Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Opinión A LA MITAD DEL FORO

A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

Entre Berlusconi y los desatinos del señor Espino

Ampliar la imagen El dirigente del PAN, Manuel Espino, lanzó piedras contra el techo de vidrio de Monsiváis, Montemayor y otros FOTOJoséAntonioLópez

DIAS DE GUARDAR Y el inenarrable señor Espino enciende la hoguera de las vanidades para quemar en leña azul a Carlos Monsiváis, al "sabio Monsiváis", personaje de Chanoc y no de las memorias de Torquemada. El conducatore del PAN negó tres veces a Felipillo santo antes de que cantara el gallo que el candidato Calderón amenazaba desplumar con las últimas encuestas en favor del ensueño conservador de una gran coalición de centro-derecha para contener y detener la marcha triunfal del populismo encarnado en Andrés Manuel López Obrador.

SE ATRAVESO LA irracional ultraderecha, el tartajeo de un dirigente que confunde tiempos, lugares, hechos y actores. El señor Espino lanzó piedras contra el techo de vidrio de Monsiváis, de Carlos Montemayor y otros. Lo hizo para buscar salida falsa a sus censuras a Elena Poniatowska. (Una dama es una dama y ésta, para colmo, princesa polaca venida de París y declarada intelectual señera de la izquierda, desde el lumpen proletariado hasta el radical chic.) Pero el cohete le estalló entre las manos. Sin levantar la vara, el señor Espino lanzó el otro cohete.

ATERRIZO EN EL estado de Campeche un avión cargado de cocaína y unos funcionarios fueron indiciados por su participación en otro trasiego de drogas. Oportunidad dorada para lucir el cobre de la sinrazón que se refugia en la voluntad divina y rechaza al Estado laico. Lo de Hugo Chávez, confundir mensaje y mensajeros, encontrar coincidencias entre el coronel venezolano y el estratega de Nacajuca, había rendido buenos dividendos a la campaña mediática de Felipe Calderón. Analistas hubo que a las chachalacas y a ese ayuntamiento atribuyeron la pérdida de puntos porcentuales de López Obrador y el ascenso del panista michoacano. Pero Manuel Espino dijo ante cámaras y micrófonos que había aterrizado un avión cargado de cocaína procedente... "del gobierno de Venezuela". Y que estaba involucrado un funcionario del Gobierno del Distrito Federal. Y ni una aclaración, ni una señal de angustia ante la ultraderecha que comulga con ruedas de molino y arrastra consigo al candidato panista, quien se dice conservador, hombre del centro. A la manera del PP de Aznar, pero de centro. Así se siembra el desprestigio de las instituciones y se conduce el proceso electoral a un callejón sin salida. Las respuestas de los operadores de la campaña de López Obrador son de órdago. A tono con el tenor del señor Espino, así sean en otra escala musical y con letra igualitaria, laica, representativa y a favor de los pobres. Calderón y los suyos no aclaran, se dejan arrastrar al fango. Increíble, pero han dejado pasar la oportunidad de llegar al primer debate, ausente o no López Obrador, con todo a su favor.

PUDIERON PRESUMIR DE tolerancia, de haber acatado y obedecido las resoluciones de la Suprema Corte que le pusieron sordina a la incontinencia verbal del Macabeo abajeño. Que ordenaron a las oficinas de la Presidencia de la República retiraran del aire los incontables espots de la obra y milagros del señor Vicente Fox, porque resultaban burda propaganda en favor del candidato de su partido. El vocero, fiel a su espejo a diario, enturbió lo claro. Pero el dirigente del PAN, Manuel Espino, echó mano a la pistola alegórica del general franquista en cuanto creyó oír la palabra intelectual. Como el escorpión de la fábula, está en su naturaleza. Si todavía flota la rana es por las vejigas con las listas de candidatos a diputados y senadores que le arrojaron desde la otra orilla.

ATENCION, HASTA AQUI, como en la mayoría de lo escrito, dicho y murmurado en torno a la campaña presidencial, nadie incluye el nombre de Roberto Madrazo en la terna que pugna por alcanzar la mayoría de votos: unos por reflejos condicionados, otros por cábalas, por miedo a que se convierta en realidad la posibilidad de que gane el candidato del PRI.

HAN LOGRADO EL portento de la terna de dos. A tono con el lenguaje sexenal de las frases como: "Ambos cuatro". Pero en las encuestas del susto y en las apocalípticas predicciones que siguieron a la designación de candidatos a diputados federales y senadores de la República, Roberto Madrazo era y es el tercero en discordia. En una de esas encuestas, López Obrador conservaba el liderazgo, pero tres puntos arriba de Calderón y de Madrazo.

"EMPATE TECNICO", LA inasible definición flotaba en el ambiente. No importa el encuestador, sea cual fuere el método, los modernos arúspices se cubren con la ley de probabilidades y con el discreto velo de los X o Y puntos de "margen de error". En las urnas, en el recuento de votos, en elección directa como la nuestra no hay margen de error y no puede haber empate alguno. En el pasmo de la alternancia ineficaz y despistada, los navegantes de la transición vieron cómo el timón fijo enloquecía y dejaba la reforma del Estado a la deriva. La República misma, convocada a las reformas torales, fiscal, educativa, laboral, de salud y del sistema de justicia, era presa de parálisis ante falsos dilemas morales, ante la burda disyuntiva de encarcelar a los "peces gordos" del pasado, cambiar ese oro por las cuentas de vidrio de una reforma fiscal.

A PASO CANSINO dejaron para mejor ocasión lo que ya era impostergable ante el desmantelamiento de instituciones y la tozuda campaña para desprestigiar las establecidas con la reforma electoral. A los que hacían como que hacían política les dio por postular reformas a las reformas y dar por hechas las que requerirían, por lo menos, establecer su vigencia una vez transcurrido el periodo de gobierno en curso. Por ahí flota la idea de elecciones a dos vueltas para reducir el riesgo de ingobernabilidad, o el marasmo del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo trabados, trenzados, entrampados, inmovilizados por la falta de una mayoría relativa, digamos clara y suficiente para legislar lo que ha de ejecutar el gobierno. Claro que la segunda vuelta es solución viable, casi obligada en los sistemas plurales de partidos. Particularmente en los parlamentarios.

PERO PRIMER MINISTRO o presidente, el titular del Ejecutivo siempre tendrá que negociar, cabildear, convencer a diputados y senadores de votar en favor de sus iniciativas. Y no únicamente cuando el partido en el poder no alcanza la mayoría: siempre George W. Bush logró mayoría en el Senado y en la Casa de Representantes en las elecciones intermedias que siguieron a su patética victoria, manchada por la sospecha de fraude, confirmada por sentencia de la Suprema Corte, cuya intervención no obedeció a la norma ni al precedente establecido: si ningún candidato obtiene la mayoría de votos de los electores, el Congreso se reunirá y elegirá al presidente. Sus elecciones presidenciales no son directas; los ciudadanos votan para designar "electores"; ningún ciudadano americano tiene el derecho de elegir a su presidente, dijo uno de los ministros en respuesta a quienes acusaban a la Corte de privar a los ciudadanos de ese derecho. Bush tiene mayoría en ambas cámaras, pero tiene que negociar con los de su partido y con los demócratas.

EN ESO CONSISTE la democracia representativa y así se manifiesta la división de poderes. Decía Lyndon B. Johnson que la cualidad más importante de un buen político es saber contar. ¿Cuentas con los votos necesarios para aprobar tus iniciativas? Acá, seis años perdidos por no saber contar, por no negociar; parlamentar es hablar, debatir, discutir; llegar a un acuerdo parlamentario es lo propio de todo régimen democrático. Se les olvidó y ahora vagan por los corredores de San Lázaro ensayando la perorata que nunca pronunciarán para convencer a legisladores del porvenir de la urgencia, de la necesidad impostergable de reformar nuestro sistema electoral y establecer de inmediato la elección a dos vueltas. Esto es, si ninguno alcanza el 50 por ciento más uno de los votos emitidos, habrá segunda vuelta entre los dos primeros lugares.

EN EL PROCESO que concluirá con el recuento de votos depositados en las urnas el 2 de julio, no hay dos, hay cinco candidatos en las boletas electorales: Felipe Calderón, Roberto Madrazo, Andrés Manuel López Obrador, Patricia Mercado y Roberto Campa. No hay riesgo de intencionado olvido: el PRI contiende y, terca que es la realidad, Madrazo está parejo con Calderón y López Obrador. Hay riesgo de una votación en la que ninguno de los tres logre ya no digamos mayoría, sino una ventaja clara, indiscutible. Hay riesgo de que junto al miedo al poder mediático espectacular topemos con un imitador de Berlusconi que no reconozca los resultados.

EN REÑIDAS ELECCIONES Romano Prodi derrotó al cavaglieri de Milán por unos cuantos votos: Berlusconi denuncia fraude y amenaza con paralizar el gobierno. La coalición encabezada por Berlusconi y su Forza Italia perdió ambas cámaras del Parlamento. Impugnó 82 mil 500 sufragios, pero el Ministerio del Interior redujo las impugnaciones de 43 mil 28 a 2 mil 131 en la Cámara de Diputados. Y a 3 mil 135 en el Senado. Pero Berlusconi no concede: "¡Resistiremos!" Y propone una "gran coalición" como la de Angela Merkel en Alemania: Italia, asegura, está al borde de la parálisis, "jaque continuo, situación en la que, con base en el voto popular no hay ganadores ni perdedores". Va de nuevo. Ese es nuestro riesgo: que uno de la terna de dos declare punto muerto: se acata, pero no se cumple.

AL OTRO LADO del espejo está el supremo poder conservador, de la Profesa a la Patronal. Espino el lego y Sandoval el del capelo cardenalicio condenando herejes, anotando en el índice a rojos remisos y compañeros de viaje. La vuelta a ese pasado hay que temer y no al del siglo en el que nada sucedió, según el que ofreció hacer una revolución como la cristera. Ah, la dicha de un supremo gobierno conciente de su obligación de atender a los intereses de los dueños del dinero. Oligarquía tenemos. Y plutócratas.

DIAS DE GUARDAR. Para meditar, Para recordar que la ética de mercaderes impera en el ancho mundo de la globalidad y los millones de pobres que se multiplican entre nosotros. Después del calvario, empieza la campaña de veras, en 300 distritos electorales y en 32 estados de la República. Cada uno de los partidos grandes designó sus candidatos a diputados y senadores. Cada uno a su estilo. Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera.

 
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