, que muestran la extraordinaria colección.

Este año que cumple su vigésimo aniversario, su dinámico director, Hector Rivero Borell, con su excelente equipo, han emprendido un ambicioso programa de renovación, que incluye nuevos servicios de accesibilidad para todo público, con dos elevadores y rampas. En el último lustro se ha profundizado en el estudio de la colección, tanto la que está en exhibición como las piezas en bodega, lo que va a permitir readecuar las salas con nuevos discursos, selección de objetos e información actualizada. Otra buena noticia es que es el único museo que ha sido reconocido por la Fundación Getty, con una beca que va a servir para realizar un proyecto de catalogación del mobiliario, que ya se inició, con la participación de expertos mexicanos y extranjeros.

Adicionalmente se han programado una serie de exposiciones temporales de gran altura, como Import-Export. De cambios e intercambios, que muestra la diversidad y dinamismo del diseño británico y mexicano. Otra es una retrospectiva sobre el trabajo y vida de Clara Porset, destacada diseñadora cubana pionera del diseño industrial en México, que colaboró con Luis Barragán, Mario Pani, Enrique Yánez y Juan Sordo Madaleno.

Muy interesante va a ser la muestra Libros de viajeros de la colección Franz Mayer, con obras de Alexander von Humboldt, Desiré Charnay, Mathieu Fossey, Moritz Rugendas y William Bullock, entre otros.

Es de gran fama el diseño sueco contemporáneo, y de octubre próximo a enero de 2007 podremos apreciar lo más destacado en diversos objetos de uso cotidiano, como mobiliario, iluminación, moda y cerámica. Los italianos no se quedan atrás y van a tener su exposición de plata contemporánea con diseños, entre otros, de arquitectos afamados como Jean Nouvel, Richard Meier y Kazumasa Yamashita.

Al concluir la visita resulta muy agradable cruzarse a la Alameda, caminar bajo el frescor de la variada vegetación, que incluye jacarandas y magnolias en ebulliciente floración, encaminarse por la calle Madero para echarse un "taco de ojo" con el Palacio de los Azulejos, y justo enfrente con la exposición de esculturas de Rodin, que adorna el antiguo atrio de San Francisco, hasta llegar, unos pasos adelante, a la encantadora callecita de Filomeno Mata -continuación de Gante- hasta el número 18-G, donde se encuentra el Fussion Café, para disfrutar con las suculencias que prepara su dueño y cheff Ignacio Becerra y su menudita mujer, que es la reina de los postres. Su menú diario es maravilloso y súper económico, y la carta, que incluye tapas, empanadas, pastas, crepas y ensaladas lo traslada a una trattoria romana, de ésas que atiende la famiglia y cuya comida es incomparable. Para acompañar bien, pida una copa de vino italiano Lágrima de Cristo.

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