Usted está aquí: viernes 7 de abril de 2006 Mundo Antiguos aliados formarán un gobierno de coalición en Ucrania

Paradoja: el partido ganador continuará en la oposición

Antiguos aliados formarán un gobierno de coalición en Ucrania

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 6 de abril. Al término de semana y media de intensa negociación entre posibles participantes, el presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, decidió que va a formar gobierno una coalición naranja, una suerte de matrimonio por conveniencia de antiguos aliados que se distanciaron tras llegar al poder a finales de 2004.

Se hizo público el acuerdo para sumar los 129 escaños del Bloque, de Yulia Timoshenko; los 81 de Nuestra Ucrania, de Yushenko, y los 33 del Partido Socialista, de Aleksandr Moroz. Esta coalición tiene 243 del total de 450 escaños, 17 más de la mayoría absoluta en la nueva Rada Suprema.

El Partido de las Regiones, de Viktor Yanukovich, cuya política se identifica con Rusia, a pesar de haber sido el más votado en las legislativas del pasado 26 de marzo, se convierte así en primera fuerza de oposición, con 186 diputados, seguido del Partido Comunista, con 21.

Las elecciones parlamentarias dejaron como saldo cuatro paradojas: la primera es que el ganador no va a formar gobierno, al carecer de la mayoría absoluta en el Parlamento, requisito que fija la reforma del sistema político, concebida para acotar las facultades presidenciales por el grupo de Yanukovich, el afectado.

La segunda paradoja es que el gran perdedor de los comicios, el presidente Yushenko -su partido fue relegado al tercer lugar- acabó por tener en su manos la llave para integrar la coalición, ya que su bancada podía inclinar la balanza hacia el lado de Yanukovich o el de Timoshenko, descartada por definición una alianza entre éstos.

La tercera consiste en que Timoshenko, cuyo partido quedó en segundo lugar pero con 10 por ciento menos votos que el ganador, tiene muchas probabilidades de volver a ocupar el cargo de primera ministra, con el respaldo obligado del entorno presidencial que la destituyó en septiembre pasado.

Y la última paradoja es que Timoshenko podrá tal vez formar gobierno, pero su margen de acción será limitado por Yushenko y Yanukovich. Aunque no se dieron las condiciones para sellar una alianza entre ellos, en las votaciones puntuales los diputados de sus bancadas pueden ser decisivos para bloquear cualquier decisión, más aún que detrás de Yushenko y Yanukovich se aprecia la sombra de poderosos magnates, dueños de sectores clave de la economía de Ucrania.

La reforma política otorga un mes para concretar la coalición en la Rada Suprema, contado a partir de la sesión inaugural, y otro mes para formar gobierno.

Tal vez no será necesario agotar esos plazos, pero antes de nombrar primer ministro y repartirse las carteras, los miembros de la coalición naranja tendrán que ponerse de acuerdo en las líneas rectoras de la política gubernamental, tanto interna como exterior, lo cual anticipa un nuevo estira y afloja en torno a los intereses corporativos que están en juego.

 
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