Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Espectáculos ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Videograbar la magia

MAS QUE EL tamaño de los toros o la aproximación de los toreros a éstos; por encima de los bandazos de adinerados metidos a promotores; aparte de las campañas antitaurinas de protectores de mascotas, e inclusive, al margen de una afición desengañada del espectáculo que dice admirar, lo que a la fiesta brava de México le ha faltado en los tiempos recientes es misterio, sentido de trascendencia, expresión que enaltezca a protagonistas y a quienes miran.

DE AHI LA obligación cultural y taurina de rescatar en video aquellas manifestaciones del arte de la lidia que por su calidad e intensidad se vuelven referencia y modelo, muestra maravillosa de la magia tauromáquica, de esa tauromagia que es manifestación esencial de veneración táurica, de creatividad y encanto, de un ser y un hacer propios y universales a la vez.

VAMOS, LO MAS opuesto a la sucesión de engañifas que nos asfixian -en la plaza y en el mundo- por la falta de grandeza de quienes han secuestrado el espíritu, en esa apuesta demencial por la vulgaridad y la ordinariez.

TODO LO ANTERIOR para sugerir respetuosamente al Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino, que con tanto entusiasmo dirige el ganadero Javier Yturbe, la edición esmerada de un video que conserve las imágenes maravillosas del histórico festival taurino en homenaje a Jorge, El Ranchero, Aguilar, celebrado el sábado 8 de abril, en el 25 aniversario "de su nacimiento a la inmortalidad". Sería no sólo invaluable documento visual, sino fina muestra de la rica tradición torera y ganadera de ese estado, aún a la espera de una valoración cultural y turística a la altura de su belleza y patrimonio.

ESCENAS QUE REFLEJEN y dejen para la posteridad la sucesión de fugaces milagros de ese luminoso mediodía, que, además de honrar la memoria de un torero, volvieron a dar sentido a tantos siglos de tlaxcalidad taurina. Así, poder ver y admirar la afición intacta de Gabino Aguilar, quien con un peligroso novillo de su ganadería, El Batán, dio cátedra de sitio, entrega y mando en dramáticos derechazos, como si a los 65 años tuviera 20.

O LA SENTIDA y completa faena del matador Raúl Ponce de León, recordando a su maestro y recordándose a sí mismo en sus tardes de gloria con verónicas hondas, vizcaínas quietas y el sabor de una muleta privilegiada de prolongado trazo en series por ambos lados, con el mismo poder de encantamiento de hace tres décadas.

O LA FINISIMA propuesta de Mario del Olmo, con un capote melodioso, un brindis emocionado a sus alternantes y a Gabriel, hijo de El Ranchero, y un trasteo reposado y exquisito, de perfección extraordinaria, que dio vigencia al arte de acariciar como condición para torear.

O EL DESPLIEGUE luminoso de la personalidad de Jerónimo -verónicas, recortes, tafalleras y chicuelinas-, su brindis al cielo y su homenaje al suelo, a la tierra de sus ancestros y al arte del toreo, con una belleza que casi no se podía soportar. Estas tres joyas de la lidia con nobles y repetidores novillos de Reyes Huerta. El costo de producción de este video sería mínimo, y máxima la proyección del espíritu taurino de Tlaxcala.

 
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