Usted está aquí: jueves 6 de abril de 2006 Opinión Salvador Elizondo

Elena Poniatowska/ II

Salvador Elizondo

Ampliar la imagen El escritor Salvador Elizondo, en 1999 Foto: Pía Elizondo

A Salvador Elizondo lo entrevisté de nuevo para el periódico El Día, el 12 de noviembre de 1963. Además de haber filmado dos películas: Las momias de Guanajuato y Apocalipsis 1960 había obtenido la beca de ''novela" para 1963, que concede el Centro Mexicano de Escritores.

Asimismo, fundó la revista SNOB, patrocinada por Gustavo Alatriste, que irritó a las mayoría de las personas que la leyeron. Salvador Elizondo, uno de los miembros más llamativos del grupo Nuevo Cine, es además socio-fundador de la Cinemateca Mexicana y nos habla exclusivamente del cine nacional.

-¿Cuáles son las mejores películas del cine mexicano?

--Creo que hay 10 excepcionales: Vámonos con Pancho Villa, de Fernando de Fuentes, hecha en 1935 y tiene un carácter épico que no se ha conseguido en otras películas de temas revolucionarios. El misterio del rostro pálido y Los dos monjes, de Juan Bustillo Oro.

''Los dos monjes causó sensación en París en 1935. Cada loco con su tema, comedia también de Bustillo Oro, son películas que yo califico de 'expresionistas'. Otra película que me llama mucho la atención es La mancha de sangre, de Fito Best Maugard. Muy poca gente la ha visto y algunos críticos sólo la conocen fragmentariamente, pero a mí me interesa porque es la primera película mexicana que plantea problemas de erotismo. ¡En París hay ahora una verdadera locura por hacer la exégesis del erotismo en la cinematografía! De Emilio Fernández, las películas que me gustan no son las de ambiente revolucionario, sino La red, que es uno de los grandes filmes del cine mexicano, justamente por su preocupación de carácter erótico. Creo que el erotismo es uno de los intereses capitales de nuestra época y debería tomarse en cuenta.''

-¿Por qué?

-Yo dije una vez en una mesa redonda, en el Instituto Francés de América Latina, que me parecía más inmoral una película como Con quién andan nuestras hijas, con Marta Mijares, que cualquier escena del más pornográfico cine francés. Me parece que se atenta más a la moral presentando los problemas de una manera falsa que diciendo la verdad. Creo que precisamente por eso es inmoral, por falso. El número de las malas películas mexicanas es casi infinito, pero las que más llaman la atención por malas son las que tratan de defender principios como el hogar, la santidad del matrimonio, etcétera, porque las películas mexicanas que defienden postulados de orden moral lo hacen siempre muy mal.

-Pero alguna vez las películas mexicanas no fueron tan malas. Siempre he oído hablar de la buena época del cine mexicano, la del Indio Fernández y Gabriel Figueroa, la de Dolores del Río, María Félix y Columba Domínguez.

-Esa época coincidió con la guerra, cuando los mercados americanos estaban más o menos abiertos. Como los europeos no hacían películas, las mexicanas tenían mucho éxito. Y además eran películas bastante buenas. Internado para señoritas, comedia de Gilberto Martínez Solares, con Emilio Tuero y Mapy Cortés, fue tan buena que los estadunidenses al verla desistieron de hacerla, ya que no podrían superarla. Doña Bárbara, con todo y que vista ahora puede tener muchos defectos, era bastante buena, y Los olvidados ha sido una de las más grandes películas que se han hecho en México, un hito en la carrera de Luis Buñuel y de Gabriel Figueroa. Afortunadamente junto al éxito artístico, se consiguió el éxito económico.

A propósito del cine mexicano de los años 50 y 60, Salvador Elizondo, entonces director cinematográfico, me explicó:

-Todas las cosas degeneran naturalmente, y el cine mexicano ha degenerado. No se le puede pedir la misma calidad ahora que hace 20 años, porque así como el equipo con que se hacen las películas se deteriora y tiene que renovarse periódicamente, así también el equipo humano, mejor dicho el equipo cerebral. En el cine mexicano no hay cerebros que funcionen. Por eso prevalece el clima de derrota. El director -antes argumentista de Luis Buñuel- Luis Alcoriza entró al cine mexicano gritando: ''¡Háganse todo que aquí voy yo que soy el único que puede dirigir y concebir buenas películas!" ¿Y qué le pasó? ¿Se hundió al igual que los demás? Yo creo en las buenas intenciones de Luis Alcoriza, pero el hecho de que surja un director con mucho talento como creo que lo tiene Alcoriza, no quiere decir que pueda actuar libremente en el cine, sobre todo porque todas las maravillas cinematográficas, tanto desde el punto de vista del sindicato como del de la producción, están tan viciadas que ya no admiten ni siquiera la posibilidad de que alguien actúe de una manera más o menos autónoma. No se puede plantear en México una película de la Nueva Ola francesa o las de orden experimental, como las de Alain Resnais, porque es como hablarles a los productores y a los trabajadores en un idioma que nunca han escuchado en su vida.

-Si a alguno de ustedes del grupo Nuevo Cine, Alberto Isaac, Jomi García Ascot o el crítico Emilio García Riera los dejaran filmar, pero no les dieran la libertad para decir lo que quieren e inclusive los técnicos y trabajadores no entendieran lo que se les pide, ¿cómo lograrían filmar?

-Los técnicos que contribuyen a la hechura de una película: productor, director, argumentista, maquillistas tienen que entender el nuevo lenguaje que se habla en el cine de todo el mundo. Ese lenguaje nunca se ha podido hablar en México. Otros de los dos factores necesarios para hacer una película son la libertad y el dinero. Si yo pudiera hacer una película haría algo muy cercano a la producción europea actual, no sé si por cuestiones de cultura o tal vez de pedantería, pero tengo que admitir que me siento más ligado a Europa en mis concepciones y formulaciones estéticas que a México. Hice ya la película Apocalipsis 1900, en la que pretendí crear un lenguaje cinematográfico inusitado. Se trata de un documental ilustrando un hipotético fin del mundo, mediante grabados en acero tomados de revistas científicas de principios del siglo XX. No hay un tema coherente. Mi idea fue tratar de crear un clima; una quietud mediante estas formas gráficas. Karl Zeeman, el famoso checoslovaco, ha hecho películas mediante grabados, como La invención destructiva y El barón de la castaña. Creo yo que desde el punto de vista gráfico mi película es lo mismo, sólo que no se inspira en grabados, sino que está hecha con innumerables grabados con los que trato de construir una pequeña historia.

-¿Cree que la fundación de la Cinemateca de Salvador Moreno Toscano, cuya idea fue de su hermana Carmen T. de Moreno Sánchez pueda forjar a jóvenes cineastas?

-Creo que la cinemateca puede ser capital de la industria cinematográfica en México. Desgraciadamente es una idea cuyos rendimientos no se verán sino a largo plazo, ya que una cinemateca es, para los efectos del cine, lo mismo que una universidad. Hasta que los alumnos no hayan adquirido una cultura necesaria, hasta que no haya pasado por todas las películas que integran una cinemateca no empezará a rendir frutos. No debe esperarse que la cinematografía produzca cineastas de inmediato. Pero lo que sí puede producir la cinemateca, y esto es tan importante como para un cineasta, es un público capaz de apreciar la obra de los cineastas que por circunstancias -muchas veces ajenas a nuestra propia voluntad- hemos pasado por otras cinematecas y estudiado en otros países y, por consiguiente, ya tenemos una cultura cinematográfica.

 
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