Usted está aquí: domingo 16 de abril de 2006 Espectáculos Duelo y devoción en calles zacatecanas durante la Procesión del Silencio

Marcharon los fieles con túnicas oscuras y capirotes, muestras de luto e introspección

Duelo y devoción en calles zacatecanas durante la Procesión del Silencio

Decenas de cofradías se unieron en la solemnidad para recordar la muerte de Cristo

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Ampliar la imagen Las cofrad�as se congregaron en las calles de Zacatecas para continuar con la tradici�n que data de la segunda mitad del siglo XVI. Aspecto de la procesi�n, el viernes pasado FOTO Daisy Garay

Zacatecas, Zac., sabado de 15 de abril. Con paso marcial, el pasado viernes se realizó la Procesión del Silencio, establecida en Zacatecas en la segunda mitad del siglo XVI, cuando era llamada Procesión del Santo Entierro. Jesús ha muerto crucificado y la Iglesia y sus fieles están de luto. Comenzó en el templo de San Francisco y desembocó en la Plaza de Armas, donde miles de dolientes presenciaron con respeto el paso de las efigies del Cristo torturado o en brazos de su madre.

La avenida Hidalgo, la principal del centro de la ciudad, estuvo llena en sus dos aceras, y quienes necesitaban pasar al otro lado tuvieron que dar grandes rodeos. Es periodo vacacional y hay algarabía, pero cuando se escucharon los tambores que anunciaban que la procesión se acercaba el silencio cundió.

Hace 15 años dos procesiones de Viernes Santo partían de lugares distintos: una del templo de Nuestro Padre Jesús y la otra del templo de San Juan de Dios. En 1989 se unificaron y se cambiaron algunos aspectos, pero no el sentido religioso ni la vestimenta. La intención sigue: realizar una marcha doliente con el cuerpo de Cristo y acompañar en su dolor a su madre, la Virgen María.

Tradición franciscana

Desfilaban los nazarenos con túnicas oscuras o moradas y con capirotes. La túnica evoca la época de Cristo y el capirote los verdugos de la Europa medieval, reflejo de que todos los pecadores han sido culpables de la muerte del Redentor. El cucurucho representa la introspección de los participantes en la procesión. Mantiene el anonimato.

Pasaban los Cristos sangrantes. En una escena, un romano daba latigazos a Jesús.

Se trata de una de las manifestaciones populares más arraigadas en Zacatecas, la cual fue instituida por los franciscanos. La procesión lleva el nombre de Santo Entierro, porque así se llama la cofradía que la organiza cada año. Es solemne. Cada parroquia lleva en andas una imagen que se venera en los templos respectivos. Los fieles llevan cirios y flores.

Al frente iban niños vestidos con túnicas blancas que semejan ángeles y querubines.

En los balcones se asoman quienes reservaron un lugar privilegiado para ver la manifestación popular. Los vendedores interrumpían su labor por momentos para ver el cruce de los dolientes. Los llamados costaleros llevaban en hombros las pesadas andas de madera, donde portaban históricas y muy veneradas imágenes que a su paso ilustraban a los espectadores sobre la Pasión y muerte de Cristo. Al final, cerró la procesión la conmovedora imagen de la Virgen de la Soledad.

Pasaban las cruces y estandartes de las cofradías de Monaguillos, integrada por niños; la de Macarenitas y Nazarenitos, quienes en su mayoría son hijos de cofrades, y abrían paso a la Virgen, y de la Oración del Huerto, de túnica roja y capucha morada, con una sección de mujeres vestidas de negro.

La Cofradía del Divino Preso, que tiene su sede en la parroquia de Fátima; del Señor de la Columna, quienes llevaban a Cristo atado; de la Flagelación, de la parroquia del Perpetuo Socorro, la cual se ubica en la colonia Pánfilo Natera; de Verónica, formada por señoritas vestidas a la usanza hebrea; del Santo Encuentro, que vestían túnica azul marino y capirote blanco, y del Señor Peregrino, donde destacaba la sección de mujeres vestidas de negro.

La Cofradía de la Piedad, que llevaba la imagen de Cristo descendiendo de la cruz; del Santo Entierro, portando al Cristo del Sepulcro; de Nuestra Señora de la Soledad, la cual llevaba un palio que cubría el cielo.

Al 10 para las 11 de la noche llegó la procesión a la Plaza de Armas. A esa hora, Jesús, el Cristo, está en el limbo. Resucitará hoy, domingo, como cada año, para mantener la fe en la vida eterna.

Ante esos escuadrones de fe, el obispo de Zacatecas, Fernando Chávez, desde el escenario donde se han presentado varios artistas en el 20 Festival Cultural Zacatecas 2006, dirigió un mensaje. "Vivimos los días de la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. Quiero felicitar a todos por el empeño para organizar esta procesión.

"El camino de Jesús todos lo tendremos que recorrer para conseguir la vida eterna."

Un beneficio extra para los participantes en la manifestación religiosa consistió en que el obispo Chávez les concedió la indulgencia plenaria, que es una concesión muy especial de la Iglesia. Pero hoy, Jesús resucitará. Saldrá del limbo.

 
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