Usted está aquí: martes 11 de abril de 2006 Cultura Stevenson, Dumas y Dostoievski inmortalizaron la crueldad

Exploran la veta en Doctor Jekyll y Mr. Hyde, El conde de Montecristo y Crimen y castigo

Stevenson, Dumas y Dostoievski inmortalizaron la crueldad

En días de guardar se pueden leer esas obras o asistir al estreno del montaje Poe y Baudelaire

ANA MONICA RODRIGUEZ

Ampliar la imagen Francisco José de Goya y Lucientes en la obra El dos de mayo de 1808 en Madrid o La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol (1814), presenta a los madrileños con ojos desorbitados por la rabia, la ira y la indignación, que acuchillan con sus armas blancas a jinetes y caballos, mientras los franceses rechazan el ataque e intentan huir

El apacible Doctor Jekyll se transforma en el colérico Mr. Hyde. Un ilusionado Edmundo Dantés se convierte en el vengativo Conde de Montecristo. Y el joven Raskolnikov asesina a una usurera, cobijado en un ambiguo e inentendible perfil sicológico.

Robert Louis Stevenson, Alejandro Dumas y Fedor Dostoievski inmortalizaron así en la literatura al sexto pecado capital, la ira, veta en la que coincidieron los tres célebres escritores para re-crear en sus obras Dr. Jekyll y Mr. Hyde, El conde de Montecristo y Crimen y castigo, de manera respectiva, las acciones humanas bajo diversas circunstancias.

Appetitus inordinatus vindictae, es decir, un ''apetito desordenado de venganza. Que se excita -continúa la definición latina- en nosotros por alguna ofensa real o supuesta. Para que la ira sea pecado, se requiere que el apetito de venganza sea desordenado, es decir, contrario a la razón''.

Hay también pecado en la aplicación de la venganza, aunque esta sea legítima, cuando uno se deja dominar por movimientos inmoderados de la pasión. La ira se convierte en pecado gravísimo porque vulnera la caridad y la justicia. De este pecado se desprenden: el maquiavelismo, el clamor, la indignación, la contumelia, la blasfemia y la riña.

Mutación en vindicta

Injusticia, como el encarcelamiento de Edmundo Dantés, quien mediante una conjura es preso en el lúgubre castillo de If, donde padece el aislamiento y, de ser un ingenuo marinero, se convierte en un hombre culto bajo la guía y cobijo del abate Faria, su mentor y protector hasta el momento de su muerte.

La ira se muta en venganza y convierte a Dantés en el Conde de Montecristo, individuo mundano, adinerado y dispuesto a someter a todos aquellos que se confabularon en su contra.

La novela, concluida en 1844, versa sobre la aventura de Dantés después de la ira en torno de la búsqueda de justicia, amor, venganza, compasión y perdón.

''La ira se convierte en pecado gravísimo cuando nuestro instinto de destrucción sobrepasa toda moderación racional y, desbordando todo límite dictado por una justa sentencia, se desea sólo la inexistencia del prójimo" y llega a la memoria la obra magistral de Dostoievski, cuando Raskolnikov, protagonista de Crimen y castigo, exhibe una extraña personalidad.

Su ira contra el entorno social se manifiesta en el homicidio de la avara y cruel prestamista.

Introvertido, antisocial y extravagante, el personaje planea el asesinato de la usurera, pero comete graves errores.

Repugnancia y maldad

Quizá donde la ira halla el mejor ejemplo es en la transformación del prestigiado Doctor Henry Jekyll en el aborrecible Mr. Hyde.

La búsqueda del Doctor Jekyll en separar las dos naturalezas del hombre mediante la ciencia, le permite crear una porción que separa el bien y el mal.

De su oscura doble personalidad emerge un semihombre con características que, según Stevenson, rayan en la repugnancia, la maldad y la ira que posee Mr. Hyde contra todo lo que le rodea.

La pócima para transformarse, por cierto, surge debido a un error en las sustancias de las cuales se provee sin saberlo Jekyll. Tras innumerables cambios de personalidad, el apacible doctor sucumbe ante su lado negativo. El investigador sabe que no existe una cura que revierta los efectos y se suicida antes de que Hyde adopte completamente su personalidad.

Al margen de esos escritores, los accesos de ira también se ocultan detrás de una supuesta víctima, que no lo es ni lo será, pues sus objetivos están delimitados en demérito o no de sus valores.

La más sensible e inofensiva persona, se ejemplifica en la literatura clásica, deviene poderoso destructor si no controla los accesos a los que conlleva el sexto pecado capital, que ''es el sentido emocional de desagrado y, generalmente, antagónico, suscitado por un daño real o aparente. La ira puede llegar a ser pasional cuando las emociones se excitan fuertemente".

Para abundar sobre el sexto pecado capital sugerimos leer o releer Crimen y castigo, Editorial Epoca, cuesta 77 pesos; El conde de Montecristo, Editorial Porrúa, 120 pesos y Dr. Jekyll y Mr. Hyde, del sello Tique, cuesta 37 pesos.

Asimismo, acudir al estreno de la obra Poe y Baudelaire o los limbos del mal, de Miguel Angel de Bernardi, a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa).

 
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