Usted está aquí: domingo 9 de abril de 2006 Opinión LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

¿Conoce su Cámara?

SE ACERCA EL final de mi vida (breve) en San Lázaro. Es hora de hacer una tregua a mi crónica de guerra (electoral) para hacer memoria de lo que he vivido en San Lázaro. Déjenme empezar por describir el aparatoso y complicado espacio donde vivimos quienes integramos la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

EL PALACIO ACTUAL fue construido en la época de la abundancia petrolera, con una discreta combinación de búnker autoritario-burocrático y fuerte influencia de aztequismo tardío. Pertenece a un estilo en que la legitimidad se intentaba acreditar con el costo de los edificios. Está en continua reparación. Da la sensación de que es algo inacabado. Como aquellas obras planeadas por un megalómano y que quedaran medio truncas por falta de dinero. El edificio tiene cuatro alas de cinco pisos cada una, subterráneos y sótanos, amplios jardines y estacionamientos. Es grande porque se creó para servir al Congreso completo, pero los senadores, celosos por aquello de los "contrapesos", prefirieron quedarse en Xicoténcatl mientras les construían un palacio a la altura sublime que ellos mismos se atribuyen.

POR DENTRO, LA Cámara es un laberinto. No bastan cursos propedéuticos ni tres años de recorrerlo para entender sus claves. La portada es magnificente e impenetrable. Hay una escalera monumental con ciertas reminiscencias de las pirámides de Teotihuacán. Después un portal que combina los colores nacionales, símbolos y representaciones de nuestras raíces. Pero no se puede ingresar por el frente. Las puertas de cristal siempre están cerradas y unos guaruras elegantes, vestidos de negro, con corbata y "chícharo" en la oreja, vigilan para que nadie entre por ahí, con excepción del Presidente el día del Informe y los chiquillos de secundaria que van de visita "para conocer y reverenciar nuestras instituciones".

DIPUTADOS Y VISITANTES entran por los sótanos, pero no siempre estos últimos. Hay la sospecha que cualquiera de ellos es capaz de llevar una carga de TNT para volar el edificio. Una aduana rigurosa evita ese Apocalipsis.

POR ARRAIGADA COSTUMBRE de mexicanidad, multitudes variables de manifestantes ponen en estado de sitio a la Cámara en los periodos legislativos. Como el frente está bloqueado, lo hacen por los lados y por abajo, es decir, por donde ingresan los diputados. Los manifestantes levantan campamentos, resisten sol y lluvia días y noches enteras, e inclusive se desnudan para protestar por los más diversos motivos. Nunca he entendido qué quieren darnos a entender cuando se quitan la ropa.

AHORA ACOMPAÑENME AL corazón del complejo: el salón de sesiones tiene dimensiones imperiales, el candil más grande del mundo y una tribuna que mezcla los estilos románticos y neoclásicos del siglo XIX, con un-no-sé-qué de viejo PRI con banderas gigantescas, alas y velas de la patria henchida. El pódium fue concebido para rendir culto al poder del presidente-tlatoani. El sólo iba un día al año a la Cámara para rendir su informe. En realidad era un rito de autoexaltación coreado por diputados e invitados.

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